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LA OPINIÓN

Clasificación de la agresividad

agresividad

Por Laura ROBLES, psicóloga y etóloga clínica

La agresividad canina es el problema de comportamiento más frecuente en las consultas de etología clínica suponiendo un 50-70% de éstas, además de ser una de las principales causas de abandono y eutanasia en perros por lo que es un grave problema que afecta al bienestar animal.

Las conductas problemáticas en perros también constituyen un importante problema de salud pública en niños y adultos, generando costes sanitarios, administrativos y una gran alarma social.

Es importante por lo tanto un adecuado diagnóstico por parte del especialista para formular un pronóstico y tratamiento acertados. Debemos tener en cuenta que la agresividad es un fenómeno heterogéneo que puede tener diferentes causas y su pronóstico y tratamiento difieren según el tipo de problema que presente el animal.

En la actualidad no hay un consenso en cuanto a la clasificación de los problemas de agresividad,dentro de las distintas clasificaciones de la misma que podemos encontrar, la forma más objetiva de clasificarla sería en función de las estructuras nerviosas implicadas en el control de cada tipo de agresividad.

De esta forma, podemos distinguir 2 tipos: la agresividad afectiva y la agresividad no afectiva o predadora.
La “agresividad afectiva” se caracteriza por una activación del hipotálamo medial y dorsal y del sistema simpático, de ahí su nombre. Éste tipo, por tanto, estimula los centros nerviosos responsables del castigo lo que genera un estado afectivo negativo y genera estrés en el perro.

Dentro de la agresividad afectiva encontramos la agresividad defensiva y la ofensiva. La primera de ellas está relacionada con el miedo se caracteriza por que el perro adopta una postura de aumento de la distancia y/o sumisión y se produce en situaciones percibidas como amenazantes por el perro.

Por otro lado, la ofensiva está relacionada habitualmente con el territorio se caracteriza porque el perro adopta una postura dominante, frecuentemente acompañada de vocalizaciones  y finalmente se retira, se produce en situaciones de intrusión en el territorio del perro.

Es importante saber que en ocasiones diferenciar entre una agresividad ofensiva y una defensiva según la postura corporal del perro es una tarea difícil debido a las ``conductas de ambivalencia´´ (posturas que muestran elementos propios de ambas en una misma conducta)

En la “agresividad no afectiva” hay una activación del hipotálamo lateral y no existe activación del sistema simpático. La estimulación que desencadena este tipo de agresividad es agradable para el perro además de suponer un refuerzo para el mismo.

Este tipo se considera totalmente diferente al resto al ser una agresividad no emocional, es decir, no mediada por el miedo, la ansiedad u otra emoción. La agresividad predadora se produce como parte de una secuencia de caza y se activa cada vez que el perro ve un estímulo que le incita a su caza.

Es importante tener en cuenta que estos tres tipos de agresividad (ofensiva, defensiva y predadora) se distinguen no sólo por las estructuras nerviosas que las controlan sino también por el contexto en que aparecen y las secuencias motoras que las caracterizan.

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