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Comienza una iniciativa para formar guías y K9 en la Comunidad Valenciana

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Siete agentes, tres instructores y cuatro colaboradores, imparten un primer curso en la Comunidad Valenciana dirigido a 25 futuros guías caninos con sus respectivos perros. Trabajan la mayor parte en Cheste, además de en otros escenarios más reales y se llevan deberes para casa. Policías locales con sus perros aprenden lo necesario para montar los equipos caninos en sus localidades, pero no a costa de todo.

Por Miguel PELE

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Jaime, Iván y Sergio, tres policías locales de la Comunidad Valenciana, presentaron un proyecto al IVASPE (Instituto Valenciano de Seguridad Pública y Emergencias) “de formación, apoyo y asesoramiento a municipios para montar su unidad canina y no tengan que acudir a empresas privadas. La idea es que el IVASPE conozca todas las unidades caninas de la Comunidad, tanto perros como guías y si están al nivel que se requiere”, relata Jaime Belaire, oficial y uno de los instructores.
De los más de 50 alumnos que solicitaron el curso, quedaron 25. Había perros con reacciones raras o problemas de comportamiento y se descartaron. Los tres instructores dispusieron no admitir perros que tuvieran que trabajar con collar eléctrico o que no pasasen la prueba de socialización.
Perros y guías provienen de la Comunidad Valenciana. Cuentan con los citados instructores y cuatro colaboradores (Isaac, Raimon, Carlos y Narcís). “La intención del curso, que dura cuatro meses, es que comiencen una buena preparación, porque al ser cachorros aún les queda mucho por delante, y que el guía aprenda. Tienen que entender cómo se ha construido el perro y cómo es su mantenimiento diario”.

Temario de formación
Las 150 horas del curso son realmente muchas más. Primero va la formación teórica y a partir de ahí más práctica con el perro, porque hay alumnos con conocimientos y otros no. Tras la jornada de clase, se llevan un trabajo programado y envían vídeos para que comprueben su evolución. Se hacen las correcciones y se dan estrategias si algo no marcha.
También se les da asesoramiento legal de lo que pueden o no hacer con el perro “porque como policías locales servimos para todo”. Pueden estar un sábado por la noche en un control para drogas y un lunes por la mañana dando una charla en un colegio, por lo que tienen que diversificar mucho su trabajo. Y esto es bueno, porque “una policía local con una única actividad tiene la vida muy corta”.
En el temario está la Ley de bienestar animal, los escondites usuales o los más insospechados donde suelen esconder la droga, tanto en el cuerpo como en vehículos, los cuidados del perro, entre otras cosas, porque el k9 debe ser lo primero en cuidar.
Reciben formación de primeros auxilios por parte de un veterinario, que les indica lo que deben llevar en el botiquín, si ha esnifado cocaína, lo que deben inyectarle rápidamente o cómo actuar ante la picadura de una avispa.
La parte teórica la hacen en la sede del IVASPE, en Cheste, y cuando los perros van avanzando buscan otros escenarios reales para entrenar. Las últimas clases serán como lo que tendrán que hacer en sus municipios. Para ello, se organizan turnos para los 25 alumnos en grupos de trabajo, en función del nivel en el que están tanto guías como perros y se reparten entre los instructores y colaboradores.
Usan sokks (sustancias sintéticas) y cuando el perro llega a un buen nivel se pasa a drogas reales y con diferente cantidad, para que pueda buscar desde el menudeo a grandes cantidades, droga que es prestada por sanidad exterior y aduanas.

Los perros
Las razas son malinois y pastor alemán de línea de trabajo, aunque también están usando springel. Buscan estos perros en criadores de un poco de solera. Lo hacen porque no se pueden permitir “tener un perro que después de dedicarle mucho tiempo en su formación luego se vea que no vale. Tenemos que ir a algo que nos ofrezca confianza, garantía y fiabilidad”, afirma Belaire.
En el curso hay dos malinois que funcionan muy bien en laboratorio, pero que ven que en la calle no van a poder trabajar y no aprobarán el curso.
Lo importante es que los guías aprendan y acaben de forma satisfactoria, porque puede que el perro no lo logre y no se homologue. Deberá conseguir unos mínimos, no permitiendo ninguno al que se le vea una tara o tenga reacciones imprevisibles.
No pasa nada porque un día el perro de detección no encuentre droga. Pero si en un colegio o en una plaza muerde a alguien “es un problema para la policía local, que puede dar lugar a que se desmonte la unidad”.

Dignificar el trabajo
El instructor transmite a sus alumnos que “por muchas ganas que tengan, no se puede tener una unidad canina a costa de todo”. Hay que pedir a la Administración unos mínimos, que el perro tenga un buen pienso, un vehículo adecuado y que no corra todo a cargo del guía. “No se puede consentir que el guía compre el perro, lo adiestre, le dé de comer y cubra los gastos veterinarios. Hay que dignificar el trabajo de la unidad canina”.
Hay jefes de policía que, por desconocimiento, no son conscientes del trabajo que hay detrás de la formación de una unidad canina, pues se involucra a la familia del policía, al acabar la jornada el perro va a casa y en la libranza lo entrenan.

Finalmente, en diciembre harán la recertificación de todas las unidades caninas de la Comunidad Valenciana. Tras esta recertificación el IVASPE tendrá conocimiento de sus unidades y todos los perros que estén asignados. Y, sobre todo, el nivel en el que están los guías y K9. Cualquier jefe de policía de la Comunidad podrá acudir a este organismo para buscar información y asesoramiento y se le apoye al máximo para la creación de su unidad canina.

(Páginas 4 y 5)

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