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Petates limpios de droga

 

Los protocolos de Defensa son claros: ni un ápice de estupefacientes entre sus filas, especialmente cuando salen al extranjero. Los mandos vigilan, pero los perros dan el último visto bueno.

Por Emer IGLESIAS
 

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Los soldados de la Brigada “Extremadura” conocen bien a Milka, labradora, y a Khiro, pastor belga malinois. Son sus dos “amigos” que sí o sí tienen que oler sus petates de forma aleatoria tanto en su día como antes de partir de misión. Los perros hacen su trabajo con agrado de la mano de Vanessa Saavedra, policía local de Montijo y de Dolores Suárez, policía local de Badajoz. 

Su último trabajo fue a finales de noviembre, bajo petición de oficio de la Brigada Extremadura XI para una revisión periódica dentro de sus instalaciones junto con otras unidades de otros Cuerpos policiales.

Según informa el Ministerio de Defensa, un total de 317 militares, 216 de la Brigada “Extremadura XI”, partieron por la mañana desde Badajoz con destino a Mali para participar en la misión dirigida a mejorar la capacidad operativa de las fuerzas armadas del país africano.

Tras varios meses de intensa preparación, una cuarentena preventiva de dos semanas y las correspondientes pruebas PCR, el contingente comenzó a desplegarse en la zona de operaciones con esta primera rotación al mando del teniente coronel Sergio Esparaber, según explicó Defensa en una nota de prensa.

La limpieza de droga en los cuarteles es un objetivo constante de los mandos militares. El proceso es sencillo. En las revisiones periódicas, los soldados dejan los petates en el suelo colocados en fila en el acuartelamiento extremeño. Primero es el turno de las unidades caninas de la Guardia Civil y de la Policía Militar expertas en explosivos. Una por una, las bolsas de los equipajes son olfateadas a fondo.

En un segundo paso, el Ejército pide la colaboración de dos guías caninas cuyos perros están especializados en la detección de drogas como marihuana, hachis, cocaína, heroína y anfetaminas. Son Dolores Suárez, oficial de la Unidad Canina de la Policía Local de Badajoz con su labradora Milka de ocho años, y Vanessa Saavedra, de la Unidad Canina de Montijo, Badajoz, con su pastor belga malinois Khiro, también de ocho años.

“La inspección se realiza siempre con todos los militares y los dueños de los petates delante”, matiza Saavedra a LADRIDOS. “Como nos invitaron a las dos a realizar esta actividad, lo que hacemos es que uno de los perros pasa primero y luego el segundo confirma”, relata.

Los soldados saben que se van a encontrar con los expertos Milka y Khiro y que la inspección será muy minuciosa, por lo que es extraño que se arriesguen a llevar droga dentro de los petates o escondida en alguna parte de la ropa. “Además de los petates, los perros también olfatean los contenedores donde se guardan los bultos de equipaje, para que no introduzcan drogas después, así como a las personas, no a todos los soldados, los mandos seleccionan a un grupo y los canes olfatean”.

Estos dos agentes caninos tienen mucha experiencia a sus espaldas y es raro que se les escape algo. Según indica Vanessa, “los militares no se exponen a llevar droga porque saben que los perros van a olfatearlos, pero lo que sí pueden detectar es manipulación de los estupefacientes por parte de los soldados”.

Según indican fuentes del Ejército de Tierra a LADRIDOS, “El contingente EUTM Malí XVII pasó este control previo a la fecha del despliegue en la Base General Menacho (Badajoz) a todo el equipamiento que fue enviado a zona de operaciones previamente al despliegue. Estuvo presente Policía Local, Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil. El día de los vuelos de ambas rotaciones, en el aeropuerto de Badajoz, estuvo presente la Guardia Civil llevando a cabo el control del equipaje de mano del personal, contando con la presencia de uno de sus perros”.

Hace cinco años que Vanessa es guía canino en Montijo. En 2013 hizo el curso de Guías Caninos y como goza de movilidad en su trabajo pidió el traslado a Montijo. Allí estaba Khiro, que tenía otro guía asignado, y fue casi un amor a primera vista.

Los dos juntos llevan cinco años limpiando el municipio de papelinas, drogas o lo que sea. “Vive en mi casa y me acompaña al trabajo cada vez que tengo turno”. Como Saavedra no hace funciones exclusivamente de guía canino, cuando tiene que realizar un servicio diferente Khiro se queda en un chenil que tienen en Jefatura, “aunque como tenemos una furgoneta adaptada me lo llevo y así puede salir o descansar”.

Aunque el perro tiene una formación exquisita y está completamente preparado, el entrenamiento sigue siendo necesario para los perros de trabajo. “Tres o cuatro días a la semana hacemos entrenamientos y algunos de forma conjunta con la policía local de Badajoz, ya que yo vivo aquí y el perro siempre va conmigo”.

El malinois está prácticamente desde cachorro en Montijo. “Lo trajeron de las camadas de Dani Moreno, de Málaga”, donde suelen preparar perros para diferentes policías locales.

En la Unidad Canina de Montijo también está el agente Juan Francisco Caballero con Luna una perra de aguas de cuatro años que fue formada por Vanessa.

Entre la actividad de Khiro y Luna, además de la extraordinaria de revisar los petates de los militares, que este año ya es la tercera vez que lo realiza, está dar muchos paseos por los parques del municipio, así como las entradas o salidas de los estudiantes de los institutos.

“Cuando empezamos era normal encontrar droga en los chavales, ahora como ya saben que a Khiro o Luna no se les escapa nada no la llevan encima y la esconden en árboles, en las fuentes o en rincones. Hacemos un trabajo más bien de búsqueda, de descubrir”, matiza la policía local de Montijo.

Saavedra tiene además a Kaiser, un mali de un año y 7 meses que rescató de la perrera de Badajoz que está en proceso de aprendizaje para incorporarse a la Unidad Canina de Montijo en cuanto esté listo.

En prisión

La Unidad Canina también colabora en la limpieza de drogas en el centro penitenciario de Badajoz. “Hicimos un curso sobre detección de drogas en prisiones y pedimos permiso a Instituciones Penitenciarias para hacer las prácticas reales dentro de la cárcel, en patio, celdas y zonas comunes”.

A raíz de esta actividad, la dirección del centro les solicita de vez cuando que vayan a hacer registros en celdas, patios y zonas comunes, así como a los visitantes que acuden a ver a familiares ingresados en la prisión.

Suelen acudir dos guías caninos al registro con sus perros, o los dos policías locales de Montijo o uno de Montijo y su compañera de la Unidad Canina de Badajoz.

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