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De la sumisión a la ductilidad

Las competiciones caninas, en especial IGP, a pesar de no tener un elevado número de seguidores han alcanzado en nuestro país niveles similares a países como Alemania, Chequia, Francia… donde hay equipos potentes con mucha tradición. El bienestar animal prima sobre cualquier método de conseguir buenos resultados, y se ha pasado de hablar de perros duros a buscar ejemplares dúctiles.

Por Emer IGLESIAS

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Si se necesitan muchas horas para conseguir poner un perro arriba en IGP y recibir calificaciones por encima de 90 puntos en las tres disciplinas, obediencia, rastro y protección, casi más difícil es juzgar a los binomios en las competiciones, donde un simple gesto del perro puede marcar la diferencia y hacer subir o bajar del pódium a un ejemplar con su guía.

Esta dificultad la conoce bien Andrés Moreno, Juez del club español del pastor alemán, Real Ceppa, de IGP, deportista en activo desde hace más de cuarenta años que ha llevado a 19 pastores alemanes a la alta competición. “Desde que yo empecé hasta ahora, el adiestramiento ha cambiado mucho, sobre todo en cuanto al bienestar animal y a cuidar la actitud y la imagen que se vende a la sociedad”, indica a LADRIDOS.

“En mis inicios los perros iban humillados, con miedo, porque no teníamos técnicas, ni sabíamos que eso existía.  Hoy los perros tienen que ir alegres, si estoy juzgando y se ve que el perro va con presión, automáticamente se descalifica, esto es muy importante de cara a la sociedad y de cara al bienestar animal”, matiza.

En pocos años España ha dado un salto cualitativo en su participación en estos eventos. En las competiciones del entorno WUSV, Unión Mundial de Clubes de Pastor Alemán, donde juzga Moreno, se ha ganado en todo, “en técnica, en calidad de perro, en muchas cosas y yo lo veo muy bien. Afortunadamente la gente ya sabe que, si un perro lleva esa actitud, no puede ir. Más que en la calidad de los perros, se ha mejorado mucho en el método de adiestramiento. Antes se hablaba de perros duros y ahora lo que se quiere es ductilidad, perros dúctiles, no exentos de fuerza ni de dureza, pero con un método de adiestramiento bueno, siempre en positivo”, relata el juez.

Lejos quedan las épocas en las que se pensaba que un palo era el mejor método para llegar arriba. “Hoy en día hay que tener un buen vínculo con el perro, porque si no, no se consigue nada. En la relación con nuestros perros tenemos la misma que pueda tener un alemán, un inglés o un italiano, hemos evolucionado mucho”.

Y no solo en adiestramiento, también a nivel de cría, la mejora es sustancial. “Los guías y los propietarios cuidan mucho a sus perros. A nivel de adiestramiento estamos sin duda a nivel de equipos potentes como pueden ser los de Alemania, Chequia… no en vano hemos sido terceros por equipos en el mundial y el año pasado fuimos campeones del mundo en individual con Jean Pierre Lamarie, la verdad es que estamos al nivel de los mejores. Y lo mismo se puede decir del nivel en cría”.

Pero no todo es un camino de rosas en la competición. Las luchas políticas y de poder entre asociaciones limita el desarrollo de estos eventos. El tema llega incluso a un posible abuso de posición de dominio en el mercado de la certificación de perros de raza y de los servicios de auditoría de jueces en concursos y eventos por el que la Comisión Nacional de la Competencia ha abierto expediente sancionador a la Real Sociedad Canina de España, tras la denuncia presentada por el Real Ceppa,

“El problema es político, y eso sí que es lamentable, lo digo como juez, como participante y como aficionado al mundo del perro, es lamentable que, porque no se entiendan dos asociaciones, a mí me limiten mi forma de participar, me limiten los sitios dónde puedo juzgar y cómo tengo que juzgar”, se lamenta el juez del Real Ceppa.

En un deporte minoritario, en el que los aficionados invierten mucho tiempo y dinero para mantenerlo, estos conflictos acaban pasando factura. “Lo que es absurdo es que yo puedo ir con un perro del nivel 3 a Alemania a participar en una prueba del entorno de la VDH y aquí en España para participar en una prueba de la RSCE tengo que comenzar como si ese perro empezase desde cero. Eso es lamentable, cuando por ejemplo en nuestro club, el Real Ceppa, puedes participar viniendo del entorno que quieras. Es tercermundista, los políticos muchas veces no son perreros y no saben lo que hay detrás de este deporte, el dinero que se gasta el aficionado, el sacrificio que hace, el tiempo que se le destina… no son conscientes de todo lo que hay detrás”, concluye Andrés Moreno.

Su última parada: Cádiz

Ser juez se lleva en la sangre, y a pesar de las dificultades actuales por la pandemia de coronavirus que nos invade, Andrés Moreno no dudó en aceptar una prueba de trabajo IGP del Real Ceppa en Puerto Real el pasado mes de diciembre. Una prueba más en su haber desde que comenzó de crío a “adiestrar” a su manera perros en su pueblo. Se inició con un pastor alemán al que le enseñó lo básico, la obediencia y a seguir el rastro, y ya cuando pudo leer se fue informando de cómo realmente se adiestraba un perro. Con nostalgia bañada en orgullo recuerda su primera competición: “Fui con mi perro sin saber a lo que me presentaba. Yo le había enseñado los ejercicios de obediencia básica, que se sentase, tumbase y diese vueltas, dar la pata, pero todo a mi manera. No sabía de qué iba el rastro y de protección solo sabía que el perro ladrara”. Era una época en la que el figurante se envolvía el brazo con periódicos y los amarraba con cuerdas, “pero mi perro no sabía morder allí”. Un perro que iba sujeto con una guita, “era lo que tenía por casa”.

Desde entonces ha competido en el grado III con 19 perros de raza pastor alemán y ha participado en 16 campeonatos de España, así como en numerosos campeonatos de Andalucía.

Pruebas juzgadas de alta competición, ya hasta ha perdido la cuenta.

Hermanado con Alemania

Moreno habla con pasión no solo de sus pastores alemanes, sino también de los que se encuentra día a día en los actos deportivos caninos. Pero con mucha más pasión habla de Ludger Vortkamp, su mentor, su amigo, su descubridor del buen hacer perruno en el mundo canino. Andrés, en sus inicios tenía una perra que un día quiso “cubrir” con un buen pastor alemán, y se cruzó en el camino con el nombre de Ludger Vortkamp, competidor y juez de altura.  No lo dudó y se fue hasta Alemania con el animal en busca del semental. La cosa no cuajó pero sí surgió una gran amistad, que dura hasta hoy, y que cambió su vida perruna.

Dejó allí a su perra a esperar el próximo celo, ya que al parecer lo que había tenido era un falso celo. Cuando se quedó preñada se la trajo a Andalucía, y cuando parió, su amigo no dudó en venir a por una hembra. Desde entonces los viajes de Alemania a España, o de España a Alemania de uno y de otro se suceden con normalidad, incluso ya con la familia e hijos. Andrés no duda al afirmar: “Con él aprendí casi todo, por no decir todo, de los perros”.

 

 

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