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Hay un único estándar de setter, sin divergencia entre línea de trabajo o belleza

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Pueden realizar cualquier función e igual que otras razas se adapta a lo que le den, pero sin olvidar cubrir sus necesidades de ejercicio y contacto con la naturaleza, con su trufa pegada al suelo.

Los cuatro tipos de setter que forman esta familia canina se caracterizan por su diseño para la caza de aves. Su adaptación a nuestro tiempo, como mascotas o acompañantes de deportistas, no implica que olviden para qué fueron creados: su afición es el rastro

Por Miguel PELE

  

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El setter es un perro especializado en la caza de aves en campo abierto, generalmente buscando el rastro delante del cazador. En nuestro país, de los cuatro tipos de setter que hay, abunda más el inglés, que destaca por su estilo, el gordon, por su rusticidad, el irlandés por su elegancia y el más desconocido irlandés blanco y rojo.
Su distribución es por todo el territorio nacional, pero predominan más en la España húmeda. “La mayoría de criadores suelen estar en el norte desde Galicia a Cataluña, pero también en el resto del país se crían buenos setters, aunque seguramente en menor cantidad”, nos cuentan desde el club.
A la hora de seleccionar los ejemplares reproductores cada maestrillo tiene su librillo como se suele decir, pero “lo más usual es coger hembras de caza con características interesantes para la reproducción, como pueden ser un nivel alto de cualidades naturales y gran venacidad y buscar un macho de competición, ya que son perros testados por jueces expertos, que pueda complementar las faltas o defectos que tenga la perra o resaltar las virtudes”.
Muchos criadores usan cierta categoría de inbreeding (endogamia), alrededor de un 10% de consanguinidad (mínimo 5 máximo 15). Sea cual sea el método de cría que se utilice siempre se debe buscar reproductores sin defectos, como marcan los estándares de la raza.
No hay un dato cuantificable de la cantidad de setter en nuestro país, “sí se crían legalmente 4.500 ejemplares al año últimamente, unos 50.000 pueden haber, seguramente más pues hay todavía perros sin papeles (LOE o RRC)”, afirman desde el setter club de España.
La mayor parte se dedica a la caza, pero también hay gente que hace agility con el irlandés, y como mascota también el gordon. Se ven algunos ejemplares en canicross o agility, pero esto es de forma muy minoritaria.
Como mascota o que tenga buena atención con los niños también es un perro recomendable, siempre que se cubra su necesidad diaria de ejercicio. Se lo aconsejan a cualquier persona que lo utilice para el fin que fue creado, pero también a cualquier amante de la raza que le pueda garantizar ejercicio físico diario. Y no se recomienda para aquellos que no puedan sacarlo nunca al campo.
Es un perro del que hay pocos abandonos, y existe una protectora en el norte de España que se encarga de rescatar a los pocos que tienen esa mala suerte.
Posee buenas capacidades de adiestramiento, siempre en positivo, y no hay enfermedades graves en la raza, si bien conviene vigilar la displasia de cadera.
Algunos ejemplares también se adiestran y pasan a formar parte de unidades de rescate, pues son perros tenaces, que siguen perfectamente el rastro de aquello que están buscando, bien sea para la caza o para localizar a una persona desaparecida.
Como cuidados específicos, dado que pasa mucho tiempo en el campo, necesita cepillar el largo pelo, donde se incrustan semillas y agarramoños, especialmente en orejas y junta de los dedos.
Desde el club lo definen como “un perro con muy buen carácter, noble y que se adapta a vivir tanto en un piso, como en una casa con jardín, como en perrera, siempre y cuando se le pueda dedicar cierto tiempo”. Es un perro llamativo, por lo ‘bonito’, pero “hay que recordar que sobre todo es funcional y, por otro lado, destacar que solo hay una raza.

La divergencia entre líneas de trabajo y líneas de belleza es falsa y debe desaparecer, todos deben ir regidos con el mismo estándar, tal vez con un pequeño margen de discrecionalidad, pero el estándar es solo uno”.
Reconocido por la FCI en 1963, y publicado su estándar en 2009, el setter club de España funciona como tal desde su creación en 1981 y en la actualidad tiene aproximadamente unos 450 socios. Con ellos se organizan concursos prácticos sobre perdiz roja (en el llano), sobre perdiz de montaña, becada y se añadirá la de agachadiza (becacinas: limnocriptes minima y gallinago gallinago). Por otro lado, tanto en primavera como invierno, celebran las clásicas sobre codorniz, gran busca y busca de caza, pruebas de aptitudes naturales.
Desde hace diez años “estamos impulsando los diplomas de iniciación para animar a los cazadores de a pie que quieren empezar a adiestrar a sus perros en el respeto al tiro y al vuelo, si el ejemplar reúne unos requisitos, como son el LOE, la morfología, movimiento setter, mentalidad y sociabilización y adiestrabilidad”, concluyen desde el Setter Club de España.

Los datos
4 tipos diferentes de setter forman esta familia
4.500 ejemplares se crían de forma controlada anualmente en nuestro país

(Páginas 12 y 13)

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