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Ni una maleta peligrosa en el aeropuerto

T4

Los aeródromos han sido históricamente una vía de entrada y movimiento de droga. Además, desde los atentados del 11S, se han convertido en objetivo prioritario de seguridad para los cuerpos policiales. En Barajas varios equipos de cuatro perros y dos agentes patrullan a diario y velan por la seguridad de los casi seis millones de pasajeros que recibe cada mes.

Por Emer IGLESIAS

 

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El aeropuerto de Barajas es el que más tráfico de viajeros tiene al año de todos los aeródromos españoles, según las estadísticas de Aena, que cifra en casi seis millones los viajeros que pasaron por él el pasado mes de agosto. Entre pasajeros y maletas se “cuelan” a diario cuatro perros de los guías caninos de la Policía Nacional que previenen delitos y ofrecen seguridad a los usuarios.
Su principal trabajo: olisquear maletas solitarias que los agentes marcan como sospechosas.
En el Adolfo Suarez Barajas no hay un puesto de guías caninos, por eso todas las mañanas se desplaza un equipo desde su base en el Pardo de dos policías y cuatro perros, dos de ellos preparados en explosivos y los otros dos en estupefacientes y billetes de curso legal. Cuando acaban su turno, son relevados a primera hora de la tarde por otro equipo de igual composición.


Hoy es un día de diario, sin un ajetreo especial en la T4 donde la Policía Nacional tiene su Comisaría. Los dos guías caninos, Pedro Estrella y Pedro Yagüe, llegaron temprano pero no con cuatro perros como es habitual, sino con siete ya que hay tres en formación.
Su primer cometido, “hablamos con los agentes de la comisaría para que nos digan qué necesitan. Nosotros estamos siempre a reacción, es decir, trabajamos cuando nos requieren, no vamos olfateando maletas, lo hacemos cuando un equipo ya ha detectado un bulto sospechoso, lo tiene aislado y nos llama”, indica Pedro Estrella a LADRIDOS.
Si no hay ningún operativo en los que sea necesaria su intervención, “patrullamos con los perros por el aeropuerto, nuestra misión es sobre todo de prevención, estamos aquí para poder reaccionar de inmediato, para en el caso de algo urgente poder actuar sin tener que venir de Madrid”, matiza Pedro Yagüe.
Hoy el día es algo diferente. Yagüe tiene una cachorrita de dos meses y medio que está iniciándose y es la atracción de trabajadores y usuarios del aeródromo. Lleva un arnés casi más grande que ella con el rótulo “policía”. Los pasajeros dejan sus maletas y piden hacerse una foto con Mecha, así se llama la cachorra de cattel dog. Ella está ajena y su intención siempre es jugar con su compañera Chola, una springer de siete años veterana en Barajas.
Pasean junto a Lola, una pastor alemán de cinco años que no se separa de Estrella, su guía.
“Generalmente lo que más hacemos es inspeccionar cualquier maleta o bulto que aparece solo sin dueño por el aeropuerto, por las cintas de equipaje, en algún baño o algún coche que lleve mucho tiempo en el parking”, relata Pedro Estrella.
Los perros que desarrollan su labor en Barajas, no solo trabajan aquí. “El aeropuerto es un servicio más. Pueden ir a Atocha, al futbol o lo que nos toque. Son distintos escenarios, hay poca variación, hay cambio de escenario pero para los perros es igual”, concluye Pedro Yagüe.
“Nosotros somos una herramienta para nuestros compañeros, al perro le da igual dónde se esconda el estupefaciente o los explosivos, siempre lo encuentra, en dobles fondos, en las suelas de los zapatos, entre comida...”, relata el agente Estrella.
Mecha, como cachorra, sigue a lo suyo. Salta, se sube encima de quien sea, intenta alcanzar la oreja de Chola para que juegue con ella y cuando se cansa se tumba en el suelo. “La cachorra está iniciándose, ahora se está familiarizando con los escenarios, las escaleras, los suelos resbaladizos, las aglomeraciones, situaciones en las que luego tendrá que trabajar, la detección viene después”, relata Yagüe.


Lola demuestra sus ganas de trabajar. Olisquea maletas, inspecciona las cintas, sigue atenta a las órdenes de su binomio y reclama una y otra vez su juguete, una pelota de premio cuando hace bien su trabajo. “Nos la cedió una familia cuando tenía año y medio y su preparación fue un periodo un poco más largo de lo normal por la situación de la que venía. Está especializada en drogas y dinero, marca el dinero sin límite, los fajos de billetes siempre los encuentra”, dice con orgullo su guía canino, el policía Pedro Estrella.
Cuando la Policía Nacional detecta lo que llaman un “vuelo caliente”, aviones susceptibles de traer droga, se prepara el operativo y piden ayuda y colaboración a la Unidad de Guías Caninos. Desde la tarde anterior, los adiestradores ya están activados y los perros listos para ir a Barajas a por su juguete.
“Tras un año de media de entrenamiento, del que se ocupa su guía, los canes lo que quieren es su juguete, para ellos lo fundamental es el juego y alcanzar su premio. Algunos, en el periodo de prueba, se ve que no son idóneos, es fundamental que siempre tengan ganas de trabajar, son como deportistas de élite, tienen que ser siempre activos, tener cualidades”, explican los agentes.

LOS TRINOMIOS
Lola, pastor alemán, h,4 años, de explosivos y billetes, con Tomy, malinois, m, 4 años, de explosivos y el guía Pedro Estrella.
Chola, springer, h, 7 años, de drogas, armas y dinero, con Jordan, pastor alemán, m, de 10 años a punto de jubilarse que será sustituido por Yosi, perro de agua, m, de 2 años y el guía Pedro Yagüe. En formación, Mecha, cattel dog, h, 2,5 meses, de explosivos y Kiss, perro de agua, h, 1,5 años de drogas, ambos del policía Pedro Yagüe.

Del aeropuerto a casa
Tras una media de ocho años trabajando en la detección de explosivos o de estupefacientes, los perros pasan a una jubilación dorada en familia. La primera opción es el guía, como el caso de Jordan, un pastor alemán de diez años que está en proceso de jubilación y se quedará en su casa con su guía Pedro Yagüe. Cuando esto no es posible, la asociación Adoptak9, formada por un representante de cada una de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Fuerzas Armadas y Unidades de Salvamento, es la encargada de buscar la familia ideal para estos canes.

2 AGENTES, 4 PERROS
Las patrullas que recorren a diario el aeropuerto Adolfo Suárez Barajas están formadas por seis agentes, dos humanos y cuatro caninos.
Cada guía canino lleva un perro dual entrenado para detectar diferentes estupefacientes o fajos de billetes, junto a otro can especializado en explosivos.

 

 

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