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La fatiga por compasión lleva a muchos veterinarios a no querer trabajar en clínicas

 VETERINARIOS

En España hay 36.337 veterinarios colegiados según datos del INE. Un alto porcentaje rechaza trabajar en clínicas ante el miedo a sufrir fatiga por compasión, una dolencia tabú de nuestro siglo

La pasión por lo animales, el alto nivel de compasión, la empatía y el impulso por cuidar a los demás no es suficiente para que un veterinario disfrute de su profesión. El agotamiento, la exposición repetida a eventos traumáticos, tratar animales descuidados que llevan varios días enfermos o enfrentarse a dueños que equilibran sus finanzas en detrimento de su mascota, acaba por pasarles factura y la fatiga por compasión hace mella.

Por Odette ALKANA

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La fatiga por compasión o desgaste por empatía es una forma de estrés traumático secundario reconocida dentro de la Psicología. Afecta a un gran número de profesionales del mundo animal, es como un síndrome silenciado del que nadie quiere hablar.
El doctor Charles Figley, director del Tulane Traumatology Institute, fue quien acuñó este término en 1995. Es un trauma indirecto, el resultado de la relación única de un cuidador médico con un paciente, a través de la cual la empatía le permite al cuidador “asumir la carga” del paciente enfermo o moribundo.
Capacidad de cuidar
Pero todo tiene un límite. El prestigioso doctor Frank Ochberg, conocido psiquiatra y pionero en la psicología del trauma, lleva tiempo avisando de que “con el tiempo la capacidad de sentir y cuidar a los demás de los veterinarios se erosiona debido al uso excesivo de sus habilidades de compasión”.
Según AVMA, la Asociación Médica Veterinaria de América, la más grande del mundo con más de cien mil afiliados, los veterinarios se enfrentan a dilemas éticos de tres a cinco veces por semana, lidian con la muerte y la enfermedad a diario y se topan muchas veces con la crueldad hacia los animales. “Este estrés moral es uno de los principales contribuyentes a la fatiga por compasión de los veterinarios”, según relata Elizabeth Strand, profesora clínica y directora del trabajo social veterinario en la Universidad de Tennessee.
Día a día
El día a día de una clínica veterinaria es calificado como muy duro desde prácticamente todas las organizaciones veterinarias de nuestro país. Un punto en común en todas ellas es el sentimiento de que no son valorados debidamente por los dueños de las mascotas. “Los animales llegan a veces en situaciones horrorosas, tras muchos días enfermos, muy descuidados, cuando ya casi es imposible hacer algo por ellos", relata a LADRIDOS el propietario de una emblemática clínica en la que se enfrentan un día sí y otro también a situaciones de este tipo.
Muerto antes de entrar
Los casos extremos, aunque son eso, extremos, se repiten cada vez con más asiduidad y los profesionales de la salud animal se ven ante hechos con los que apenas tienen armas para enfrentarse. “Un caso que nos dejó impactados y traumatizados como ninguno fue un día que entró por la puerta de la clínica una señora con su perro en brazos llorando, gritando que su perro llevaba varios días enfermo y que lo curásemos. Cuando lo puso en la mesa estaba ya muerto, hasta frío”, comentan desde la Asociación de Propietarios de Clínicas Veterinarias, Círculo Veterinario, presidida por Paloma Lago.
Estos casos, por desgracia, no quedan ahí. Muchas veces los propietarios, para no sentirse culpables emocionalmente de lo que le acabe sucediendo a su perro, gritan y culpan a los veterinarios de la muerte de su mascota. “La señora que trajo al perro ya sin vida montó un escándalo horroroso como nunca habíamos visto”, matizan.
No tan extremo, pero que igual puede acabar con la vida del animal, es no seguir las indicaciones del médico de animales en cuanto a tratamiento o recomendaciones, algo que se les escapa de las manos a los veterinarios.
Menos medicación
“A lo mejor ponemos un tratamiento fuerte a un perro o un gato por algún problema renal o de otra índole y le prescribimos también un protector gástrico, el dueño no se lo da por economía y le provoca una úlcera al perro que acaba con su vida”.
Según AVMA, los veterinarios se enfrentan a diario a clientes que “luchan para equilibrar las necesidades financieras con las necesidades de sus mascotas”, tomando decisiones que pueden ser fatales para su compañero de cuatro patas.
La dictadura de Google
En la era en la que los cometarios, los likes, las valoraciones en redes sociales y el posicionamiento en buscadores mueve cualquier negocio que se precie, las clínicas veterinarias suman un punto más de estrés a su gestión.
“El principal enemigo de los veterinarios son los propios veterinarios, como una clínica destaque por su gestión, por su buen servicio, enseguida se encargan otras de desprestigiarla en las redes sociales”, matizan a LADRIDOS desde Círculo de Veterinarios.
Todo este cúmulo de cosas influye negativamente en una profesión que es pasional. “Claro que faltan profesionales de Veterinaria en España, lo que falta es gente preparada y que se valore de verdad nuestra profesión, que los dueños de los pacientes, que son las mascotas, se conciencien y no lleguen a ese extremo con sus animales. Por suerte no todos los casos son así, es lo que nos hace seguir en un trabajo que es duro día a día”, concluyen.

Síntomas de fatiga por compasión
Los sentimientos de apatía y aislamiento encabezan la lista de síntomas de la fatiga por compasión. Pero están lejos de ser los únicos. Este trastorno insidioso puede causar problemas tanto psicológicos como físicos. AVMA indica a sus asociados un listado de posibles síntomas de la fatiga por compasión a los que hay que estar muy atentos:
-emociones embotelladas;
-tristeza y apatía;
-incapacidad para disfrutar de actividades que antes eran placenteras;
-aislamiento;
-dificultad para concentrarse;
-sentirse mental y físicamente cansado;
-dolencias físicas crónicas;
-expresar quejas excesivas sobre su trabajo, sus jefes y/o compañeros de trabajo;
-falta de cuidado personal, incluida la higiene deficiente y una disminución de su apariencia;
-pesadillas recurrentes;
-abuso de sustancias;
-comportamientos compulsivos, como comer en exceso o meterse en el mundo de las apuestas.

Número de veterinarios en España

Andalucía 5.312
Aragón 1.582
Asturias 922
Islas Baleares 759
Canarias 1.616
Cantabria 486
Castilla y León 3.774
Castilla-La Mancha 1.595
Cataluña 4.639
Comunitat Valenciana 3.318
Extremadura 2.059
Galicia 3.127
Madrid, Comunidad de 4.358
Murcia, Región de 1.058
Navarra, Comunidad Foral de 529
País Vasco 929
Rioja, La 214
Ceuta 28
Melilla 32
Total 36.337

(Páginas 10 y 11) 

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