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Montero Valdueza, porte de marqués

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Crear una raza de perro que se adapte a lo que se quiera de él es el empeño de muchas personas y ha dado lugar a la gran diversidad de razas caninas existentes. En el siglo pasado, Alfonso Álvarez de Toledo, marqués de Valdueza, trabajó por crear una nueva partiendo del podenco andaluz y del mastín extremeño-leonés para conseguir un perro perfecto para las rehalas de montería de las sierras interiores de la Meseta. Tras más de 70 años nació la raza montero Valdueza, que lleva el apellido del aristócrata, que junto a su hijo dedicaron gran parte de su vida a conseguir un perro que está a las puertas de ser reconocido como Raza Española por la RSCE.

Por Miguel PELE

Los dos perros por antonomasia en las monterías de Castilla-La Mancha, bien por su ligereza o bien por su fortaleza, eran el podenco y el mastín, pero faltaba uno que aunase ambas condiciones. Alfonso Álvarez de Toledo, marqués de Valdueza, propuso el cruce de los dos buscando las cualidades de cada uno: la fortaleza y la dureza del mastín y la ligereza y la alegría del podenco.
En declaraciones a LADRIDOS su hijo, Alonso Álvarez de Toledo y Urquijo, marqués de Valdueza, señala que “la idea surgió para unificar en un perro las cualidades del mastín extremeño-leones y del podenco andaluz, que eran los que normalmente se usaban para la montería en las sierras interiores de la Meseta Sur, aparte de distintos cruces, no había ninguna uniformidad en las rehalas”. Según el marqués, “se cogía el perro que aparecía por el pueblo y parecía que podía servir, el perro de las cabras que podía tener afición a la caza”. Como esto no era suficiente, se pensó en el cruce para lograr una nueva raza. “Se inició el proceso en los años 40 del siglo pasado y durante más de 70 años se ha ido trabajando en mejorar las características morfológicas igualando la capa, todos blancos, homogéneos, y hace unos cuatro años aproximadamente, cuando se consideró que ya estaba el tipo totalmente estable, me puse en contacto con los expertos en la materia y ya se consideró la calificación de grupo étnico por parte de la Real Sociedad Canina”, matiza.
Ahora “nos encontramos en la fase selectiva final, probablemente para fin de año ya pueda pasar a ser considerada raza pura española. Y serán catalogadas varias rehalas que tienen como perro nuestro montero Valdueza”, indica el marqués.
De este montero Valdueza destacan sus cualidades del podenco y del mastín, tan alegre y ágil como el primero y con la dureza y energía del segundo para enfrentarse a un jabalí. Para la familia Álvarez de Todelo es un orgullo poder concluir el reconocimiento de una nueva raza, “Es un orgullo y una alegría por haber culminado una labor que inició mi padre y además porque creo que algo tan propio como es la montería española, sin tener una raza de perro definida para la montería, estaba un poco coja. Si esto fuese en Inglaterra, en Francia o en Alemania seguro que ya hace años que tenían una raza específica para montería”.
Con respecto a la cría ilegal y los posibles cruces entre particulares opina que es “una pena, cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero espero que eso poco a poco se vaya corrigiendo. Y sí que es cierto que ya hay varios rehaleros que tienen nuestro perro, que lo tienen en pureza y que están encantados de que sea considerada raza pura”.
En la actualidad, cuentan con un grupo de unos 70 ejemplares adultos, más las correspondientes crías que van renovando las bajas bien por la edad o bien por heridas producidas en la montería.
Este trabajo ha sido realizado con más de 300 ejemplares, con una estupenda homogeneidad, descendientes directos de una estirpe seleccionada durante más de sesenta años, tanto anatómica como funcionalmente, por los marqueses de Valdueza. Esta selección ha llevado a la Real Sociedad Canina de España a considerarlo “Grupo étnico” en 2014. paso previo al reconocimiento como Raza Española.
Según la RSCE “para convertir un Grupo Étnico en Raza moderna hace falta un trabajo específico de selección por parte de los criadores, de una forma consensuada en torno a un proyecto común, con unos individuos registrados de generación en generación y conseguir un nivel notable de homogeneización y estabilidad en los individuos reconocidos, tanto en su fenotipo como en su genotipo durante al menos tres generaciones.

MORFOLOGÍA DE LA RAZA

Se trata de un perro grande, de porte elegante y apariencia fuerte (de 67 a 75 cm en los machos, de 66 a 72 en las hembras), con capa de pelo densa y áspera, de entre 3 y 8 cm, generalmente de color blanco o encerado, a veces con manchas color arena pálido en la cabeza, en la que suele ser más corto. Su movimiento es potente y de trote eficaz, apto para el trabajo que debe realizar en sierras pedregosas de los sistemas montañosos de la Meseta Sur. Es un animal obediente, dócil y sociable, tanto con humanos como con el resto de componentes de la rehala con los que convive y comparte el trabajo de la montería. Está provisto de unas formidables extremidades, que le permiten dar zancadas largas cubriendo bastante terreno en cada una de ellas. Están provistos de una mandíbula ancha y dientes bien alineados. Generalmente, se les suelen recortar las orejas y la cola, dejándolas de tamaño medio para evitar lesiones en el trabajo para el que han sido genéticamente creados (especialmente cuando se enfrentán a los temibles colmillos de los jabalíes).

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