Un perro policía que vive con su guía trabaja mejor
A vueltas con la vieja reivinidación de muchos guías caninos que llevan años pidiendo que los perros policías deben vivir en las casas de los agentes que son sus guías. En grandes Cuerpos, como Policía Nacional, apenas se ha movido nada. Este mismo mes de julio, la Jefatura ha promulgado varios concursos públicos para adjudicar la guardia y custodia de 35 perros de la Unidad Canina de su Jefatura de Málaga o 25 de la de Valencia. Aunque sí es verdad que la justificación de estos concursos, con prepuestos de más de 200.000 0 150.000 euros respectivamente, es encontrar lugares donde entrenar y preparar a estos perros, lo cierto es que se exige que tenga cheniles adecuados (jaulas), que haya lugares específicos para guardar el pienso, entornos preparados para bañar y secar a los perros... es decir, que sean espacios “cómodos” para que allí vivan.
El hecho de convivir con un perro de trabajo es un plus en el desarrollo tanto emocional como operativo del animal, lo que redunda sin lugar a dudas en su efectividad. Esto lo tienen muy claro la mayoría de las policías locales de nuestro país, donde en muchos ayuntamientos para llegar a constituirlas el propio agente primero se ha hecho con un ejemplar idóneo para llegar a ser agente de cuatro patas, luego lo ha entrenado y formado adecuadamente y finalmente ha cedido el uso a su municipio, sin que en ningún momento pierda la propiedad de su perro, que por ende, vive en su casa desde el primer día.
Este ejemplo de policías locales debería trasladarse a cuerpos como la Policía Nacional, la Guardia Civil o policías municipales grandes como la de Madrid o Barcelona. Y no es problema del tamaño de la Unidad, si no, miremos la Ertzaintza, donde todos los perros viven con sus guías.
(Página 3)
