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Viator, el perro con historia que transformó a García de Cortázar

 

No fue uno de los 77 libros que lleva ya escritos en su vida, ni su lucha contra ETA desde su trabajo en Deusto en los tiempos más cruentos del terrorismo, ni siquiera tener que ir escoltado durante años por ertzainas acompañados de perros policías lo que hizo descubrir a Fernando García de Cortázar la fidelidad y lealtad de los perros con el hombre. Fue Viator, un chucho de los muchos que acaban abandonados en una cuneta, quien agarró el corazón de este erudito historiador y jesuita, ya cincuentón, y nunca lo soltó. Cuando llegó el momento de la despedida, lloró como un chaval al dejar que Viator cruzase el arco iris.  Desde entonces un gran retrato de su compañero de paseos playeros preside su despacho en la Universidad de Deusto.

 

Por Miguel PELE

 

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Fernando pasaba por ser un antiperruno, desconocía el mundo canino, pero a sus 50 años descubrió la realidad de las cuatro patas a través de los ojos de Viator, un chucho abandonado en la cuneta de la autopista y que adoptó Roberto, un joven amigo frutero. Compañero de paseos y viajes, le hizo ver todo lo que un animal puede dar a una persona. Y se convirtió en “perruno”.

Viator se cruzó en las vidas de Roberto y Fernando en 1992, a la vuelta de la visita a una amiga que vivía en Biarritz. Lo encontraron tirado en la cuneta de la autopista. Le pusieron de nombre Meiga, pero cuando vieron que era macho le cambiaron el nombre por Viator (en latín, caminante). Roberto, joven frutero, se lo quedó a sabiendas de que en su casa no había sitio para otro más. Así que lo tenía todo el tiempo en su furgoneta.

Fernando, por su parte, era un antiperruno, si se cruzaba con un perro por las calles de Bilbao se cambiaba de acera para no encontrarlo de frente. Y Roberto, conocedor de este hándicap, “me dijo que eso era una habilitación suya y con Viator  iba a hacerme ‘perruno’. Y fue diferente porque a base de darle trocitos de jamón y paseos por las playas conseguí que el perro me quisiera más que a su dueño”.   

Durante los fines de semana le ayudaba con él y lo sacaba para pasearlo por la playa, con lo que consiguió generar un vínculo emocional del perro hacia él, hasta que todo el mundo le decía que el perro era suyo. “Yo podía sacarlo y disfrutar uno de la compañía del otro, lo que me hizo comprender lo mucho que un perro puede dar al hombre”, relata García de Cortázar a LADRIDOS.

En una ocasión fueron a visitar a su amiga Regina Soltura, que pasa por ser la primera mujer retratada por Julio Romero de Torres. Esta mujer era una gran amante de los perros y en su residencia de Neguri tenía un cementerio de sus mascotas, en cuyas lápidas Fernando les iba poniendo un epitafio bilingüe en inglés y latín.

Más tarde, los tres amigos, junto con su inseparable Viator, hicieron un viaje por el Camino de Santiago y lograron la compostelana, también para el perro. A su regreso, ella encargó que pintasen un cuadro del perro con su esclavina, el bastón y concha de peregrino incluida, cuadro que estuvo colgado en la Universidad de Deusto, donde el jesuita impertía clases.

En una ocasión, durante un verano, un peluquero le cortó en exceso el pelo al perro y “cuando se encontró delante de mí Viator me hizo comprender que se sentía humillado y esto hizo reforzar más aún la amistad surgida entre ambos y si alguien se me acercaba el perro le ladraba. Fue un perro feliz con nosotros”.

Así fue durante tiempo, hasta que, tras varios accidentes, hubo que llevarlo al veterinario a que lo durmiera. Su dueño, Roberto, no estaba preparado para asumir esta despedida, “así que tuve que llevar a Viator a que lo durmieran. Su cuerpo yace junto a otros perros en el jardín de Regina”, en el elitista barrio residencial guechotarra.

Roberto, por su parte, después de la muerte de su perro, dejó la frutería, se licenció en la Universidad de Oxford, donde hoy es diseñador de muebles. No hace mucho rescató una pareja de perros que habían sido explotados para tener cachorros, tras pagar una gran cantidad de dinero. “Y yo cuando voy a visitarlos intento camelarme a los perros ofreciéndoles un poco de jamón york, pero me lo cogían, daban un salto y no se acercaban mucho”.

 

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García de Cortázar, al ser jesuita y vivir en comunidad, no puede tener mascota. En su casa nunca lo hubo y a los 50 años cuando apareció este perro en su vida “me transformó absolutamente. Y no tendría duda de si viviese laico o en una casa en tener un perro, me proveería de una señora que lo cuidase y dejarlo en sus manos mientras yo no estuviese, como mi hermano mayor que vive en Santander que siempre los tuvo y mantiene a una señora para que los cuide porque viaja mucho”.

Cuando le preguntan qué opina sobre la tenencia responsable de animales de compañía, responde que “un perro, si se sabe cuidar, estoy a favor que el hombre tenga mascota, pero es una crueldad que cuando les molesta el perro, como pasa en verano, pues se le echa. Yo, ciertamente, entiendo que a un perro lo puedes hacer feliz y el perro me puede hacer feliz a mí. Yo lloré como un loco cuando perdí a Viator”, finaliza Fernando.

Fernando García de Cortázar, jesuita e historiador

Y cuando digo España
El último libro que acaba de ponerse a la venta de este historiador es un poco autobiográfico, envuelto en un punto cultural y rodeado de ese talante didáctico que le caracteriza. “En este momento de crisis viene a recordar a los españoles que pertenecen a uno de los países más bellos del mundo que cuenta con el patrimonio artístico más grande que existe: 52 bienes Patrimonio de la Humanidad”.

“Y cuando digo España” nació tras el éxito de su anterior obra. “Este libro es en buena medida hermano de uno anterior que se titula ‘Viaje al corazón de España’, una descripción, provincia por provincia, de toda España en positivo”. Sus padres le infundieron una conciencia patriótica que se forjaba viajando, lo que le ha llevado a lo largo de sus 77 años a recorrerlas todas una por una. “Son experiencias mías, es un poco autobiográfico y a diferencia del otro, este tiene un aspecto más cultural. Es mi libro culturalmente más patriótico. He escrito 77 y me he caracterizado por llevar la historia a todos los lugares, por hacerla comprensible, creo que soy el autor que más ha hecho actuar en sus libros la Literatura. He tratado de explicar la razón de España, pero también el sentimiento de España”. 

 

 

TÍTULO DE LIBRO: Y cuando digo España. Todo lo que hay que saber, de Fernando García de Cortázar.

Puede comprarlo aquí

 

 EXCURSIONES CON OJOS DE PERRETE

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