La Unidad Canina de la Policía Local de Coslada arranca sonrisas a niños con diferentes capacidades
Aunque en principio puede parecer una unidad más donde los agentes realizan servicios con sus perros en materia de seguridad ciudadana, lo cierto es que la Unidad Canina de la Policía Local de Coslada está un nivel por encima del resto: sus binomios se funden con niños de educación especial a los que consiguen sacar de su mundo inaccesible.
Por Emer IGLESIAS / Fotos: Gretta GUNTER
Son las once de la mañana de un lunes cualquiera para todos los mortales, menos para los alumnos del Colegio Público de Educación Especial Rosa Parks de Coslada, Madrid, que comienzan un día diferente en sus vidas rutinarias.
Son niños que la vida les ha llevado por el camino de un alto grado de discapacidad y en muchos casos es difícil llegar a ellos. Sus maestras o cuidadoras lo saben bien y por eso desde la dirección de su centro potencian la visita de los agentes de la Policía Local de su municipio. Desde el responsable de la unidad, Jorge Isasi Sieteiglesias, hasta los guías caninos Dani, Jorge y Pablo con sus tres perros Horus, Xena y Dama, están orgullosos de este trabajo “especial” que realizan.
Y no es para menos. Ellos salen de la rutina del menudeo en zonas de concentración de jóvenes en su pueblo, y los 186 alumnos no solo abandonan su rutina, también abandonan su mundo por una mañana.
La dirección del centro es la encargada de organizar la actividad de los policías y sus agentes de cuatro patas, “nos dice por qué clases debemos pasar, normalmente visitamos todas, comenzamos con pequeños con más problemas, acarician a los perros, los peinan, les dan de comer, los que pueden los pasean llevando ellos la correa”, indica el guía canino Dani Gómez Hernández a LADRIDOS.
Este lunes tiene otra peculiaridad para estos niños; junto a los perros y sus guías va una fotógrafa que los enfoca con su cámara constantemente. No les importa, porque su atención está puesta desde el minuto uno en los dos perros que hoy les visitaron: Horus, de seis años, un perro de agua con unas bellas rastas por la cabeza que tapan los ojos del guía Dani, y Xena, una cachorrita de cuatro meses de pastor belga malinois juguetona que se está formando con su guía Jorge.
“Llevamos cuatro años yendo a estos colegios (comenzaron en el CPEE Guadarrama) y es una actividad que deja huella”, matiza emocionado Dani.
Son visitas en las que los perros no tienen que buscar drogas como hacen a diario, pero disfrutan casi más. “Los niños se abren a los perros, es bastante impactante verlo, porque son pequeños a los que es difícil llegar. En una de las visitas una cuidadora se puso a llorar a lágrima tendida, nos contó que llevaba años intentado llegar a un chico con el síndrome del espectro autista, sacarlo de su mundo y era imposible. Llegó el perro y en cinco minutos lo sacó, nosotros también nos emocionamos, es imposible no derramar lágrimas”.
Los dos guías, sus perros y el jefe recorrieron las clases, compartieron momentos con los chavales y todos posaron para inmortalizar el día en las páginas de LADRIDOS. El lunes finalizó con una imagen impactante en la memoria de estos peques, que aunque no sean capaces de expresarlo, ya sueñan con la próxima visita de sus amigos agentes caninos.
Tres perros, tres guías
La Unidad Canina depende de Seguridad Ciudadana. Jorge Isasi los coordina cuando son requeridos por alguna otra unidad. “También intento proveerles de todo lo que necesitan”, matiza. Los perros son adquiridos desde cachorros de camadas seleccionadas. Se forman durante seis meses en el Centro Militar de Veterinaria de la Defensa. Viven con sus guías con los que trabajan el mismo horario. Hacen controles en la calle, sobre todo preventivos, y su nariz descubre lo que se les escaparía a los agentes.
(Páginas 6 y 7)
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