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Tres perras y un guía: freno a la droga en Marbella

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José Luque presentó un proyecto de Unidad Canina en Marbella que culminó con Lucky y Zara como agentes locales de cuatro patas. Después llegó Thai y ahora, Noa. Los cuatro viven con él.

 

Por E. IGLESIAS / M. PELE

 

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Todavía no son las ocho de la mañana y una furgoneta llega a la sede de la Policía Local de Marbella. En ella viajan tres agentes diferentes a los demás: tienen cuatro patas y además de ser las niñas mimadas del Cuerpo son el “terror” de traficantes y consumidores. Son Zara de nueve años, Thai de cuatro y Noa, de uno, tres pastor belga malinois que desbordan energía y ganas de encontrar cualquier resquicio de estupefacientes para logar un valioso premio: su juguete. 

Solo necesitan que su guía, el policía local José Luque, les abra la puerta para lanzarse en busca de uno de sus olores preferidos: hachís, cocaína, heroína, MDA y sus derivados. Si su trufa lo detecta, se quedan inmóviles marcando el lugar exacto de donde viene el perfume. “Están buscando desde que salen de la furgoneta, es un tipo de búsqueda dinámica, yo intento que la nariz la pongan lo más cerca de la sustancia posible, pero el perro tiene que ser siempre en pasivo, que no produzca ningún tipo de daño”, indica a LADRIDOS José Luque, responsable de la Unidad Canina de la Policía Local de Marbella.

En época escolar su trabajo se focaliza a primera hora de la mañana en las entradas de los centros escolares que hay en el municipio. “Siempre vienen las tres perras conmigo, pero no trabajan juntas, las voy intercalando. Cuando una sale las otras se quedan en su compartimento preparado en la furgoneta con refrigeración independiente”.

El vehículo fue adquirido por el Ayuntamiento específicamente para la Unidad Canina con todas las comodidades posibles para las tres agentes perrunas. Solo con verlo, ya saben que se ponen en marcha para trabajar y sus miradas penetrantes no se desprenden de los ojos de su guía esperando ser la elegida para salir a jugar.


“Redada” en colegio

Hoy la rutina ha cambiado. Ante la visita de LADRIDOS para verlas en plena acción, su destino ha sido una playa casi desierta por la época del año y la situación de pandemia que vivimos.

La primera en salir fue Zara, una perra de nueve años que se hizo famosa el año pasado cuando fue a un instituto a una exhibición entre los escolares e hizo una redada que acabó con tres alumnos expulsados por llevar droga en sus mochilas.

“Zara la adopté cuando tenía seis meses de una familia que no podía hacerse cargo de ella. Vi que tenía cualidades para trabajar y la preparé”, matiza Luque.

Quizás por ser la mayor, y la que más tiempo lleva con José Luque, es la que demuestra una mayor simbiosis con su guía. Trota por la espalda del policía como si fuese un paseo. Sus ojos no se desvían de los de su binomio y un leve movimiento de su mano es suficiente para saber lo que tiene que hacer.

Con ella y con Lucky, un pastor alemán ya jubilado, comenzó Luque la Unidad Canina marbellí en 2012, por lo que esta malinois tiene muchas búsquedas a sus espaldas y su experiencia la hace ser el equilibrio del grupo. Hace todas las piruetas que le pide el policía y cuando le lanza el mordedor sale como un cohete a por él.

Tras su juego le toca descansar y sale como una “moto” Thai, una perra “con un instinto de búsqueda muy alto y gran predisposición al trabajo”. No tardó ni cinco segundos en tumbarse delante de la bota de una chica donde había escondida una china de marihuana. Fue tan rápida que apenas dio tiempo a hacer la foto. Recibió su mordedor y los saltos y carreras demostraron su alegría.

Tras unos momentos de juego volvió a su “casa” a descansar.

La tercera en escena es la “becaria” del grupo, Noa, con solo un año aún está en formación. pero ya ha hecho sus primeros servicios. Es un torbellino extremadamente sociable lo que la hace ser la preferida en búsquedas en personas, “se deja tocar por todos, le gusta que la gente se acerque, es perfecta para las búsquedas en los chavales, no tienen ningún miedo de acercarse”.

Sin necesidad de recibir ninguna orden descubre los restos de droga escondida entre unas plantas, y como colofón corre hacía la bota donde estuvo la droga escondida.

“Están preparadas tanto para detectar mucha cantidad como restos de sustancias. En la vía pública la mayoría lleva poca cantidad, por eso son muy importantes los umbrales de detección para una cantidad prácticamente indetectables para nosotros, pero a veces hay gran cantidad, tienen que estar formadas para todo”.

Estas tres malinois son la “segunda” generación del grupo canino de Marbella. El germen de la Unidad fue Lucky, un pastor alemán jubilado hace dos años que ahora descansa en casa de Luque y vive como un rey. “Lo cogí cuando tenía 5,5 meses, me lo cedieron porque no podían tenerlo por problemas laborales. Era todo energía. Ahora participa en exhibiciones y en cierta manera es el que me sirve de modelo. El primer perro es el perro con el que se cometen todos los errores como guía. Comencé en activo y lo tuve que reconvertir a pasivo. En las policías locales construir un perro en activo hoy día es un atraso”.

Las tres perras son propiedad de su guía y se encuentran cedidas al Ayuntamiento de Marbella con un contrato de cesión, que corre con los gastos de manutención, gastos veterinarios y seguros de responsabilidad civil.

Viven con Luque en su casa, “conviven conmigo esté o no realizando servicio ya que de esta manera se ha demostrado que se crea un mejor vínculo entre los perros y su guía, lo cual repercute considerablemente en su trabajo”.

La Unidad Canina de Marbella está condicionada por la idiosincrasia de su municipio, con una población de 150.00 habitantes que en verano se duplica y estar junto a Marruecos, el mayor distribuidor y portador de cannabis.

Dos perros

“Salimos todos los días a la calle, el servicio se hace con uno o dos compañeros de los 337 de la plantilla. Lo ideal es llevar como mínimo dos perros, así van más descansados y tienen más aguante. Cuando un perro ya está cansado o lleva un buen rato, lo introduzco en la furgoneta y sale otro. Con un solo perro a veces no haces nada”.

José Luque está dedicado en exclusiva a la Unidad Canina y realiza el 90% de los servicios de paisano, lo que le permite una mayor detección de sustancias en los habitantes de Marbella.

“El trabajo de detección lo realizamos sin ninguna rutina de partida y vestido de paisano, con ello pasamos más desapercibidos. Las perras son capaces de realizar así las búsquedas de forma dinámica solo y exclusivamente en las personas que nos vamos cruzando, la gente no sabe lo que hacemos con el perro”, matiza el guía.

Si por la mañana, su trabajo se focaliza en las entradas a los institutos y en los recreos de los centros, por las tardes y en el turno de noche inspeccionan parques y barrios, así como lugares de afluencia de personas y lugares de ocio. “También de forma aleatoria realizamos controles tanto en los autobuses del municipio como de líneas calientes como pueden ser los de Algeciras en la estación”.

 

Entrenamiento a tres bandas

Obediencia, detección y condición física son los tres pilares en los que se basa la preparación de las perras de la Unidad Canina de Marbella. Partiendo de una buena socialización en su vida de cachorro con el objetivo de que no tengan miedo a nada, se habitúen a todo tipo de superficies y anden sin problema por zonas, una vez en su etapa de trabajo mantener la condición física es básico para un perro de detección.

“Dos o tres veces a la semana trabajamos la condición física, porque para el sistema que hago con las perras, que vamos paseando entre la gente, es fundamental estar en buena forma”.

La obediencia es algo muy presente en la formación de las tres agentes caninas. “Soy partidario de tener una buena obediencia sobre el animal ya que son perros que prestan un servicio ante la ciudadanía y no puede haber margen de error”.

Por último, la detección, que se trabaja prácticamente a diario. “Por nuestra proximidad a Marruecos hay muchos estupefacientes, y cuando el perro sale a trabajar sabe que va encontrar en cuanto hay un grupo de personas, si no es en la primera, será en la séptima o la octava, pero al final encuentra”.

Los datos

900 actas de media al año hacen las agentes caninas

337 agentes de Policía Local en el municipio

 

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