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Detección: el poder del olfato

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La Detección es una joven disciplina que desafía las habilidades del olfato canino. Saleros, aceites, pajitas de refresco... todo sirve para entrenar la técnica, aunque hay quienes abogan por acudir a montes para disfrutar de la estimulación olfativa de la naturaleza. El objetivo final será conseguir detectar tres sustancias en cuatro escenarios posibles en una duración máxima de cinco minutos para cada una de ellas.

Por Jonathan MANZANO

La detección canina es una disciplina canina abierta a todos los perros, independientemente de su raza o edad. Se pueden empezar a construir los primeros cimientos de la disciplina desde cachorros, positivizando la sustancia tal y como relata Alberto Barriguin, actual campeón de Detección en Grado 2 a LADRIDOS. “Ya con 8 semanitas, empezar a construir el foco y el marcaje a modo de juego con sesiones muy cortitas. La capacidad de concentración es muy baja aún. Si no se tiene experiencia, mejor no tener prisa, buscar e informarse de un buen profesional”.
En esta disciplina el binomio formado por guía y perro deberá detectar clavo, cedro y salvia, en hasta cuatro escenarios posibles de búsqueda: paquetería, vehículos, interior y exterior. La dificultad y el número de esencias y áreas a localizar dependerá del nivel de dificultad de la prueba. Para trabajar la mecánica “lo ideal para mí es en un entorno controlado y, una vez se conoce la técnica, darle todas las variables posibles porque al final el que tiene la herramienta es el perro. Yo puedo intentar que haga las cosas de una manera determinada, pero yo no tengo su nariz. Cualquier cosa que pueda contener una sustancia se usa para recrear y que la mente del perro esté lo más abierta posible. Yo he visto saleros, aceiteros, pajitas de refresco, etc” explica Anton Fraga, presidente de la Federación Española de Perros de Detección (FEPDE).
En el primer nivel de dificultad, guía y perro se enfrentarán a las áreas de paquetería y vehículos, donde buscarán la presencia de esencia de salvia. Además, podrá existir a criterio del juez una “sustancia—señuelo”. En paquetería, el can deberá detectar y marcar de manera pasiva un lote de cinco bultos, distribuidos en línea recta y compuestos de cajas de madera, plástico, metal, etc. en un tiempo máximo de cinco minutos. En el segundo área, el perro deberá localizar esencia de salvia en un vehículo. En ambos escenarios, el animal deberá mantener la mirada fija hacia el foco de olor un mínimo de 3 segundos.
Tras haber obtenido 80 o más puntos de 100 posibles en dos pruebas diferentes entre sí, el binomio habrá conseguido acceder al siguiente grado de dificultad. En el Grado 2 se duplica la dificultad a los anteriores escenarios (10 bultos y 2 vehículos con dos sustancias a detectar en cada uno de ellos, salvia y cedro) y se le añadirán los interiores, áreas de hasta 100 metros cuadrados en los que los canes detectarán esencia de salvia y de cedro. A elección del juez existirán tres elementos de distracción, que no podrán ser cebos de comida, y dos “sustancias—señuelo”. La sistemática de la búsqueda será a favor de la dirección de las agujas del reloj desde el punto de partida. Además, si el área presenta varias localizaciones se registrará cada una de ellas respetando la mecánica. En esta ocasión, en cada uno de los escenarios, el perro deberá mantener la mirada hacia el foco del olor durante al menos 5 segundos.
Para superar con éxito el segundo grado de dificultad de esta disciplina es necesario obtener al menos un mínimo de 120 puntos sobre 150. Para poder acceder a las pruebas del Grado 3, será necesario haber superado el Grado 2 en dos ocasiones con distintos jueces, en distintos escenarios y en pruebas organizadas por distintos clubs federados.
Ya en la última fase, el Grado 3, junto a los otros escenarios (15 bultos en paquetería, 3 vehículos e interiores con esencia de cedro, de salvia y clavo) se le añade el de Exteriores, que se organizará en un área de 20m x 40m aproximadamente donde se ha de localizar una única esencia en un tiempo máximo de 5 minutos. El guía dispondrá de dos puntos de partida de tres metros de diámetro, debiendo elegir uno de ellos antes de su participación. En el caso en el que el juez de la prueba decida enterrar la sustancia, no deberá encontrarse a una profundidad mayor de 5 cm de la superficie.
Para poder superar con éxito la prueba, los guías y perros deberán obtener al menos 160 puntos de 200 puntos posibles durante la competición. Por este motivo, resulta fundamental evitar penalizaciones que resten puntos a la calificación obtenida. Algunas de ellas serán posibles ladridos durante la búsqueda o localización de la sustancia; que el perro realice sus necesidades durante la realización del ejercicio; o realizar una segunda orden entre otras.
Asimismo, el animal podrá ser descalificado cuando muestre un ladrido continuo o una falta de control evidente, así como que el perro rasque o suba las patas al vehículo, no respete el mobiliario o toque insistentemente un bulto, entre otras causas. También si el guía muestra un comportamiento agresivo hacia el animal o el de otros participantes durante toda la celebración del campeonato, incluyendo aquellos que se presenten con cualquier collar de castigo

Momento increíble

Por IOSU MÉNDEZ, campeón Grado I de Copa y Campeonato de Detección 2017

Es complicado decir con palabras lo que significa la detección para los que realmente la vivimos con pasión. La detección, en todas sus posibilidades, está pasando por un momento increíble que era impensable hace 5 años. En pocos años esas disciplinan que sólo estaban relegadas al trabajo policial, militar, o que las hacían los cazadores con sus perros, están evolucionando y adaptándose a la realidad que vive nuestra sociedad. Cada vez son más los reglamentos deportivos que nacen de la mano de la detección, hemos pasado de buscar explosivos a buscar aceites esenciales, pero la metodología de trabajo y la seriedad en la ejecución es la misma. A nivel profesional, cada vez son más los usos que se le están dando a la nariz de nuestros perros, búsqueda y localización de fauna salvaje, localización y marcaje de restos biológicos en todas sus posibilidades, detección de enfermedades, control de plagas, localización de material informático y me atrevería a decir que estamos llegando a localizar y marcar cualquier cosa que desprenda el mínimo olor. Todo esto nos está llevando a una mayor profesionalización del sector y, podemos decir que, contamos con un número interesante de muy buenos profesionales, una mayor selección de perros en base al cometido que queremos que desarrolle y, lo mejor y más bonito, una tecnificación de los trabajos a favor de los instintos y capacidades naturales de cada perro. Cada vez son más los profesionales que ven a cada perro como un individuo independiente con sus necesidades y capacidades concretas y ya no adaptamos los perros a un método sino adaptamos el método al individuo, de esta manera, dando posibilidades a perros que antes se descartaban por no tener un gran instinto de presa o de caza. Esto nos lleva a la detección deportiva o el deporte de “los locos que huelen tubos con sus perros” como nos llaman los amigos del mundo canino. ¿Por qué me gusta tanto la detección deportiva? Es sencillo, nos encontramos con una disciplina deportiva con un reglamento que requiere ciertos conocimientos técnicos y exigencia para poder realizarlo con cierto nivel, pero a la vez da la oportunidad a guías inexpertos y cualquier tipo de perro sin unas necesidades específicas, que tras un periodo corto de trabajo pueden participar y realizar unos muy buenos trabajos. Esto abre la puerta al mundo deportivo a perros mestizos, perros con ciertas lesiones que no perjudiquen al animal o simplemente perros con cierta edad que no pueden seguir realizando las disciplinas que realizaban.
En mi caso, mi perro tiene dos tornillos en su pata izquierda trasera que le impide disfrutar de disciplinas como el discdog o búsqueda en grandes áreas, disciplinas las dos que le apasionaban pero que la exigencia que requieren a nivel físico no permite que las disfrute. En cambio, la detección la puede realizar sin ningún problema y lo mejor de todo nos permite disfrutar a los dos juntos y esforzarnos por resolver cada una de las pruebas con las que nos encontramos tanto en entrenamiento como en las pruebas en las que participamos. ¿Cuál sería el secreto? Constancia, sacrificio y disciplina unido a grandes dosis de disfrute y lectura de nuestro animal. Sobre todo, pasarlo bien junto a nuestro perro.

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