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LOS PERROS TAMBIÉN TRABAJAN

Al rescate de las tortugas

tortugas

 

Por Jonathan MANZANO

Elisa y Jaime, junto a su equipo canino, se han convertido en un referente al que acudir cuando de detección se habla. En tan sólo cinco días sus perros Bonjo, Sira, Capitán y Coronel localizaron hasta 44 tortugas en L’Albera, territorio en el que se encuentran en verdadero peligro de extinción. Desde entonces, forman parte de numerosos proyectos.

No hay tortuga que se les escape a Bonjo, Sira, Capitán y Coronel, los cuatro perros que en la comarca de L’Albera ayudan a que esta especie pueda dejar de estar en peligro de extinción. Los educadores caninos de masqueguau, Jaime Vidal y Elisa Hinojosa, recibieron una consulta del biólogo-herpetólogo Albert Vilardell. Les consultó si sería posible entrenar a perros para localizar tortugas de tierra. Hasta entonces Jaime y Elisa llevaban una larga trayectoria en otros trabajos relacionados con la detección, pero esta propuesta les llamó la atención y su respuesta fue afirmativa. Se les propuso entrenar perros para un proyecto en el que era necesario censar el número de tortugas en la comarca de L´Albera, puesto que la variedad autóctona de testudo Hernani de la zona estaba en serio peligro de extinción. “Se hizo una anterior repoblación, pero en tres años los biólogos sólo localizaron cinco ejemplares. Los perros que entrenamos para este proyecto fueron Bonjo, Sira, Capitán y Coronel. En cinco días ellos localizaron 44 ejemplares. A partir de este éxito Eli y yo hemos recibido muchas propuestas para proyectos de conservación” explica Jaime Vidal a LADRIDOS.

Trabajan en bosque, montaña, etc. Siempre en la naturaleza y, por eso, resulta fundamental que los cánidos estén habituados a ella. El entrenamiento de estos perros es un proceso complicado. En primer lugar, se necesita un olor determinado para que ese aroma tenga un significado especial para el perro. El problema es que esto no siempre es fácil de conseguir, ya que al trabajar con especies en peligro de extinción, no siempre de disponen de muestras de alta calidad. Una vez se tiene realizada esa asociación, se enseña al can un comportamiento para señalar ese olor. Con frecuencia se utiliza el “sentado” para evitar que el perro interaccione con las muestras.
“A partir de aquí es fácil: buscar, encontrar, sentarse y recibir premio. Es algo divertido para los perros. El premio que utilizamos al principio para realizar asociación del olor a algo bueno, suele ser comida. Cuando avanza el proceso, decidimos cada perro cual sería el premio más adecuado. A veces es juego, a veces se mantiene la comida y a veces simplemente lo gratificante que es hacer ese trabajo juntos” afirma Jaime Vidal a LADRIDOS.

Los cuatro perros se encargan de que esta especie deje de estar en peligro de extinción

El tiempo de adiestramiento suele durar entre 15 días y un mes, ya que al partir de un perro que ha sido seleccionado por las actitudes que se necesita, el proceso se acorta. 

“Cuando sugerimos un tiempo para enseñar al perro detector, eso no es el final del proceso, solo es el comienzo. Toda la vida el perro irá ampliando y completando experiencias que cada vez le acercarán a ser un perro 10.
La selección es muy importante. Por eso en nuestro equipo no hay trabajo con cachorros. Es muy difícil tener claro que un cachorro al madurar mantendrá una actitud determinada dentro de la expectativa que habíamos puesto. Nuestra familia detectora está compuesta por perros que han sido adoptados jóvenes, con un año aproximadamente y con esa edad si que vemos ya la actitud que buscamos mucho más consolidada”.
La jornada de trabajo depende de cada perro y de cada escenario. Por ejemplo, en el último trabajo que realizaron en Bárdenas Reales, en Navarra, se dedicaban a buscar nidos de Galápago. “Llevábamos tres perros y trabajaban una media hora de forma continuada y descansaban después una hora, para reiniciar de nuevo el trabajo después de esa hora de descanso. Los que descansábamos menos éramos Eli y yo”.

“Nuestros perros son nuestra familia. Una vez el perro entra en casa, estará hasta que se muera”

A la hora de seleccionar los perros que van a formar parte de un proyecto de conservación de la fauna tienen en cuenta una serie de características. El individuo debería tener un tamaño mediano o grande sin ser pesado, una constitución atlética con buena forma física, predisposición a utilizar el olfato y a ser posible pelo corto, ya que para estos perros es muy incómodo trabajar en montaña y constantemente llevar enganchado al pelo medio bosque. Respecto a la hora de trabajar con perros de raza o mestizos, Elisa afirma que “el concepto raza marca una predisposición genética a un comportamiento, pero sólo hablamos de predisposición, no necesariamente una garantía. Preferimos pensar en individuos más que en razas”. 

Una vez que los perros alcanzan una edad de jubilación, permanecerán disfrutando de su merecido descanso junto a Eli y Santi. “Nos consta que muchos entrenadores cuando un perro no les sirve, se deshacen de él. Algún día les ocurrirá lo mismo a ellos cuando sean viejos. Acabarán solos y abandonados. Nuestros perros por encima de todo son nuestra familia. Una vez entra un perro en casa estará hasta el día en que se muera. No concebimos otra idea, los perros no son herramientas que cuando se envejecen hay que tirar a la basura. Nuestro equipo actual lo forman Tana y Urpi, pero completan nuestra familia dos jubilados por distintas razones, Capitán y Rico. Ellos siguen trabajando cada día, pero a un ritmo muy suave y sin exigencia, buscan comida y les encanta. Es una forma de mantener su mente y su cuerpo en forma. El resto del día aportan amor y serenidad a nuestras vidas. Realmente adoramos a nuestros perros”.

http://www.masqueguau.com

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