Los perros discriminan el petróleo del alquitrán
Desde hace años se utilizan perros detectores como ayuda para la conservación de la naturaleza cuando se producen derrames de petróleo. Hasta ahora tenían el hándicap de que marcaban tanto crudo reciente como bolas de chapapote antiguas y erosionadas. Tras un sencillo entrenamiento ya son capaces de discriminar un material de otro. Un estudio en la Universidad de Texas demuestra que con un entrenamiento sencillo los canes son capaces de detectar vertidos de este crudo reciente discriminando los restos de alquitrán
Por Óscar REKALDE
Investigadores de la Universidad Tecnológica de Texas se propusieron evaluar la capacidad de discriminación específica del petróleo en perros detectores, con el objetivo de comprobar hasta qué punto su olfato es efectivo cuando hay bolas de alquitrán erosionadas o envejecidas por el medio.
Para ello entrenaron a tres perros con un odorante de petróleo fresco con tres opciones alternativas, usaron olfatómetros en un laboratorio controlado y evaluaron la capacidad de los perros para discriminar el crudo fresco de cuatro muestras diferentes de bolas de alquitrán erosionadas.
Según señala el director del estudio, Mallory De Chant, investigador de la Universidad Tecnológica de Texas en su trabajo publicado el 14 de agosto en la pretigiosa base de datos, SSRN, La iventigación del mañana hoy, en un artículo que aún no ha sido revisado por pares, “Los tres perros discriminaron exitosamente el petróleo objetivo fresco de los cuatro petróleos erosionados no objetivo con una precisión del 96%, 97% y 100%”.
Tras las pruebas de laboratorio se realizaron ejercicios de detección en playas donde había tapas de botellas de plástico, plumas de pájaro o rocas, en los que probaron la capacidad de discriminación de los canes con una precisión del 95%, 100% y 100%, lo que pone de manifiesto a modo de conclusión que “los perros tienen éxito en discriminar el petróleo fresco del degradado con un entrenamiento explícito”.
Los animales
Se utilizaron tres perros, Bin y Peña, dos ejemplares de braco alemán de pelo corto, y Buster de raza mestiza, que iban dos veces al día al Laboratorio de Olfato Canino de la Universidad Tecnológica de Texas.
Sus actividades eran paseos, sesiones de juego, entrenamiento y enriquecimiento social, todo bajo la supervisión del Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales.
El olor que tenían como objetivo en la detección provenía de petróleo “Bunker-C” no desgastado mezclado con arena de juego en la proporción 0,5g/4,5g para jugar. Utilizaron como material que no debían detectar los perros, dos bolas de alquitrán sólidas, y dos tipos de petróleo, uno semisólido y otro meteorizado, que también se mezclaron con la arena limpia en la misma proporción.
Preentrenamiento
Todos los perros fueron reforzados con comida o juguete en un horario continuo para todas las veces que marcaban correctamente el petróleo reciente. El olor objetivo estuvo presente en el 60% de los ensayos, y las sesiones con solo frascos con arena o en blanco el 40% restante. Si algún perro marcaba un frasco equivocado, que solo tenía arena o en blanco, no era premiado y se daba por concluido el ejercicio.
Entrenamiento
En esta fase utilizaron el mismo refuerzo, comida y juguete, y se iban agregando botes con petróleo hasta alcanzar el criterio de entrenamiento con un 85% de precisión o más. Tanto si marcaban de manera correcta como si rechazaban el bote que no tenía petróleo reciente fueron recompensados con su premio.
Se dio la circunstancia de que uno de los perros, Buster, requirió más pruebas de lo normal para concluir su éxito. Entonces lo que hicieron los investigadores fue reducir a la mitad el refuerzo en rechazos correctos, es decir, solo le premiaron una de cada dos veces que rechazaba un bote de forma correcta. Luego bajaron a cero, no premiando en ningún momento este marcaje, solo la detección del petróleo correcto, así su rendimiento aumentó según los criterios marcados de entrenamiento.
Prueba de discriminación
La primera prueba de discriminación consistió en un total de cinco sesiones, cada una de 20 pruebas, en las que participaron perros discriminando el petróleo Bunker-C de los 4 aceites no objetivo. Nuevamente Buster no fue reforzado cuando rechazaba correctamente un bote sin petróleo reciente, frente a Bin y Peña que recibieron su premio siempre que lo hicieran bien.
La segunda prueba de discriminación fue una sesión de 20 ensayos en los que los canes tenían que diferenciar el petróleo objetivo del estudio de cuatro objetos novedosos, rocas, plumas de pájaro, tapas de botellas de plástico y palos, objetos que se encuentran con asiduidad en una playa.
En total, Peña tuvo una precisión del 100% en sus detecciones, Bin el 97% y Buster el 96%.
Para llegar a buenos resultados, y considerar que el perro ya está capacitado, Bin necesitó 20 días, Buster 26 y Peña, la más rápida, 16. Los resultados indican que los perros pueden discriminar con éxito el petróleo fresco, es decir, un vertido reciente de crudo, e ignorar las bolas antiguas de chapapote.
Según los estudiosos, esta investigación es importante porque es típico que se produzcan derrames de petróleo en las costas.
(Páginas 24 y 25)
Detección: el poder del olfato