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Empathia, santuario de perros ancianos

Empatia

Un sueño de vida, un carácter atrevido, una ruptura con el pasado, toneladas de ilusión, una masía que se cruza en su camino, perros que suplican por un rayo de luz… esto es Empathia, un proyecto único en España que proporciona un final feliz y en familia a aquellos cánidos que han llevado una vida llena de dolor y amargura. Y amargura es lo que ahora siente el corazón de Monste Bou, su promotora, al ver que su proyecto corre peligro por problemas logísticos con el dueño de la masía, donde ahora vive con sus 14 perros adoptados, ancianos o enfermos, cada cual con pasado más horrible.

Por Emer IGLESIAS

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Bou habita en una masía en la provincia de Tarragona en régimen de alquiler con un pacto de larga duración. Su proyecto está pensado para llegar a albergar hasta 50 perros, todos ellos viviendo en familia en el interior de la casa con ella.  

“Ahora tengo 14 perros, el proyecto ahora está parado. El objetivo era llegar a 50 canes. Es una masía muy grande y los perros viven conmigo. Hay un cercado, entran, salen, corretean, pero viven en la casa. Esto es lo más interesante y lo diferente de cualquier otro proyecto. Para mí es un placer; unos viven en la sala, otros en el pórtico, tienen sus propios rincones”, relata Montse a LADRIDOS.

El proyecto Empathia contempla hacer como una especie de apartamentos con container de barcos o con paja de tal forma que en cada uno de ellos podían instalarse unos nueve o diez perros con un voluntario, y vivir así en familia. “La idea es hacer como apartamentos en la finca para que cada uno tuviese su espacio en la casa, como en grupos de convivencia de nueve o diez perros con un voluntario que también puede hospedarse en la finca. De esta forma podíamos llegar hasta los 50. Pero el propietario quiere vender, cambió de idea de repente. Ha sido un golpe horrible. Es su familia que le obliga a vender”. Se lamenta Montse a LADRIDOS.

Por el momento Bou sigue en la masía con sus 14 perros adoptados, todos con una historia terrible. Los hay ancianitos que nunca habían conseguido vivir bajo el hogar de una familia; otros están enfermos o con discapacidades, lo que les hace muy vulnerables. Aquí encuentran la tranquilidad y descubren lo que es vivir feliz aunque les queden pocos días. 

“En cuanto llegan aquí rejuvenecen, y son felices. Era como un sueño que está siendo realidad. Empecé con cuatro que tenía conmigo, luego adopté a un anciano, otros son de acogida que se han quedado. Se murieron tres de mayores. Siempre cojo a los más extremos, suelen venir de protectoras y todos los días me llegan noticias de alguno  pero tengo que decir que está todo parado con los 14 que tengo y es una pena horrible”.

La promotora de este santuario para perros en sus últimos días, lo primero que hizo fue preparar la masía para poder habitar: “Yo he invertido aquí. Era arquitecta y dejé mi profesión para realizar este proyecto. Aquí no se podía vivir en invierno, y ahora para los perros está adaptado. Lo último que he puesto en marcha es la reforma de un garaje. Iba a ser el primer apartamento. Pero ha quedado todo parado. Me quedé con los 14 perros como máximo y es una putada, la verdad. Lo bueno es que vayan entrando perros, día sí y día no”.

Para salir de este callejón sin salida en el que se encuentra Monste está buscando finca. Para ello anda en contacto con ayuntamientos y ha conseguido que el Consell Comarcal se implique y sea este organismo el que esté contactando con los municipios. “Estamos buscando para ampliar y crecer, porque si no el proyecto se queda muy corto”. 

Los perros con los que convive en el santuario son adoptados y mayores, excepto dos jóvenes. “Uno es ciego y sordo y necesita una guía, por eso traje a una jovencita que es una terremoto... Todos han venido de protectoras, son muy mayores, y con problemas. Por ejemplo un mastín con una pata muy mal que siempre tendrá problemas para andar y mucho dolor o un chow chow ciego. Los demás muy mayores. Dos llegaron tras vidas muy terribles y murieron aquí de ancianos, pero fueron muy felices en su último tiempo”. 

Para seleccionar a los inquilinos de su casa, Monste Bou no duda en buscar siempre los casos más extremos: “Elijo los más enfermos o los más mayores que no han tenido momentos de felicidad. Por ejemplo, tengo un mastín que quería morir en el río y ahora está feliz, ha rejuvenecido. Recibo todos los días noticias de perros en pésimas condiciones, pero les tengo que decir que ahora mismo está todo parado”. 

La promotora de Empathía confiaba en crear el primer apartamento y todo se esfumó en una semana. “Fue un poco complicado volver a empezar y tomar ánimos. Confío que todo va a ir bien, además no me voy a ir de la masía por lo menos hasta que tenga otro sitio, no creo que lleguemos al Juzgado”.

La originalidad de este santuario de perros es que todos viven en casa, es lo más distinto y lo mejor para ellos. “No existe nada parecido en España, en EE UU sí, con perros que aunque sean muchos viven en condiciones de familia. Aquí no los tengo fuera. Aunque lleguen de estar acostumbrados de estar fuera, o en caseta, al poco tiempo prefieren estar dentro”.

Bou está sola en esta empresa, de momento. “Viene alguna amiga voluntaria. Ahora empezarán a venir voluntarios, pero esto todo es en casa y necesito tener mucha confianza. Ahora empezarán a venir, tengo mis horarios, todo limpio, atenderlos a todos… esta semana vendrá una pareja a ayudarme a limpiar la finca. Va viniendo gente, pero no fijo”.

Con el dueño de la finca todo cambió en febrero cuando de repente le comunicó que quería vender. Ella asegura que parece ser que su objetivo es echarla y denuncia que la familia del propietario realiza mucha presión sobre ella, incluso con numerosas llamadas. 

Por el momento, Monste Bou sigue con sus 14 perros a la espera de poder encontrar algún pequeño Ayuntamiento que pueda colaborar cediendo alguna finca y no pierde el optimismo que le transmiten sus ancianitos: “Seguro que sale algo, estoy convencida de que vamos a seguir ampliando y ofreciendo una vida digna y feliz a numerosos perros que nunca conocieron la tranquilidad en sus años de existencia”.  

Empathia

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