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Los gatos que nos enseñan el Patrimonio Nacional 

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En Albarracín, con apenas mil habitantes y que acoge más de 100.000 visitantes al año, unos 200 mininos reciben a los turistas por sus calles, mimetizándose con el paisaje.

Por Miguel PELE

    

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Pasear por sus empinadas calles, por las inmediaciones de la muralla o por el paseo fluvial y encontrarse con algún ejemplar se ha convertido en algo cotidiano para los turistas. Son gatos acostumbrados a la libertad, pero también al bullicio de visitantes a los que observarán desde cualquier atalaya, escalinata, ventana o lugar elevado donde se apuestan para descansar mientras vigilan.
En este pueblo/ciudad de algo más de 1.000 habitantes, declarado Monumento Nacional en 1961, desde hace 15 años funciona una colonia de más de 200 gatos, lo que supone un gato por cada cinco habitantes. Entre los mininos hay todo tipo de razas: siameses, europeos, romanos, atigrados, de diferentes colores...
El cuidado de la colonia corre a cargo de la asociación Proyecto Gato Albarracín, que los alimenta, los vacuna y los esteriliza. Si alguno sufre alguna enfermedad o accidente, lo cuidan en casas de acogida o en sus propios domicilios. Durante la mayor parte de este tiempo se ha hecho cargo de todos los gastos que genera la numerosa colonia.
Al ser una villa turística, la asociación quiere aprovechar esta circunstancia pues entre los visitantes hay muchos amantes de los felinos y “sacamos algo de ‘merchandising para vender, participaciones de lotería de Navidad o pedir la aportación de un euro al mes ('A ver cómo te lo explico. Dóname un eurico').  Nos gustaría que hubiese alguna empresa que pudiese donar alimento para la colonia”.
Desde hace dos años, con el cambio de gobierno en el consistorio, el Ayuntamiento se encarga del pago de la esterilización, pero la mayor preocupación sigue siendo conseguir el pienso para nutrir a estos felinos porque no llegan a cubrir las necesidades de alimento de todos los gatos.
Por otro lado, también les preocupa el tema de las multas por alimentarlos en la vía pública. El Ayuntamiento, con el que tienen una buena relación que beneficia a los felinos, ha desarrollado una normativa bastante avanzada. La asociación, sin embargo, considera que las sanciones que está imponiendo el consistorio a las personas que alimentan a los gatos en la calle sin tener carné de autorización son desorbitadas y le piden que sea más flexible a la hora de sancionar. Hay que llevar una labor educativa, “evitar que se le den restos de comida que pueden ensuciar la calle y hagan que proliferen los gatos y proporcionarles únicamente alimento seco, pero no es cuestión de a la primera poner una multa excesiva, hay que ser más comprensivo”.

Tienen colonias en el paseo fluvial y otra en la muralla, lugares donde también están los puntos de comida, de la que se encargan cuatro o cinco personas autorizadas, y buscan que el visitante vea a los gatos como parte del pueblo, los quieren tener lo más silvestres posibles, para que hagan sus rutinas como animales libres en un entorno espectacular, no como mascotas.
A pesar de esto, si hay alguno que no es salvaje o tiene problemas físicos o alguna enfermedad que requiera cuidado especial, se le da a algún conocido, previa firma de un contrato en el que se comprometa a cuidarlo en todo lo que necesite. Esto suele ser la excepción, pues la norma es que se queden en la colonia en total libertad.
La vida de estos gatos es genial porque “tienen toda la montaña para ellos, aunque también tienen accidentes. Recogimos una gatita atropellada en la zona de autobuses y hubo que ponerle un implante, que costó 600 euros, coste que asumió la Asociación, pues la operación se realizó en Teruel y los veterinarios no cobraron. La pequeña estuvo dos meses encerrada hasta que se rehabilitó. Y ahora está libre por el pueblo, pero no se deja coger porque ya era una gata callejera”, relata David Almazán, miembro de la asociación Proyecto Gato Albarracín.

Los datos

1colonia con 200 gatos, en la zona de la muralla y en el paseo fluvial
4 personas con carné autorizadas para alimentarlos
100 mil visitantes cada año en Albarracín
300 establecimientos y empresas turísticas

(Páginas 14 y 15).

 

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