Perros criados en casa con protocolos muy exigentes consiguen la primera certificación de Bureau Veritas
Alex Valles, de Lleida, consigue que Bureau Veritas certifique por primera vez a un centro de cría de animales domésticos. Se trata de una comprobación exhaustiva del bienestar de las dos razas que tiene: pastor australiano y pastor miniatura americano. De ahí salen cachorros con garantías con un trato exquisito. El pastor australiano es un perro sumamente familiar, apegado, al que no le gusta estar solo y apropiado para salir al campo o viajar con nosotros
Por Miguel PELE
Quería tener una raza activa y diferente y hace seis años se fijó en el pastor australiano. Compró su primera perra, Sweet, de una criadora de Rusia. Conocía a un agente forestal de Viella y con su perro decidieron hacer un cruce. Salió una camada, de la que se quedaron dos hembras. Posteriormente compró en Francia un macho, para añadir a las tres hembras. Así nació su núcleo zoológico.
Todos están testados, con las radiografías de codo y cadera y los estudios genéticos, todo supervisado por su veterinario. Antes de un cruce se hace una analítica completa a ambos perros, radiografías para controlar el parto, que es en casa, a los dos días radiografía a la madre para verificar que todo está correcto.
Las primeras tres semanas los cachorros están dentro de casa. Luego pasan a las instalaciones, en una sala donde hay diversos ruidos ambientales para acostumbrarlos a la calle, música, vídeos con todo tipo de imágenes y sonidos. También cuentan con juguetes, botellas, diferentes objetos para que los conozcan y no tengan miedo a nada. Familia y amigos los manipulan, por lo que se familiarizan a la presencia de distintos humanos.
A partir de los tres meses se ofertan en venta, Valles y su esposa decidieron hacerlo a través de Facebook e Instagram. Antes los animan a que visiten la casa, que vean las instalaciones y la gente se queda tranquila al ver las condiciones en las que se han criado. Después mantienen contacto con ellos, hacen videollamadas... “Porque al final estás vendiendo vidas también”.
Les asesoraran sobre el cachorro que mejor se amolda a sus características. “Muchos prefieren los merlé con ojos azules y siempre recuerdo a los compradores que no se deben cruzar entre ellos. Solo vendemos perros para criar a otros profesionales, porque en el contrato de venta a particulares se especifica que el perro es para compañía, no para cría”.
La raza
Este perro es de tamaño mediano, de 25 a 30 kg los machos y 22 a 25 las hembras. Los hay de pelo largo, corto, con cola larga o corta. Son animales activos, pero a su vez al ser apegados a su familia, no son perros independientes que les guste estar solos en casa. Esta raza “la denominan tipo velcro, porque se apega muchísimo a sus dueños, es inteligente y muy familiar. Necesitan que estés con ellos y si no se les puede dar ese tiempo aconseja que no los compren”.
Controlados desde pequeños, con buena alimentación y cuidados pueden vivir entre 12 y 14 años, como los perros pastores tienen una salud muy rústica, acostumbrada la raza a estar a la intemperie. Hay que vigilar las posibles displasias y el gen MDR1 para controlar que no tengan alergia, sobre todo, al realizar cruces.
Necesita sus paseos diarios, tener juguetes, algo de actividad mental, pero lo que más quieren es que estés con ellos. “Y si no apetece salir se quedará a tus pies y te reclamará de vez en cuando algunos mimos. Pero si te gusta salir o viajar, ellos te acompañarán donde vayas”. De pastor ya casi no se vende como tal, algunos para el campo, la mayor parte de ellos son para compañía y algunos también para belleza”.
Proceso de certificación
En casa, Alex y su mujer pensaron cómo ofrecer a sus clientes una garantía extra, llevada a otro nivel superior. Así llegaron a Bureau Veritas, una empresa certificadora a nivel mundial.
El proceso ha durado algo más de un año. Para ello, “nos pidieron que escribiésemos todos los protocolos, desde que llega el perro a casa, los nacimientos, la alimentación, el control de peso, los microchips, informes semanales del estado de salud, incluso si las heces están bien”. Así desde que nacen hasta su eutanasia, de la que también tuvieron que escribir otro protocolo.
Todos se basan en normas de la Ley europea, más exigentes que las españolas. Tras enviar la documentación, les hicieron una primera auditoría. Posteriormente fue una preauditoría para comprobar lo documentado y cuando tuvieron una camada la auditora comprobó que todo se atenía a lo presentado en papel.
En noviembre se llevó a cabo esta auditoría de las instalaciones, temperatura, medidor de amoniaco, de CO2… En diciembre les contestaron que todo estaba correcto y en enero, en Barcelona le fue entregada a Alex Valles, de Aussíes de Grealó, la certificación, primera que se concede a un centro de animales de compañía.
“Todo este proceso de certificación ha costado unos 7.000 euros”, una inversión más para la honrilla personal que para hacerse rico vendiendo perros. Pero sí que es cierto que los cachorros que venda serán de los mejores en cuanto al proceso de cría y socialización. Sin bajar la guardia, porque pueden aparecer en cualquier momento para realizar otra auditoría.
Mirando al futuro ya tienen en mente un nuevo objetivo, “La próxima aventura podría ser criar cachorros con estimulación para que lleguen a ser perros de asistencia”.
Los datos
7.000 euros costó la certificación de Bureau Veritas
1 año de trámites
(Páginas 10 y 11)
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