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El ADN blinda a los perros

Caca

Al conseguir el ADN de las mascotas será más difícil su maltrato o abandono, a la vez que facilitará luchar contra el incivismo de las heces.
Muchas empresas se dedican a la consecución del genotipo en los perros, pero dos de ellas ya lo están aplicando en la localización de los propietarios que no recogen los excrementos. Un largo proceso desde cambiar las ordenanzas municipales, actualizar el censo de mascotas, extraer muestras sanguíneas y conseguir así su ADN. Con ello se obtienen datos irrefutables para luchar contra el maltrato o abandono, la pérdida o el incivismo al no recoger las heces de la calle.

Por Miguel PELE

La gran mayoría de las mascotas están censadas y cuentan con un microchip para localizar a sus dueños. Pero con una pequeña incisión se extrae y ese animal queda sin ninguna información. Ahí es donde entra en acción el ADN, puesto que un animal del que se pueda disponer de su perfil genético cuenta con una prueba irrefutable científicamente para localizar a su propietario, puesto que no se puede ni quitar ni modificar y “tiene su punto fuerte contra el maltrato y el abandono”, en palabras de Rafael Sayago a LADRIDOS, de la empresa adnperros, pionera de este servicio en España.
Todas estas huellas genéticas pasan a la base de datos y son comparadas con las existentes, para comprobar que se trata de un perro “limpio”, no robado. Esta prueba hace que se pueda localizar al dueño a pesar de que el animal no tenga el microchip, bien por habérselo extraído o estropeado por un accidente. “Lo que estamos hablando es de blindarlo, con lo que no tiene sentido que le quites el microchip, seguirá teniendo su prueba de ADN y se pone un freno a las conductas más sangrantes: el maltrato animal o el abandono”.
Con el ADN ya en poder de las autoridades municipales se puede localizar a todos aquellos propietarios con conductas incívicas, como las mencionadas, o las más llamativas, la de asociar heces no recogidas en la calle.
Pero todo este proceso es laborioso y depende de la voluntad política de los ayuntamientos, que deben cambiar sus respectivas ordenanzas municipales para hacer obligatoria la tenencia del ADN de su mascota. “Con ello se va cerrando el círculo a la gente que quiere evadirse de responsabilidades y no cumplir con las normas”. Una vez aprobadas las ordenanzas, se va actualizando el censo. Tras un concurso público, la empresa se encarga de facilitar los protocolos para que los veterinarios extraigan las muestras y estas lleguen al laboratorio, que les devolverá los mapas genéticos y estos a su vez a los propietarios.
Cada ayuntamiento se organiza para que o bien técnicos municipales o bien policías locales recojan las muestras de la vía pública, aportando fotografías, las hagan llegar al laboratorio y esperen los resultados. Dado que se realiza por una persona que tiene potestad estas pruebas genéticas darán lugar a un expediente sancionador, que tiene validez legal. “Los envíos siempre se realizan con cajas de custodia para que no haya manipulación y tenga su base jurídica y con acreditación según la norma UNE-EN ISO/IEC 17025:2005.” aclara Sayago.
No todas las muestras son válidas y cuando se detecta alguna que está contaminada, se desecha. Pero la mayor parte de las mismas vuelven con informe del laboratorio indicando el animal con el que coincide dicha muestra, para iniciar el expediente sancionador.
Además de esta empresa que trabaja a nivel nacional, en Barcelona hay otra más pequeña que surgió de la Universidad Autónoma y que está iniciando su andadura en toda la comunidad, sin descartar expandirse a otros lugares. Los procedimientos para la obtención del ADN son similares y solo difieren en pequeños matices y algún añadido extra.
Can-ID está trabajando actualmente con 9 municipios, de los cuales cuatro están en fase dos, en la que ya recogen las muestras. El resto está realizando el censo y las extracciones para generar esa base de datos a la que acudir cuando haya que comparar una muestra.
Cuando algún agente recoge alguna, al llegar al laboratorio comprueban que no esté contaminada, pues según Óscar Ramírez ha manifestado a LADRIDOS “muchas veces los perros marcan con su orina las heces de otros perros, con lo que las contaminan y estas muestras son eliminadas, porque estarían dando falsos positivos, todo ello basado en los 15 marcadores de ADN mitocondrial que disponemos.”
Si la muestra coincide con alguna de la base de datos se emite un informe que se envía al ayuntamiento. En caso negativo lo que hacen es una especie de retrato robot, con características genotípicas indicando tamaño, color y longitud del pelo, forma del cráneo,… que envían para que los técnicos municipales tengan una idea de cómo es el perro “infractor”. “El éxito del programa es que la mayor parte de los perros esté censado, aspecto que se ha logrado pues a los perros con ADN localizado se les da una pequeña placa identificativa que hace distinguir visualmente los que están censados y los que no, generando una presión sobre los no censados.”, aclara Óscar Ramírez. “Además, en la placa se incluye un código QR que se puede leer rápidamente con un teléfono móvil y es el propietario el que gestiona los datos que quiere que aparezcan, por ejemplo, en caso de irse de vacaciones”.
Otro efecto positivo de este programa es que “todos los municipios en los que hemos trabajado se ha doblado el censo de mascotas, como el caso de Parets del Vallés donde tenían censados menos de 700 perros y ya van por más de 1.200”.
Y si los niños dicen la verdad, queda como anécdota lo que le dijo su hijo a la concejala de Mislata (Valencia): “Mamá, me he dado cuenta de que esto funciona porque ya no voy mirando al suelo”

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