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Cada cinco días un perro K9 manda al hospital a algún sospechoso

 

Una investigación periodística destapa que los perros de las unidades caninas americanas hieren de gravedad, o incluso matan, con total impunidad a detenidos por la Policía, la mayoría negros, jóvenes, desarmados o acusados de delitos leves.

(Investigación realizada por IndyStar)

El trabajo realizado durante un año por la asociación de periodistas de IndyStar, organización de noticias sin fines de lucro que cubre el sistema de justicia penal de EE UU, acaba de desvelar que las Unidades K9 del país trabajan sin control y se usan en casi todos los estados como arma agresiva contra sospechosos que acaban heridos de gravedad o incluso muertos.

Por Emer IGLESIAS

 

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Las cifras de esta investigación son aterradoras: en Indianápolis, por ejemplo, que lidera el ranking de mordeduras de K9 de las grandes ciudades estadounidense, cada cinco días un perro ataca de forma peligrosa a algún sospechoso, la mayoría de ellos negros, jóvenes, desarmados y acusados de delitos menores sin atisbo de agresividad.
“Estos perros, cuyas mandíbulas y dientes son lo suficientemente fuertes como para atravesar láminas de metal, a menudo producen lesiones graves. La Policía los emplea no solo en emergencias, sino también en incidentes no violentos de bajo nivel. Los perros muerden a miles de estadounidenses cada año, incluidos transeúntes inocentes, agentes de Policía e incluso sus propios adiestradores. Y hay poca supervisión, a nivel nacional o en los estados, de cómo los departamentos de Policía los usan”, indican en su informe.
Según descubrieron los reporteros, entre 2017 y 2019 las ciudades donde más perros K9 fueron agresivos son Indianápolis, donde hay registradas 243 mordeduras, Los Ángeles con más de 200 ataques, Phoenix con 169 registros o el Departamento del Sheriff en Jacksonville, Florida, con 160 agresiones caninas en este período.
Otro hecho que destapan, tras explorar el mundo oculto de las unidades policiales K-9, es que muchas personas mordidas estaban desarmadas, acusadas de delitos no violentos o incluso ni eran sospechosas de nada y la agresión canina se produjo por cosas tan ridículas como un problema con una matrícula, una llamada de atención por orinar en público o un hombre que buscaba un gato perdido.
Lo periodistas han descubierto esta atrocidad tras examinar miles de páginas de documentos de los registros públicos de los departamentos de Policía de las 20 ciudades más grandes del país y cotejarlos con expedientes judiciales de los procesos abiertos.

No dejan de morder

Está comprobado que las mordeduras de perro provocan más visitas al hospital que cualquier otro uso de la fuerza por parte de la Policía. Las mordeduras de un perro policía pueden parecerse más a los ataques de tiburón que a los mordiscos de una mascota familiar. Esto, unido a la falta de formación de la mayoría de los guías caninos, multiplica exponencialmente las agresiones, ya que algunos perros no dejan de morder y deben ser retirados por un policía, lo que empeora las lesiones. “Encontramos docenas de casos en los que los adiestradores tuvieron que tirar de los perros, golpearlos en la cabeza, estrangularlos o usar collares de choque”.
Los entrenadores dicen que las mordeduras son peores cuando las personas no siguen las órdenes, o cuando intentan correr o contraatacar. “Pero muchos videos que revisamos muestran a personas gritando aterrorizadas o agitándose, incluso cuando el policía les grita que se detengan”. 
“Es muy difícil para alguien no moverse cuando es mordido, y cuanto más se mueve, más lo muerde”, dijo Ann Schiavone, profesora de derecho en la Universidad de Duquesne en Pittsburgh, experta en derecho animal. 
La “buena” imagen que tienen los perros policía entre la población y el hecho de que muchos jurados sientan empatía y amen a estos animales hace que casi nunca haya una compensación hacia el agredido y mucho menos una condena del policía que ha lanzado al animal contra el sospechoso. Es lo que los abogados llaman “efecto Lassie”, que hace abandonar a las víctimas la idea de presentar denuncia.
Los departamentos de Policía que usan perros señalan que los K-9 son herramientas esenciales para encontrar a los sospechosos que huyen y para buscar en espacios oscuros y estrechos peligros ocultos. A los perros “no se les enseña a desgarrar, ni a mutilar”, dijo Kenneth Licklider, quien ha estado entrenando y vendiendo perros policía durante décadas y es propietario de Vohne Liche Kennels en Indiana, que suministra perros y entrena a sus futuros adiestradores.
Cuando la Policía usa a los perros de manera adecuada, las lesiones deben ser menores y requerir poco tratamiento, dijeron los guías, entrenadores y expertos. Los perros están entrenados para crear heridas punzantes, pero poco más. No deben implicar un desgarro de la carne y tampoco durar mucho, segundos, no minutos.

Armas letales

Para Hank Sherrod, abogado que ha representado a víctimas de mordeduras de perro policía en Alabama “la ley debería tratar a los perros policía como armas letales, habría que considerar ser atacado por un perro K9 casi como recibir un disparo”.
Las agencias de aplicación de la ley americana emplean a unos 15.000 perros para todo, desde encontrar niños perdidos hasta olfatear drogas, según la Asociación Canina de la Policía de EE UU. Pero ninguna base de datos de todo el país rastrea a los perros K9, ni la cantidad de mordeduras o quién es mordido. Además, no existen requisitos nacionales para los adiestradores de perros.
Manejar perros es más arte que ciencia, dicen algunos guías. “La personalidad del manejador irá directamente bajo esa correa”, afirma Ernie Burwell, un ex guía canino del Sheriff del Condado de Los Ángeles que ahora testifica como testigo experto en casos de fuerza excesiva. “Si el guía es un idiota, el perro también lo será”.
“Es una especie de Salvaje Oeste cuando se trata de estos perros”, mantiene Christy Lopez, profesora del Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown que anteriormente trabajó en la vigilancia policial y los derechos civiles en el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Recordó haber hablado con un joven adolescente negro en Ferguson, Missouri, que estaba acurrucado en un armario cuando un perro policía le mordió el brazo.
“En Ferguson me di cuenta de que esto no era algo que necesitaba reformarse, era algo que debía acabar”, concluyó López.

 

Ejemplos de la vergonzosa brutalidad de los perros policía

Una guía para regular a los K-9

 

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