La nueva raza felina: cruces sin ningún tipo de prejuicio
La moda también llega a los gatos: queremos tener algo que nos diferencie del gato de nuestro vecino. Buscamos lo extremo, mascotas únicas, llamativas por su físico, sin pelo y con músculos de gimnasio. Pero ¿y su salud y bienestar? A imagen de los perros bully, los bully “cats” son cruces de razas felinas con genes de ausencia de pelo con otros de extremidades cortas y musculosas
Por E. MUÑOZ
La moda que no hace muchos años llevó a crear perros con musculatura monstruosa, similar a los atletas que usan esteroides para ganar masa muscular, llega también a los gatos. Si antes el elegido fue el american bully, ahora le toca al sphynx, que ha sido modificado genéticamente para tener patas cortas y musculatura de gimnasio, según The Conversation.
Así surgen los gatos “bully”, cómo no, también en Estados Unidos igual que el bully XL canino. Estos seres mutantes reemplazan a la cría de pedigrí aprovechando intencionadamente las mutaciones genéticas para crear animales más propios de películas que de realidad.
En el caso de los gatos, van mezclando genes como el de la falta de pelo en los gatos de raza sphinx con el gen de los munchkin, que poseen las patas cortas, y con dicho cruce surge el nuevo gato bully. Los perros bully american XL fueron ya prohibidos en Reino Unido en 2023 y lo más probable es que suceda lo mismo con los gatos bully.
¿Qué tenemos ahora? Pues una réplica del american bully XL en felino: un gato con una constitución física muy sólida, musculoso, con cuerpo ancho y sin apenas pelo. Es una moda que posiblemente tenga el mismo final que el de perro del que se hace la réplica.
Problemas de salud
Pero, ¿qué problemas puede tener un gato así genéticamente cruzado? En primer lugar, al tener las extremidades muy cortas y ser más pesado sus movimientos no se acercarán ni de lejos a la agilidad que caracteriza a los felinos. Al apenas poseer pelo les será más difícil regular la temperatura corporal lo que les va a acarrear mayores infecciones respiratorias.
También, aunque suelen ser gatos de interior, la falta de pelo incidirá directamente en mayores problemas de manchas o quemaduras producidas por el sol, con la consiguiente aparición de cánceres de piel.
El pelo también les sirve de protección a los gatos cuando mantienen una trifulca tanto con sus congéneres como con otros mamíferos, especialmente el perro. En un hipotético enfrentamiento los gatos sin pelo siempre resultarán dañados, con más heridas y menos posibilidades de vencer en la contienda.
Otra característica que desaparece son los bigotes, esos que dan fama al felino y que les sirven tanto para comunicarse como para orientarse, especialmente de noche o incluso para calcular las distancias.
Si nos centramos en la esperanza de vida seguramente también hablamos de menos de esas siete vidas de las que hacen gala a tener los gatos. Cuando se dice que pueden vivir más de veinte e incluso algunos llegar a los treinta siempre se toma a ejemplares de raza, pero en algún estudio realizado en Reino Unido se especifica que el gato común vive una media de 12 años, mientras que los gatos sphynx no llegan ni a los 7.
Vistos los inconvenientes físicos, que producen estos cruces que son modas, tocaría el apartado ético.
¿Criadores éticos?
¿Realmente se está creando una raza mejor en salud? La respuesta es un rotundo no. Estas razas son genéticamente creadas para tener una imagen, una apariencia, una moda juvenil, pasajera y sin fundamento, sin tener en cuenta su porvenir, que con toda certeza traerá numerosos problemas físicos y una reducción de su calidad de vida y su esperanza de llegar a anciano.
Si durante siglos se ha llevado un cruce de razas para mejorar la diversidad genética o conseguir razas para determinadas labores o con unas características específicas, estos experimentos dejan mucho que desear en cuanto a todo lo trabajado hasta nuestros días. Así, llega la pregunta final: ¿cómo se permite que se lleven a cabo estos experimentos genéticos que no son para mejorar la raza sino para sucumbir a la demanda de mascotas cada vez más exóticas, raras y diferentes?
Creemos que los futuros propietarios de estas novedosas mascotas no serán conscientes de lo que realmente les espera en su vida a gatos modelo Frankenstein, que podrán comprar por su estética, pero que carecerán de la salud y del bienestar que tienen otras razas genéticamente cruzadas durante siglos sin cruzar la línea que separa la ética de la ciencia ficción.
Los gatos son animales que nos acompañan y nos alegran la vista con sus piruetas, con sus saltos imposibles, con sus volteretas en el aire, con sus escaladas inverosímiles en una cortina o su arqueo del lomo y erizado de pelo que un gato bully nunca podrá realizar. Con total seguridad, no será un gato feliz.
El creador de este gato
Dentro de una exposición de unos 400 perros bully, Danny de Jungle Boys Bully presentó a su gato bully. Dice que se inició en los gatos por su amor a estos perros y pretende ser el creador de una raza de gatos enanos. Su objetivo es romper barreras en lo que respecta a gatos de diseño, a través de cruces y experimentación.
Según ha declarado, la cría de gatos enanos entra dentro de la ética, por lo que considera que los gatos bully están en la ética de crear razas de gatos, aunque por el momento solo reconocido en el mundo bully como raza experimental. Posee un macho, Smiggle, que está listo para producir y “tengo dos hembras esperando cruzarlas con él y producir más bullys. Vamos a romper barreras, otras personas no han hecho esto, que es criar estos gatos con otros gatos y hacer cosas que no se han hecho hasta ahora Todo esto tiene un precio, se venderán, como mínimo entre 2.500 y 7.000 dólares y ya tiene lista de espera. Las críticas hacia este criador no se han hecho esperar.
Los datos
7.000 dolares pueden llegar a costar estos gatos de “diseño”
(Páginas 34 y 35)
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