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Policía Local de Vera: al acecho de las sustancias

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Cuatro agentes y siete perros velan por la seguridad en el municipio de vera, al sureste de la península. Cada vez más son las pequeñas ciudades que equipan en su policía local una unidad canina. Este es el caso de Vera (Almería), municipio que en lo que va de siglo ha duplicado su población, que además se ve incrementada en verano. Esto hizo que desde dentro de los agentes se propusiera la creación de una unidad para la lucha contra el aumento del consumo de sustancias y para la vigilancia en fiestas y celebraciones locales, unidad formada por cuatro agentes y siete canes. Tras dos años, el balance es claramente positivo.

Por Miguel PELE

Este municipio almeriense cuenta con una población superior a 15.000 personas, de las que casi la quinta parte son extranjeros. También es destacable su población menor de 20 años (algo más del 25%). Sus habitantes están concentrados en dos núcleos: el centro urbano en el interior y las playas. Además, cuenta también con una pequeña población diseminada por todo el término municipal.
Para ayudar a un mejor control del territorio, la unidad canina surgió tras presentar el proyecto al Ayuntamiento y encontrar el apoyo en una concejala. Así vio la luz el uno de enero de 2017. Surgió también por el aumento del consumo de sustancias estupefacientes y el menudeo entre la población joven y como ayuda para controlar las peleas multitudinarias en celebraciones festivas. Anteriormente se estaba haciendo de forma particular, pero se propuso llevarlo a nivel oficial, se autorizó a realizar esas actividades y salir a la calle con la K9 para estas labores.
Esta unidad canina está destinada al servicio de su localidad, Vera, con una población que en verano aumenta considerablemente, como en todos los pueblos costeros. Así, la unidad canina tan solo colabora fuera de su término con el vecino municipio de Mojácar, que solo dispone de un perro y cuando tiene necesidad la K9 de Vera ayuda en momentos puntuales.
Está formada por un oficial jefe, responsable de la unidad canina, Andrés Magaña, y cuatro agentes. Los perros con los que trabajan son en su mayoría pastores alemanes de trabajo de la línea checa y algún malinois. Entre ellos tienen dos tipos, de intervención y de detección. Cada uno de los agentes tiene asignado su acompañante. Andrés sale con perro de intervención y sus compañeros alternan intervención y detección.
En relación a qué tipo de perro prefiere si uno específico para cada situación o uno dual, lo tiene claro pues “este último limita mucho las actuaciones a realizar con él. A la hora de buscar se destina a sustancias, y no puede buscar, por ejemplo, personas y si es de intervención hay que tener cuidado con los gestos, pues en una situación en la que una persona haga un mal gesto, el perro lo puede interpretar mal y ya imaginas lo que puede pasar”, aclara a LADRIDOS.
Magaña siempre patrulla acompañado por un pastor alemán de entre cinco y seis años llamado Zadhir, como el centro canino donde entrena y vive (Zadhir de Luna), en el que se les alimenta y cuida en todos los aspectos veterinarios y donde el agente va a recogerlo para llevar a cabo su jornada de trabajo. El ayuntamiento de Vera tiene un convenio con este centro y allí residen los siete perros de los que dispone la policía local. En la actualidad están formando otros dos cachorros para cuando haya que darle el relevo a alguno de los que actualmente están en servicio. Y cuando les llegue el momento de la jubilación “con total seguridad se quedarán con los agentes, pero ya como mascotas, aunque también realizarán alguna intervención para que no se frustren y mantengan su actividad física y mental”.
Los adiestramientos también se llevan a cabo en colaboración con el centro, donde adiestran dos o tres veces por semana, aunque reconocen que “el mejor adiestramiento que se lleva a cabo es en la calle, porque han descubierto que una vez que se tiene una base la experiencia de estar en la calle no se puede equiparar con nada. En el centro son ejercicios de entrenamiento, pero en la calle el perro ayuda a los agentes a localizar las sustancias y llegan a lugares donde los humanos tardarían tiempo en llegar”. Un ejemplo es cuando esconden el hachís en el tronco de una palmera, con tantos huecos, el agente tendría que registrarlos todos, mientras que el perro los localiza en un instante y marca el lugar o en los chiringuitos de madera, que la esconden en el techo. El perro mira hacia arriba y marca el lugar. Cuando se suben, ahí está la droga.
Otro aspecto en el que notan notable mejoría es en las fiestas patronales (que se celebran en junio), en las que “siempre había peleas multitudinarias. Pero en estos dos últimos años en los que se cuenta con la unidad canina no se han producido incidentes que reseñar, y no son fruto de la casualidad, porque las unidades caninas imponen tal respeto que supera incluso a los propios agentes de la autoridad”. En alguna intervención comenta que la gente, cuando ve a la unidad canina actuar, se aparta a un lado y dejan pasar con mayor rapidez a los agentes abriendo un pasillo ante la llegada del perro.
Para realizar las rondas y trasladar a los canes, disponen de dos vehículos, uno más grande y rotulado, y otro más pequeño que pasa desapercibido, para usarlo como factor sorpresa. Ambos, igual que un tercero que esperan para principios de 2019, cuentan con todas las comodidades para transportar a sus compañeros, pues durante el verano tienen que soportar temperaturas de 40º y los agentes caninos deben llegar a su trabajo en las mejores condiciones.
Durante estos casi dos años, según declara Andrés a LADRIDOS, el número de actas se ha triplicado y el trabajo se centra “por las mañanas en las inmediaciones de los institutos y por las tardes en los parques, en las zonas en las que se suelen juntar para fumar o pasar el rato”. Además, llevan a cabo intervenciones especiales con motivo de celebración de ferias, fiestas patronales, conciertos… en las que haya aglomeraciones de gente y suelen producirse los típicos alborotos, borracheras, encuentros... que pueden dar lugar a peleas multitudinarias.

Los perros y su entrenamiento

Los perros con los que trabajan son en su mayoría pastores alemanes de trabajo de la línea checa: Zadhir, Cafu (intervención), Altea (dual), Bruna (detección), dos malinois: Mex (detección) y Green (intervención) y un “maliman”, mitad pastor alemán/malinois, Azorg (detección). Además, están preparando a un pastor alemán (Eto’o) y un malinois (Delta) para cuando haya que dar el relevo a los actuales.
Tras un convenio con el ayuntamiento, todos viven en el centro canino Zadhir de Luna, en el que reciben alimentación y todos los cuidados necesario para su perfecto estado de forma.
Además, los agentes acuden al centro donde adiestran mínimo dos veces por semana, una con detección de sustancias y otra con ejercicios de intervención. En ambas sesiones, también se trabajan la obediencia y el control, tan necesarios en la calle.

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