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Una estudiante elabora un protocolo veterinario para detectar el maltrato

 

Detectar un posible maltrato animal, así como su grado en una consulta veterinaria de pequeños animales puede ser más fácil gracias al sencillo protocolo graficado en un póster, ideado por la estudiante de veterinaria Ona Fugarolas en la UAB, basado en el análisis de la “combinación de factores diversos y las razones que llevan a las personas a desarrollar comportamientos de este tipo”. 

Por M. ARAMBARRI

  

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Aunque la mayoría de lesiones vistas en la clínica son producidas accidentalmente y en algunos casos de maltrato se pueden presentar lesiones obvias, “en algunos otros es necesario establecer una conexión entre incidentes separados para poder llegar al diagnóstico”, según Fugarolas.

Esta constatación le lleva a aseverar que el “diagnóstico correcto no solo se basa en el conocimiento de lesiones y manifestaciones clínicas, sino a partir del análisis de la combinación de factores diversos y variables, así como del análisis profundo y riguroso de las razones que llevan a las personas a desarrollar comportamientos de estas características”.

La veterinaria indica que “La crueldad hacia los perros tiene una gran relación con la violencia interpersonal. Se necesita una buena detección del maltrato animal, no solo por el efecto en el animal en sí, sino también para poder predecir y prevenir situaciones de violencia interpersonal, así como reducir el riesgo de desencadenar violencia futura, ya sea hacia animales o hacia personas”.

Según ha indicado a LADRIDOS, realizó esta investigación porque “Hoy en día todavía hay mucha gente que trata los animales como ‘cosas’ y en el siglo que estamos esto no debe ser tolerado. Hablan de maltrato, pero tampoco saben exactamente qué es o qué engloba. Hacer una revisión de estos conceptos era esencial para que la sociedad pueda cambiar”.

El protocolo, cuya finalidad es “facilitar el diagnóstico de los casos de maltrato al veterinario clínico de pequeños animales y alentar las denuncias fundamentadas a las autoridades competentes” se compone de dos páginas con un cuestionario con escalas cuya medición tasada informará al veterinario si está frente a un caso de maltrato denunciable o no.

Así, la primera página es el primer paso para la detección. Si en uno o más de los 21 subapartados se supera la puntuación indicada es una clara muestra de que hay riesgo de maltrato. Llegados a este punto, los veterinarios deben pasar a la segunda página, donde se confirma el maltrato solo con que uno de los 26 subapartados supere la puntuación indicada en su clasificación vertical, mientras que la horizontal permite catalogar el maltrato por tipo y gravedad.

Los resultados que deben encender todas las alarmas son de las filas 26 a 27. Aquí una nota máxima indica la “necesidad de notificación inmediata a las autoridades porque la vida del animal se puede ver comprometida y / o porque hay violencia doméstica con víctimas humanas”.

De forma general, una vez determinado que se trata de un caso de maltrato, según Ona Fugarolas, se pueden presentar cuatro diferentes situaciones: un maltrato dudoso cuando el resultado del protocolo está en el límite en el que se debe advertir e intentar educar al dueño; un maltrato por ignorancia del propietario, donde si la vida del animal no está en peligro se debe hablar con la persona a cargo del perro e informarle de posibles consecuencias o establecer medidas educativas;  en tercer lugar la reincidencia por ignorancia que indica intencionalidad por lo que se debe avisar a las autoridades; y por último el maltrato intencionado y deliberado que es “una situación urgente que requiere una actuación inmediata de las autoridades competentes”.

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