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Los canes que pululan por Chernobyl se autoadiestran solos para poder sobrevivir

 chernobyl

 

Los centenares de perros que pululan por las zonas de exclusión de Chernobyl se han “autoformado” en vigilancia de seguridad como medio de supervivencia: ladran de forma diferente según el tipo de intruso que detecten, humano, vehículo o animal, ayudando de esta forma a los vigilantes, que los alimentan y los cuidan y comparten con ellos su solitario trabajo en una zona peligrosa.

 

Por Óscar REKALDE

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Las alrededor de 120.000 personas que fueron evacuadas de Chernobyl por el mayor desastre nuclear de todos los tiempos, fueron obligadas a dejar a sus mascotas atrás. De su presencia quedó constancia en las puertas de muchas viviendas donde una pequeña hoja manuscrita rezaba: “aquí vive mi perro (nombre)”. Muchos corrieron hasta donde las fuerzas les dejaron detrás de los autobuses en los que las autoridades de la Ex Unión Soviética evacuaban a toda prisa a los habitantes de 189 ciudades y vieron como sus dueños se alejaban en el espacio y en el tiempo porque ya no los volvieron a ver.
A los pocos días del desalojo fue enviado un grupo de soldados a disparar y matar a todas estas mascotas por miedo a que fueran radioactivas. Pero no todas murieron, algunas fueron capaces de esconderse y sobrevivir en una central abandonada donde el silencio fue su compañía.

Hoy 35 años después, hay cientos de perros pululando por la zona de exclusión, descendientes de aquellos abandonados en su día. Sin apenas comida ni compañía viven en estado semisalvaje y han desarrollado una relación especial con los guardias encargados de controlar que nadie entre sin permiso en la zona de exclusión. Es un trabajo duro y difícil que se hace llevadero gracias a la presencia de estos animales que los acompañan. Los trabajadores les dan los restos de su comida, los cuidan y hasta los cobijan en el interior de sus garitas cuando llega el mal tiempo.
Los perros saben que los guardias son sus “salvadores” y sienten que su vida depende de su presencia. Quizás por ello han decidido ser útiles y han autoaprendido a ser vigilantes de seguridad.
Según un estudio realizado por Jonathon Turnbull, en su investigación de doctorado en Geografía en la Universidad de Cambridge, entre los guardias que controlan las carreteras que entran y salen de la Zona de Exclusión y los perros descendientes de las mascotas que se quedaron abandonadas en la evacuación de 1986 tras el desastre nuclear, se ha creado una conmovedora historia que brinda información sobre el profundo vínculo entre humanos y perros.
Turnbull para realizar su investigación sobre estos animales y su relación con los guardias, entregó a los vigilantes unas cámaras de foto desechables para que tomaran imágenes de la vida real de los perros. Los vigilantes aceptaron, pero le rogaron que les llevaran comida canina.
Las impresionantes fotos, publicadas primero en un periódico y ahora en BBC Future “revelaron cuánto habían desarrollado compañerismo con los perros errantes de la Zona de Exclusión”.
Según han declarado varios trabajadores encargados de la seguridad en la Zona de Exclusión a BBC Future, muchos de estos perros que sobreviven en estado semisalvaje ofrecen grandes beneficios a los vigilantes y no solo de compañía. “Hay perros que ladran de formas notablemente diferentes según lo que hayan visto en la distancia: un extraño humano, un vehículo, un animal salvaje. Son nuestros ‘asistentes’ en nuestra labor diaria”, matiza, Bogdan, uno de los vigilantes a BBC Future.
Según el investigador, “La Zona de Exclusión es muy diferente porque está abandonada por humanos”, dice. “Las únicas personas en ese paisaje en el día a día, en realidad, son los guardias”. Como tal, las oportunidades de los perros para hacerse amigos de los humanos son muy limitadas.
Si bien el mundo exterior sigue fascinado por los perros y su historia, para muchos guardias la conexión es mucho más profunda. Bogdan dice que a menudo se le pregunta por qué se debe permitir que los perros permanezcan en la Zona de Exclusión. “Nos dan alegría”, responde. “Para mí, personalmente, esto es una especie de símbolo de la continuación de la vida en este mundo radiactivo y postapocalíptico”.

Además de este “compañerismo” los perros han aprendido por sí solos a avisar a sus compañeros de los peligros que acechan. Esto es un eco de las interacciones con perros que se sabe que han ocurrido dentro de las civilizaciones humanas durante miles de años, y que se multiplican gracias a un vínculo profundo desarrollado entre guardias y animales.
“Encontramos esto durante los últimos 15.000 años o más, esto es lo que la gente hace, hacen asociaciones muy cercanas no solo con perros sino con muchos animales domésticos”, matiza Greger Larson, un arqueólogo que estudia la domesticación animal en la Universidad de Oxford.

En todo el mundo, hay perros que habitan en un estado intermedio similar: no del todo domesticados ni del todo salvajes. Estos son los perros salvajes que deambulan por las ciudades y áreas industriales en busca de comida, los que pueden ser adoptados hasta cierto punto por las personas pero que aún no se considerarían mascotas.
Los perros de Chernobyl también viven en este tipo de espacio, al borde de la domesticación, pero hay una diferencia, que esta Zona de Exclusión está abandonada de humanos, a excepción de los vigilantes de la zona afectada.

Según Clean Futures Fund, una organización no gubernamental que monitorea y brinda atención a los perros que viven dentro de la Zona de Exclusión, “Es un error común pensar que la planta de energía nuclear de Chernobyl no tiene vida; de hecho, hay más de 3.500 personas cada día que trabajan entre más de 250 perros callejeros que deambulan por los terrenos.
Estos perros se pueden encontrar en casi todas las áreas del sitio de Chernobyl, incluidas las áreas interiores controladas. Los trabajadores han adoptado a los perros de alguna manera y guardan sobras de sus propias comidas para alimentarlos.
Cada año, nacen nuevos cachorros en la planta de energía nuclear de Chernobyl, y los trabajadores los cuidan durante el duro invierno ucraniano. Estos perros están expuestos a la rabia por los animales salvajes que viven en la Zona de Exclusión. Estos canes, debido a las condiciones extremas en que habitan, no suelen vivir más de cinco años, apenas hay animales adultos, mayores de 6-8 años.

CFF estima que más de 250 perros callejeros viven alrededor de la planta de energía nuclear de Chernobyl, más de 225 perros callejeros viven en la ciudad de Chernobyl y cientos de otros perros viven en los diversos puntos de control de seguridad y deambulan por la zona de exclusión.
Hoy, los perros de la central nuclear de Chernobyl dependen de los trabajadores de la estación para mantenerse con vida. Algunos llevan a los animales adentro y los cuidan si parecen heridos o enfermos, pero los trabajadores también corren el riesgo de exponerse a la rabia al interactuar con los perros.Los perros son expulsados del bosque a la planta de energía por manadas de lobos y la falta de comida para mantenerse en la Zona de Exclusión”.
Durante los últimos cuatro años, los cofundadores del Clean Futures Fund, Lucas y Erik, han viajado a Ucrania como parte de un programa de trabajo vocacional en la Central Nuclear de Chernobyl (ChNPP). Durante su tiempo en Chernobyl, se sorprendieron al descubrir la gran población de perros callejeros que vivían alrededor de la planta y en la zona. Su programa contempla alimentar, esterilizar, curar y vacunar a estos perros. La pandemia paralizó sus actuaciones durante 2020 y tras el frío invierno esperan continuar con su campaña de salud animal este año.
La superpoblación de perros en Europa es un problema bien conocido, se estima que hay 30.000 perros y gatos callejeros solo en la capital ucraniana de Kiev, pero los perros de Chernobyl son diferentes. Estos perros son descendientes de mascotas dejadas durante la apresurada evacuación en 1986. Han sido expulsados de áreas remotas de la zona por manadas de lobos rabiosos que los atacan. Los perros de Chernobyl están desnutridos, han sido expuestos a la rabia por depredadores salvajes en la zona y necesitan urgentemente atención médica.

Los datos

1986 El reactor de la Unidad 4 de la planta de energía nuclear de Chernobyl en Ucrania explotó

30 km alrededor es la zona de exclusión

120.000 evacuados de 189 ciudades

 

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