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Galicia: perros al servicio del 112

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Thor, de tres años, lleva dos personas encontradas. Con un año, localizó a una persona en Ortigueira y 
este verano encontró a una anciana, en la imagen, desaparecida en Mandiá (Ferrol)

El servicio gallego de Emergencias cuenta, desde hace doce años, con la inestimable colaboración de los perros de una organización de voluntarios con sede en Ferrol. La asociación Cans de Salvamento de Galicia, Casaga,  que nació en 2000 por iniciativa de un grupo de bomberos, colabora con los servicios de Emergencias de la Xunta y sus perros también han trabajado en misiones humanitarias como el terremoto de Sumatra.

Por Elvira ÁLVAREZ GAYO

 

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Olfato, intuición y mucho trabajo. Es la fórmula que aplican los voluntarios de la asociación Cans de Salvamento de Galicia, que colabora desinteresadamente en la búsqueda de personas desaparecidas en la Comunidad Autónoma. Los servicios de Emergencia de Galicia tienen que atender todos los años más de 150 casos de desaparecidos, especialmente en un medio rural cada vez más envejecido y despoblado. En los operativos de búsqueda tienen un papel muy relevante los perros de Casaga.

Alejandro Barreiro, presidente y responsable de formación de Cans de Salvamento de Galicia, recuerda a LADRIDOS que la asociación nació en 2000 “porque a algunos compañeros del parque de bomberos de Ferrol nos gustaban los perros e intentamos crear un departamento dentro del servicio de extinción de incendios de Ferrol, como la idea no salió adelante, tres bomberos de Ferrol y uno de Lugo creamos la asociación a nivel particular y de manera altruista”.

Unos años más tarde, en 2005, la Dirección Xeral de Emerxencias de la Xunta les propuso un convenio de colaboración que se mantiene hasta hoy porque “en Galicia, por desgracia, se pierde mucha gente, el año pasado hubo 147 denuncias por personas desaparecidas”, señala Alejandro Barreiro. “No quiere decir que todas se pierdan en el monte, pero hay un gran número de personas en el medio rural que se pierden, sobre todo mayores, nosotros salimos de media una vez al mes a buscar a alguien”, explica.

La asociación dispone actualmente de nueve equipos, seis de búsqueda de personas en grandes áreas y escombros, dos de perros de rastro y uno para búsqueda de cadáveres. Cada uno de los equipos está compuesto por un binomio de persona y animal. Barreiro indica que “hay perros que trabajan con cualquier persona, independientemente de quien sea su guía, ellos saben su trabajo y, como nos conocen a todos, trabajan con todos, otra cosa es que tengan un vínculo especial con su guía”.

Los animales son propiedad de los socios y viven en su casa, aunque la asociación se hace responsable de la formación, seguros, asistencia veterinaria y gastos”. En cuanto al perfil de los canes, en Casaga “predominan las razas de pastor, pastor alemán, pastor belga malinois, también tenemos labradores y, en los últimos años, hemos cruzado pastor alemán con pastor belga malinois”. “Es un experimento que nos ha ido muy bien, nos han salido dos perros buenísimos”, asegura el presidente.

En cuanto a los guías, “hay mucha gente que tiene que ver con las emergencias, pero de las quince personas que componemos la asociación, somos seis bomberos, eso sí, también damos mucha importancia a la formación de la persona”. Además, Alejandro Barreiro destaca que “tenemos una serie de colaboradores, sin ellos la asociación no podría funcionar, son muy importantes, por ejemplo, para los entrenamientos, necesitamos cambiar constantemente de personas para hacer la función de víctimas que se pierden”.

Los perros de Casaga se ponen en marcha cuando los moviliza el 112 o a requerimiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. “Nosotros estamos dentro del operativo del 112”, explica el presidente de la entidad, y una vez activado el dispositivo, “cuando han transcurrido 72 horas, si se trata de una persona de edad avanzada puedes pensar que ha fallecido, no está demás llevar un perro de cadáveres, también llevamos los perros de rastro a ver si cogen un rastro y los de grandes áreas, todo depende de los que podamos ir, porque somos voluntarios y tenemos nuestras profesiones, normalmente llevamos varios perros y lo que hacemos es sectorializar, si van tres, trabajan dos y uno descansa”.

La búsqueda se planifica también teniendo en cuenta las circunstancias del desaparecido, “dependiendo de la edad, normalmente se busca alrededor de la vivienda de la persona 500 metros, si no aparece lo ampliamos a un km, por estadística, suelen aparecer en un radio de 800-1.200 metros”, señala Barreiro.

A veces, las búsquedas resultan muy laboriosas, por la orografía y la vegetación existente en los montes de Galicia, “el que no aparece en los primeros días, muchas veces aparece en sitios de muy difícil acceso, en alguna ocasión para sacar el cadáver ha sido necesario utilizar un camión para desbrozar la zona en la que estaba”, dice este experto.

 

De Galicia a Sumatra

Casaga tiene su base en unas instalaciones del antiguo Cuartel Sánchez Aguilera, cedidas por el Ayuntamiento de Ferrol. Allí dispone de oficinas, almacén y unas perreras. Entre otros medios, la asociación cuenta con un vehículo todoterreno, una zodiac para colaborar en búsquedas en el mar y un dron para actuar en zonas de difícil acceso, como pueden ser las búsquedas en zona de acantilados.

En cuanto a los entrenamientos, Alejandro Barreiro detalla que “variamos mucho de zona, cambiamos constantemente para que los perros no se acostumbren, podemos ir a Doniños, San Sadurniño, A Capelada, Cedeira, Cariño...y el trabajo de escombro tenemos la suerte de contar con una zona en donde tenemos nuestra sede”. Además participamos “en un simulacro anual en un pueblo abandonado de León con muchos grupos de España y Portugal”.

Casaga ha participado en más de 90 búsquedas de personas en toda Galicia, y también viajaron a prestar ayuda en catástrofes humanitarias como el terremoto de Sumatra en 2009. En Galicia intervinieron en sucesos como el Ciclón Gordon que, en 2006, hizo volar los tejados de viviendas de un barrio de Ferrol o, este mismo año, el derrumbamiento de una vivienda en Bóveda (Lugo) con dos personas fallecidas. La última salida, hace un mes, fue para localizar, felizmente con vida, a un joven Infante de Marina, desaparecido en Fene.

CA.SA.GA

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