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Tras un incendio, el perro busca los erizos escondidos en sus madrigueras

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Se puede decir que es la primera unidad canina especializada en localización de erizos tras un incendio forestal. Mujeres por Doñana, junto con los perros Willow, Gordi y Luna realizan una valiosa labor al localizar estos mamíferos, recuperarlos físicamente y devolverlos a su medio natural. En el entorno norte de Doñana, en zonas de cultivo, vides y praderas, tras los incendios suelen aparecer numerosos erizos, muertos o vivos.

Por Miguel PELE

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La asociación El burrito feliz en colaboración con Mujeres por Doñana, llevan a cabo un proyecto de localización de erizos tras un incendio forestal. Estos animales se refugian en galerías subterráneas para protegerse de las llamas y una vez que extinguido salen de su cobijo. Generalmente, sobreviven al fuego. Su problema es conseguir hidratación para sobrevivir, pues las llamas devoran la vegetación y acaban con el alimento de estos erizos.
De ahí surgió el proyecto comenzado con Willow, uno de los perros que viven en el santuario Wendy Clements, lugar al que son llevados los erizos para verificar que están sanos y devolverlos a otro punto de Doñana donde puedan reanudar su vida, según cuenta a LADRIDOS Luis Bejarano, presidente de la asociación El burrito feliz.
La zona en la que se encuentra esta asociación y el santuario está entre los municipios onubenses de La Palma del Condado, Bollullos Par del Condado, Almonte, Trigueros, Rociana del Condado o Hinojos, entre otros municipios. Es la conocida comarca del Condado, con una eminente actividad agrícola de cereal, olivo, vid o fresa, lugar donde proliferan los erizos.
El proyecto para localizarlos tras un incendio comenzó en 2022 cuando vieron que Willow, perro de raza mestiza con instinto de rastro, encontraba fácilmente a los erizos. No les costó mucho canalizar sus instintos de caza para que ni dañase a los erizos que encontraba ni se hiciese daño él en el hocico o las almohadillas. Así, cuando localizan un erizo ladran y lo marcan con la pata, pero sin tocarlo.
Tras este perrito, que se va haciendo mayor, vienen otras dos: Gordi, de tres años, con buen instinto de rastro y Luna, de año y medio, más juguetona y a la que habrá que dedicar algo más de tiempo para este trabajo.
Los tres perros llevan una vida feliz en el santuario donde comparten el enorme espacio con otros animales. Tan solo en época de incendios es cuando suelen “trabajar” con su guía para buscar.

Recuperación de los erizos
A lo largo de estos dos años han conseguido recuperar una treintena de erizos. Tras el incendio todo queda quemado, sin nada de alimento para estos mamíferos con púas. Si no se les cogiese a tiempo morirían de deshidratación y de inanición.
Tras ser localizados por los perros, se llevan en transportines al santuario. Una vez allí y en función de su estado, se procede a alimentarlos, a hidratarlos y recuperarlos para ser soltados. “Si tienen quemaduras hay un mayor tiempo de estancia en nuestras instalaciones. Lo primero es alimentarlos, les facilitamos tiras de pollo, que tienen proteínas y a su vez son ricas en agua. También les damos pienso para gato, que suele ser húmedo”, aclara Bejarano.
Después de un tiempo y cuando se les ve que pueden llevar una vida lo más normal posible, se les suelta en otro espacio natural, donde retomarán su vida anterior. Hay una finca con viñas y olivos ecológicos en la que estos animales podrán reiniciar lo que el fuego interrumpió. Son animales muy individuales, por lo que no hay problema en que estén solos. Cuando les llegue la época de cría se buscarán para aparearse y luego cada uno seguirá su camino.
En estos momentos hay dos erizos que están en fase de recuperación y aún les queda por delante entre uno y dos meses para que se devuelvan a la naturaleza.

Mujeres por Doñana
Dentro de la asociación El burrito feliz hay un grupo especial formado por 18 mujeres voluntarias, todas ellas implicadas en el mantenimiento de este espacio natural emblemático, entre ellas Cristina Mariño, guía de la unidad canina. “A pesar de que ya estoy jubilada en cuanto nos avisan de un incendio y dejamos el tiempo preciso para que se enfríe la tierra, cojo el Jeep, meto a Willow en el transportín, llevo otras jaulas para los erizos y por la mañana salimos de 9 a 11:30 a localizar los erizos que hayan sobrevivido”, relata a LADRIDOS.
Al ser un grupo de voluntarias no tienen ningún tipo de subvención y los gastos de desplazamientos corren todos por su cuenta. Cuando hay un incendio en un radio de 20 o 25 km no lo dudan y allá que van con sus perros a rescatar estos pobres e indefensos animales que morirían inevitablemente de no ser por su esfuerzo desinteresado.
“Cuando conseguimos encontrar un erizo, lo llevamos al santuario y lo recuperamos siento una gran satisfacción y mucho más cuando se devuelve a la naturaleza para continuar su vida silvestre”, añade.
Por desgracia los incendios no desaparecerán y esta unidad canina singular, cuando la temperatura de la tierra descienda y no dañe a los perros, seguirá saliendo a buscar los erizos sobrevivientes antes de que mueran por falta de alimento. Willow, Gordi y Luna, guiados por Cristina y sus compañeras serán sus salvadores.

El erizo
Es un mamífero de hábitos más bien nocturnos y de alimentación omnívora. Es raro verlo en la naturaleza, pero sí tristemente atropellado en las carreteras. Suele comer gusanos, caracoles, crustáceos, anfibios y reptiles. Vive en pequeñas galerías que él mismo construye y en las que dormita esperando que llegue la noche. Se trata de una especie protegida, igual que las ardillas, de acuerdo con el Decreto Legislativo 2/2008, de 15 de abril, texto refundido de la Ley de protección de los animales. En España, según la ley animal, no está permitido tener un erizo como mascota.

Los datos
30 erizos rescatados
20-25 Km radio de acción de búsqueda de erizos

(Páginas 8 y 9)

 

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