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Agility:
cómo ser el más veloz 

 

Agility articulo


 
(Parte III: AGILITY)

Por Jonathan MANZANO

Un perro con gran velocidad y activo es un compañero perfecto para sortear los diferentes obstáculos de esta disciplina deportiva de origen británico. En esta manga se añaden los tres obstáculos de contacto como la empalizada, el balancín y la pasarela, los cuáles exigen tanta precisión que dan la sensación de mayor dificultad, lo que los convierte en un quebradero de cabezas para aquellos que quieren obtener la primera posición.

El agility es la segunda manga de este deporte canino. En un recorrido de 100 a 200 metros, perro y guía sortearán los obstáculos que constituyen la manga de jumping, a los que hay que añadir los de contacto: el balancín, la empalizada y la pasarela.

Estos tres obstáculos tienen en sus extremos unas zonas coloreadas que el perro debe pisar al subir y al bajar obligatoriamente, sino implicarían una falta. Por este motivo, es fundamental realizar un buen entrenamiento con el método seleccionado hasta que la presencia de otros factores durante la competición como los ruidos, los materiales en las zonas de contacto a los que el perro no esté acostumbrado, etc., no afecten a la hora de ejecutar el ejercicio. Elisenda Huidobro, tercera clasificada en la categoría MIDI del Campeonato de Agility de este año, afirma que lo ideal es también “ir a entrenar a otros sitios distintos a tu club habitual para que generalice los comportamientos aprendidos en otros contextos”.

Existen muchas maneras de entrenar estos obstáculos desde cero pero suele ser recomendable no empezar con estos obstáculos en sus alturas de competición. “Con las zonas en el suelo o a altura muy bajita se acompaña al perro mientras la realiza de una punta a la otra premiándolo con juguetes o comida, y conforme lo haga con más velocidad y confianza, se va aumentando la altura de los mismos. En el balancín, para los perros más inseguros o miedosos, suele ser conveniente, antes de empezar acostumbrarlos a su sonido, dando el golpe manualmente con el perro al lado, jugando o haciendo algo placentero para el para que lo asocie a algo positivo y evitar que durante el entrenamiento se asuste.

En la pasarela y empalizada, durante muchos años se ha utilizado el método llamado “two on, two off” donde enseñas al perro a parar en la zona de contacto de bajada con las patas delanteras en el suelo y las traseras tocando la zona, y le enseñas una orden para abandonar el obstáculo. De esta manera, no importa si tú llegas antes o después que él al obstáculo, tocará la zona y esperará a que tu te posiciones y le des la orden para seguir la pista” afirma Elisenda Huidobro.

Aunque este método es efectivo, el perro se ralentiza y pierda unos segundos que pueden ser la diferencia entre ser ganar y quedarte a las puertas. Por este motivo, desde hace unos años, se ha introducido una nueva forma de hacer estos obstáculos que implica mucha velocidad, el denominado “running contact” quien Elisenda define como un entrenamiento que focaliza la atención del perro en correr lo más rápido posible por estos obstáculos y que la zancada del perro sea rápida y toque, sin pararse, estas zonas. “Es un método más largo de entrenamiento pero que para los equipos que quieran ser competitivos a alto nivel es muy recomendable”.

En los últimos años se ha introducido la técnica de entrenamiento denominada "running contact"

Suele pensarse que las zonas de contacto son lo más difícil pero bien trabajadas no tienen porque serlo. 

En el balancín (1) a la hora de realizarlo, se recomienda evitar la vibración del mismo, ya que “este movimiento puede dar miedo a algunos perros, en sus inicios” afirma Elisenda. 

La empalizada (2), la cual debe debe realizarse con la fuerza necesaria para que el perro pueda subir su inclinación pero con el control preciso para que no salte la zona en el momento de bajar de ella.

Por último, la pasarela (3)  que es un obstáculo mucho más estrecho, menos alto y largo. “La envergadura de los perros más grandes puede dificultarles el correr por esta superficie tan estrecha pero con entrenamiento pueden hacerlo igual de confiados que los menos pesados”.

En el Grado I se realizan dos mangas de Agility pero a medida que se va avanzando de grado se va intentando no realizar solamente los obstáculos sin cometer faltas, sino ejecutarlos lo más rápidamente posible. Para eso, es muy importante la posición del cuerpo, de los brazos y pies, para darle al perro la máxima información posible y ejecute la trayectoria como deseemos.

Las penalizaciones de esta manga pueden ser faltas como no tocar con una de sus patas las zonas de contacto de la pasarela, empalizada y balancín, tanto en la subida o en la bajada así como no tocar el extremo del balancín el suelo antes de que el perro lo abandone, entre otros. A lo que hay que añadir los rehuses y las conductas antideportivas por parte de un participante. 

http://www.rsce.es

Ama el deporte

Por Marisa Laura RÍOS NOYA, 3ª clasificada MINI en C. España Agility 2017

Para comenzar a competir y tener acceso al Grado 2 es necesario haber superado con éxito al menos tres mangas de Agility en el Grado 1. Este requisito imprescindible nos pone sobre la pista de la importancia de esta modalidad y no es casualidad. 

La manga de Agility es, a mi entender, la más exigente de las dos que componen la clasificación general de una competición. Es la que presenta mayor dificultad a los participantes en general y, por consiguiente, la que más penaliza. El orden de salida suele ser a la inversa a la clasificación del jumping añadiendo una presión adicional al guía dependiendo del resultado del mismo. 

Al tener tres elementos de contactos requiere mayor preparación y autocontrol del propio perro para no abandonar el elemento antes de llegar a la zona de contacto. Esto requiere un entrenamiento específico. 

Para sortear con éxito una manga de esta disciplina es necesario realizar un trabajo previo de entrenamiento de cada uno de los elementos de contacto de forma individual. Aquí hay que pararse y elegir el método más idóneo para nuestro compañero. Dicha elección será, sin duda, la que marque la diferencia. 

Quizás en este punto sea donde más haya evolucionado el agility en los últimos años. Sobre todo si hablamos de la pasarela donde cada vez más agilitistas elijen trabajar el “running contact” y no el “two on, two off” como método de iniciación a dicho elemento. Con este cambio se ha conseguido darle mayor velocidad y dinamismo al agilty consiguiendo, en ocasiones, mejores tiempos que el jumping donde se prima la velocidad del perro en pista.

Es muy importante no olvidarnos que antes y después de las zonas de contacto hay elementos que afrontar y, si no los trabajamos bien, la precipitación puede estropearnos el trabajo realizado. 

Por último, es fundamental la confianza y la autoestima. Todo buen trabajo genera confianza y seguridad por lo que nos libera de tensiones extras y nos permite centrarnos en otros aspectos de la competición: un recorrido más óptimo, recortes, colocación, etc.

Personalmente disfruto muchísimo en la manga de agility confiando en que Eris siempre hace las cosas como mejor sabe hacerlas y nunca le pido más. 

Siempre la animo y la felicito en todo momento. Le hago saber que es increíble. Que es capaz de superar con éxito todos los obstáculos y que si no sale bien, no importa, llevamos trabajo para el club. Todo es motivación y aprendizaje. 

Una vez me dijeron: “En las zonas no hay presión, hay liberación”. Cuánta sabiduría en tan pocas palabras. Creo que ésta es la clave del éxito en la manga de Agility. Un éxito que comienza en el campo de entrenamiento y en el interior del agilitista. Nunca debemos olvidarnos que nuestro compañero siempre lo da todo por nosotros. 

Por ello pienso que el resultado nunca puede ser el objetivo final. Disfrutar del proceso de aprendizaje del perro es para mí la mayor de las satisfacciones. ¡Ama el deporte no la gloria!

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