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De carácter afable, pero algo desconfiado, así es el pastor garafiano

Garafiano

Adaptado al frío de las cumbres palmeras tolera muy bien las bajas temperaturas, pero también trabaja en lugares calurosos.
Conservado en el municipio de Garafía, al norte de La Palma, con orografía abrupta, escarpada y húmeda, su fortaleza le dio las características idóneas para pastorear cabras. Ahora, se perpetuará con el deporte o como animal de compañía.

Por Miguel PELE / FOTOS: Club español del perro de pastor garafiano

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En las inmediaciones de Garafía, la raza se ha conservado sin cruces durante muchos años, dada su incomunicación natural (la primera carretera llegó en los años 60 del pasado siglo). Su principal cometido era el pastoreo, primordialmente cabras, también ovejas y algunas vacas. Los pastores viven en la zona cercana a la costa, necesitaban un perro fuerte, que aguantase las inclemencias del tiempo y que acompañase al ganado a pastar hasta las cumbres (18 km de carretera hasta el Roque de los Muchachos, 2.433 m de altitud). Su función es la de guiar y guardar al ganado, puesto que no existe peligro de animales depredadores.
La cabra palmera es muy fuerte y con una gran cornamenta, que se enfrenta a otras razas de perro menos corpulentos, pero el garafiano, “sin llegar a morder, es capaz de presionar y hacer frente a la cabra para llevarla donde tiene que ir. Y lo consigue al tratarse de un perro grande, los machos pueden llegar a los 35-40 kg”, aclara Armando Paz, presidente del club español de perro de pastor garafiano.
Pero con la decadencia de este tipo de ganadería, en la que se sigue utilizando por algunos pastores jóvenes, ha llevado a que se destine a otros usos, más como animal de compañía. Está presente en las otras islas Canarias, en la península, en la costa mediterránea e incluso hay criadores en Alemania. En Córdoba, con temperaturas altas, “un pastor que tiene varios garafiano me comentó que nunca había tenido un perro así, que les va genial, que trabaja igual en invierno que en verano, que se desviven por el ganado”.
A pesar de su peso, algunos lo usan para agility, pero sí que es muy seguro y equilibrado, y lo que pierde en velocidad lo gana en seguridad. También para mondioring, mushing, obediencia, para rastro… porque se adapta muy bien a las todas las disciplinas para las que se quiera utilizar.
Aunque es un perro de guarda de ganado, “tras treinta años de experiencia, veo que es muy noble y no es un perro de defensa ni demanda al dueño que le dé actividad, como ocurre con el malinois. Destaca por su nobleza, inteligencia y rapidez de aprendizaje, su amor y esa incondicionalidad por su dueño, se adapta a cualquier sitio, incluso en pisos, siempre que se cubran sus necesidades”.
Su vida, acorde con su tamaño, se puede alargar hasta los 14 o 15 años, pues goza de buena salud, sin problemas de displasias. Tan solo en algunos ejemplares aparece una enfermedad ocular, formándoseles una película en el ojo como una protección ocular, enfermedad de la que se han hecho estudios en la Universidad de La Laguna para encontrar una solución.
No es una raza que esté en peligro, hay suficientes ejemplares repartidos por España, pero no hay un censo total “pero falta que la gente se involucre más y este perro salga hacia adelante, pues un perro con porte atractivo. Hay bastante perro en Bélgica, Holanda, Finlandia o Alemania, país donde hay algunos criadores. Incluso en el Zoo de Hannover tienen unos ejemplares de garafiano con los que hacen exhibiciones de obediencia”.
Me gustaría que tuviese un mejor futuro, hay mucho trabajo por hacer, organizar grupos de trabajo, se puede lograr con un poco de ayuda e interés. Hay ideas y proyectos para retomar lo que se comenzó en la primera etapa de reconocimiento de la raza por la RSCE, hubo ayuda del Cabildo de La Palma, en la que en pocos años se lograron más de mil ejemplares”.

 

Por eso no está reconocido aún en la FCI, algo en lo que podría echar una mano la Real Sociedad Canina (hay reunión el 12 de febrero), porque son más las razas que no están reconocidas que las que sí lo están, pero “habría que llevar un registro de las camadas por parte de los criadores aficionados. Y puede llegar a ser un perro de moda, porque tiene buenas condiciones”.
Armando Paz tiene seis ejemplares, uno de ellos con 15 años, como mascotas y lo recomienda para gente que quiera hacer deporte, es un excelente animal de compañía, que vale para casi cualquier tipo de persona. “Cuando alguien se acerca a la casa suele recibirlo con ladridos, como todos, pero enseguida que pasa la puerta con su dueño ya se acaba todo el jaleo” concluye el presidente.

Criador en Galicia
Manolo González, con el afijo garafysetter, es un criador gallego de varias razas, entre ellas el perro de pastor garafiano, del que tiene ejemplares desde hace 18 años y cuyas camadas siempre van a buenas manos. Esta raza la cría, no la vende, la entrega gratis porque al ser minoritaria quiere darla a conocer. Sus cachorros suelen ir a gente que hace agility, alguno a la Guardia Civil, a rastro o a terapia, entre otros. Afirma que son perros versátiles, que además de pastores pueden realizar disciplinas deportivas o ser animal de compañía. Afirma que su carácter es afable, pero un poco desconfiado.
Los datos
35-40 kg suelen pesar los machos adultos
14 años suelen vivir, sin apenas problemas físicos
Está en España, Bélgica, Holanda, Alemania o Finlandia
(Páginas 14 y 15)

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