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El arte de zonas de conflicto será protegido por perros preparados para detectar expolios

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Los ladrones que se dedican a saquear obras de arte sobre todo en zonas de conflicto lo tendrán a partir de ahora un poco más difícil. Cuatro perros han sido adiestrados para detectar el tráfico de este material de valor incalculable en los aeropuertos

Por Emer IGLESIAS

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La pandemia paralizó medio mundo, también el proyecto “K-9 Artifact Finders” puesto en marcha por la Fundación Red Arch en colaboración con la Universidad de Pensylvania para entrenar perros que detectaran el tráfico ilegal de obras de arte y evitar así los saqueos, sobre todo de zonas de conflicto. Red Arch ha iniciado los pasos para reactivar el proyecto. “Estamos absolutamente comprometidos con el avance del programa y estamos actualmente en conversaciones con los especialistas de la Escuela Veterinaria de la Universidad de Pensylvania para proseguir hacia la próxima etapa”, indica a LADRIDOS, Roger Atwood, miembro de la fundación.
Un par de años antes de que el coronavirus hiciese acto de presencia, en la Escuela de Ciencia veterinaria de la Universidad de Pensylvania comenzaron a entrenar a cinco perros, cuatro labradores y un pastor alemán, de comportamiento tranquilo y curioso y con olfato sensible y desarrollado.
Tras los primeros pasos, optaron por dejar solo a cuatro en el proyecto. “Ahora son cuatro perros, Pacy, Moxie, Scout y Grizzly. Comenzamos con cinco pero uno, Roxy, no respondió muy bien al entrenamiento por un problema de salud. Se dieron cuenta de que tenía una discapacidad y ahora son cuatro. Este centro de entrenamiento de caninos está dentro de una escuela de ciencia veterinaria y son muy especializados y muy sensibles a las necesidades de los perros y a los efectos adversos que estos puedan sufrir”, relata Roger.
Cuando estaban a punto de pasar a la siguiente fase, comenzar con las pruebas en aeropuertos o pasos fronterizos, irrumpió la pandemia en nuestras vidas. El centro universitario se vio obligado a paralizar el trabajo con los perros, que ahora se prevé reanudar.
El programa son tres fases. Antes de aparecer el coronavirus estaban “terminando la primera que es el entrenamiento de los perros y su preparación en el centro de adiestramiento. La segunda parte es de trabajo de los caninos fuera del laboratorio”, indica Roger. Los perros tendrían que haber salido al exterior a detectar el olor de la cerámica en situaciones reales, como maletas, coches o escondites, lejos del laboratorio, pero quedó en suspenso. Esta etapa del proyecto es la que están estudiando para reactivarla.
Este proyecto, único en el mundo, surgió cuando Ricardo St Hilaire, director ejecutivo de Red Arch, fundación sin ánimo de lucro que investiga la política de propiedad y preservación del patrimonio cultural y trabaja por impedir el tráfico de antigüedades, “pensó en la posibilidad de entrenar perros para rastrear obras de arte antiguas saqueadas de países en conflicto como Siria o Irak”, indica Roger Atwood.
Es una organización en la que sus integrantes apenan tenían contacto con perros, pero “todos tenemos en común y estamos muy unidos en la idea de que hay que aumentar esfuerzos para frenar el tráfico de antigüedades, tráfico que está haciendo tremendo daño a los sitios arqueológicos en todo el mundo. Vimos la necesidad de buscar nuevas ideas. Ya había muchas leyes, resoluciones, códigos legales para combatir este tráfico ilícito de antigüedades y era hora de buscar ideas nuevas. Nos pusimos todos a pensar qué es lo que podíamos aportar como organización y lo de los perros nos pareció una buena idea”, matiza Roger.
Los primeros pasos no fueron esperanzadores de que su idea pudiese fructificar. “Rick tuvo la idea de todo esto y empezó a hacer consultas. Es un abogado un poco fanático del arte y de la vida cultural. Comenzó a preguntar en escuelas veterinarias y a la primera con la que entró en contacto no le pareció factible el programa, no le gustó la idea”.
Esta fundación sin ánimo de lucro no se dio por vencida. “Entonces fuimos a una de Pensilvania donde casualmente tiene también un museo arqueológico famosísimo de muchas piezas de arte y les gustó mucho la idea y comenzamos a trabajar con ellos. Les resultó muy interesante la idea del abogado”.
El proyecto “K-9 Artifact Finders” se puso en marcha.
El sistema de entrenamiento es sencillo. Primero aprenden el olor característico de la cerámica antigua y luego van discerniendo. “Trabajan mucho con objetos de arte, pero también con restos modernos para comprobar si el perro está sintiendo el olor. Trabajan como en una rueda con cajas y en algunas de ellas los adiestradores ponen monedas o pedazos de vidrio u otros objetos de cerámica, pero objetos modernos que también son de Siria, y hasta ahora los cuatro perros que están en este programa son impresionantes, van detectando cuáles son las piezas antiguas”, añade.
Según la principal investigadora de este proyecto, Cynthia Otto, directora ejecutiva del Penn Vet Working Dog Center , “Nuestra teoría es que un material poroso, como es el de las obra de arte, va a tener mucho más olor que otras sustancias que suelen olfatear los perros”.
En un primer momento y debido a que las piezas del museo son obras de arte muy valiosas, los perros trabajaban con bolas de algodón impregnadas del olor de la cerámica antigua, pero ahora ya están con restos arqueológico reales, de los que se encarga el arqueólogo, Michael Danti. “Danti ha trabajado en Siria, hizo allí su doctorado antes de la guerra civil actual y todas las piezas que él ha traído siempre fue con el permiso de los gobiernos de turno del país. Siempre de forma legal, hay que tener el permiso del país anfitrión. En este caso las piezas son excavadas para tareas de conservación. Michael Danti es mundialmente conocido por sus trabajos de conservación de piezas arqueológicas”, matiza Roger.
Cada uno de los cuatro perros lleva su propio ritmo de aprendizaje. Son canes que tienen dueño privado, no son de la escuela ni de la fundación. Entrenaron tres días a la semana, de nueve de la mañana a seis de la tarde. Luego se van con su dueña. “Los perros tienen su vida particular, les gusta pasear, meterse en los lagos, les encanta correr por el parque, recoger cosas. Son realmente superactivos y supervivos. Ellos iban de nueve a seis de la tarde a este centro a su entrenamiento y luego marchaban a casa con su dueña. Van como al colegio o a la oficina” relata el representante de Red Arch.
Una vez concluido todo este aprendizaje llegará la puesta en marcha de la detección práctica de los saqueos del arte. El objetivo es llegar a emplearlos en los aeropuertos, sobre todo en el Kennedy de Nueva York, y otros aeropuertos a los que llegan los vuelos de medio oriente, y los que se supone son los más aptos para traficar de lugares arqueológicos saqueados, en ese caso de Siria e Irak.
Por su parte Hilaire hizo especial hincapié en lo novedoso de este adiestramiento: “Este entrenamiento canino no tiene precedentes. Para evitar cualquier contaminación cruzada de olores, nos centramos en la región de la Media Luna Fértil en la actual Irak y Siria, objetivo principal para los saqueadores del patrimonio cultural”.
Para evaluar el progreso usan la “forma de doble ciego”. “Lo primero es la impregnación inicial de los aromas de hasta tres tipos de restos arqueológicos recién excavados, importados legalmente con la ayuda de arqueólogos, incluidos los del Museo Penn. Una vez impregnado, les enseñamos la discriminación de olores. Los perros son evaluados de forma doble ciego, lo que significa que el investigador, el recolector de datos y el entrenador no conocen el tratamiento de cada muestra específica presentada al perro”, matiza.
Por el momento, la firma Red Arch Research considera que tanto la primera como la segunda fase están bien cubiertas con los fondos conseguidos. Más tarde tienen previsto iniciar una fuerte campaña para recaudar fondos, ya que sin ellos no podrían dar el salto a la última fase.
“Son fondos que nosotros recogimos de donantes privados, gente que está interesada en el tema y quiere colaborar. Esto es una fundación sin ánimo de lucro, Yo creo que depende del alcance que queramos dar. Por ahora estamos bien entrenando a los cuatro perros. Más adelante si el programa nos resulta muy eficaz y queremos expandirlo implicaría buscar otras fuentes de ingresos, otros aportes económicos. Pero la primera y la segunda fase están cubiertas”.
Cynthia Otto, líder internacional en investigación sobre perros de trabajo, ha entrenado a muchos canes tanto para la aplicación de la ley, como para búsqueda y rescate o para detección médica. “El tipo de entrenamiento canino que realizaremos para K-9 Artifact Finders no tiene precedentes. Creemos que es innovador y factible“.

3.000 millones al año
El comercio ilegal de antigüedades mueve al año más de tres mil millones de dólares en el mundo, especialmente de los países en guerra, como Siria e Irak. Según una estimación del FBI, alrededor de medio millón de piezas fueron robadas de museos y sitios arqueológicos en todo Irak entre 2003 y 2005 solamente. Además en Siria, se ha sabido que el Estado Islámico saquea y vende artefactos antiguos, como estatuas, joyas y arte para financiar sus operaciones.
Solo en EE UU entre 2007 y 2016, Aduanas y Control de Fronteras descubrieron más de 7.800 artefactos culturales saqueados de alrededor de 30 países diferentes.
Para Hilaire, el proyecto K-9 Artifact Finders ahora es más urgente que nunca para proteger el patrimonio cultural. El Consejo de Seguridad de la ONU descubrió que grupos terroristas están generando ingresos a partir del “saqueo y contrabando de bienes culturales desde sitios arqueológicos, museos, bibliotecas, archivos y otros sitios”. Y que estos crímenes contra la cultura se están “utilizando para apoyar sus esfuerzos de reclutamiento y para fortalecer su capacidad operativa para organizar y llevar a cabo ataques terroristas”.
“El objetivo del proyecto K-9 Artifact Finders es ayudar a abordar esta preocupación de máxima prioridad para salvaguardar el patrimonio cultural”, matizó el director ejecutivo de Red Arch.
“Debemos detener el crimen del tráfico transnacional de antigüedades”, dijo Hilaire. “Los perros pueden ser el socio adecuado para hacer el trabajo”, agregó el Dr. Lou Ferland, jefe de Policía retirado y jefe de la Asociación Canina de la Policía de los Estados Unidos y asesor del proyecto K-9 Artifact Finders.
“Terroristas, delincuencia organizada y delincuentes comunes están destruyendo sitios arqueológicos a escala industrial para cobrar ganancias ilegales”, advirtió el arqueólogo Dr. Michael Danti, consultor principal. “Es por eso que tenemos que averiguar si podemos entrenar perros para ayudar”.

El oficial de aduanas retirado de Seguridad Interna Domenic DiGiovanni está de acuerdo. “Los contrabandistas importan el patrimonio robado a los Estados Unidos escondiéndolo en paquetes y cajas. Usar caninos para olfatear artefactos desenterrados ilegalmente ayudaría a los oficiales de aduanas a identificar rápidamente a los sospechosos de contrabando, que generalmente falsifican formularios de importación cuando trafican artefactos, lo que es un delito grave”.
“Este programa canino es muy eficaz para detectar contrabando de piezas saqueadas sobre todo en Siria e Irak, también de todo el mundo, pero en este caso de lugares de Medio Oriente”, concluye Roger.

Los datos
Medio millón de piezas fueron robadas en Irak tras la guerra
Cinco perros comenzaron el proyecto, pero uno fue descartado por problemas de salud 
30  países han perdido más de 7.800 piezas que han sido detectadas por el servicio de Aduanas de EE UU
Olor  al ser un material poroso tiene muchos más olores que otras substancias que olfatean los perros
Fases. El proyecto tiene cuatro fases, la primera y la segunda ya están concluídas, ahora comenzará la tercera

 

(Páginas 8-11)

Arris: el perro que no dio tregua al dinero de los ERE

En busca del dinero perdido  

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