Una de las competiciones caninas más elitista, IGP, no es exclusiva de los malis
Bóxer, dóberman, pastor holandés, schnauzer... demostraron su pericia en un deporte canino ya casi pensado solo para malinois. No se rinden y pisan fuerte. Aunque las puntuaciones no les acompañaron, dejaron claro que ellos también existen. VII Campeonato conjunto FCI-IGP
Por M. ARAMBARRI
El IGP es un deporte canino muy exigente en el que se busca una selección de los mejores perros de trabajo. En los campeonatos actuales dominan dos razas sobre todas las demás: pastor belga malinois y pastor alemán; pero no son los únicos, ni mucho menos.
Dóberman, rottweiler, pastor holandés, bóxer, schnauzer o incluso american staffordshire también pelean por buscarse un hueco en una de las competiciones caninas más elitistas. Los perros de estas razas son los actuales genios del IGP por el esfuerzo y trabajo que cada binomio lleva detrás.
Verlos en pista demostrando su garra, su obediencia, su rastro, su protección... es una delicia a los ojos para cualquier amante de los perros. Otra cosa es llegar al aprobado, lo que consiguen con tesón tras pasar por varias pruebas.
Para ensalzar y animar a estas razas, la Real Sociedad Canina inventó, siguiendo el modelo de otros países europeos, un Campeonato Conjunto FCI-IGP organizado de forma conjunta por los clubs de raza con pocos perros en esta disciplina.
La VII convocatoria del campeonato se celebró a principios del mes pasado en Galicia con la participación de nueve binomios a cual más espectacular: dos dóberman, Óscar Torres con Diamante de Luperca Farruko y Luis Miguel Carvalho con Kevin da casa Runeli; dos bóxer, Petra Pipembacher con Urin von Rehfeld y Luciano Fernández con Deene Iris Amoris; tres pastor holandés Pablo Seijo con Frida del Pableras, Ana Zurdo con Gio del Pableras y Jorge Luis Sánchez con Epsilon del Pableras; y dos schnauzer, José Miguel Sánchez con Tipsy de Errogarte y Juan Carlos Bédmar con Adimon Vom Goldbergsse.
Aunque la lluvia y los chaparrones apenas dieron tregua en ningún momento desmerecieron el espectáculo que significa ver a un schnauzer demostrar su obediencia marcada por el reglamento, a un dóberman proteger a su dueño hasta la extenuación o rastrear a un pastor holandés en campos anegados por la lluvia.
La anécdota de este campeonato es que ninguno de los nueves perros presentados consiguieron aprobar, a todos les falló alguna disciplina, o incluso dos, pero realmente es eso, una anécdota. Lo bonito es el esfuerzo y el tesón y, en esto, estos perros y sus guías son campeones indiscutibles, de ellos es el pódium sí o sí y ya llegarán los Grados.
Los cinco clubs participantes y organizadores del VII Campeonato conjunto, Boxer club de España, Asociación Rottweiler Club de España, Asociación Española Amigos del Dóberman, Club Español Sahnauzer y Club Español Perro Pastor Holandés se esmeraron y no dejaron nada al azar para que el campeonato fuera todo una borrachera de convivencia y buen fin de semana, con cocido gallego y cena de hermandad incluidos.
El campeonato de España se celebró en las instalaciones del DogSport Center Coruña ubicado en el municipio coruñés de Oza-Cesuras. El centro organizador movió tierra y cielo para que todo estuviese perfecto a la perfección y así fue. Los guías y sus perros volvieron contentos de su participación en un campeonato de España y, sobre todo, con la lección aprendida: junto al esfuerzo y el trabajo para estas razas especiales es imprescindible en la ecuación la paciencia para conseguir aprobar los grados, grados que para otros perros, sin ser como un paseo, sí que los alcanzan muchas veces a la primera.
El reglamento de la RSCE para las competiciones de IGP establece que para realizar una prueba debe haber al menos cuatro perros inscritos, da igual el grado o si es a la prueba inicial de sociabilidad, pero de cuatro no se puede bajar. Esto hace inviable para los clubs de raza donde hay pocos perros que practiquen esta deporte organizar alguan competición. Por eso desde la Real Canina decidieron ya hace ocho años, siguiendo los pasos de Italia, convocar un campeonato conjunto entre los clubs de raza que estuvieran interesados, de tal forma que además de dirimerse el campeón de España también se falla el campeón de cada raza. Un aspecto importante de la organización es que los gastos del campeonato se reparten entre los clubs, lo que hace posible que ya se vaya por la séptima convocatoria. Este campeonato, informan desde la Sociedad Canina, es open, es decir que los perros no necesitan haber realizado antes ninguna selectiva ni haber superado competición alguna. Eso sí, solo pueden ir al grupo superior que tengan ya superado en pruebas locales de algún club.
IGP3
1º Óscar Torres Torres con Diamante de Luperca Farruko. (Dobermann AEAD)
A: 28; B: 87; C: 92; Total: 207
2º Pablo Seijo Picado con Frida del Pableras. (Pastor holandés CEPPH)
A: 81; B: 56; C: 63; Total: 200
3º Luis Miguel Carbalho con Kevin da casa Runeli. (Dobermann AEAD)
A: 79; B: 87; C: 0; Total: 166
4º José Miguel Sánchez Salcedo con Tipsy de Errogarte. (Schnauzer CESP)
A: 63; B: 55; C: 0; Total: 118
5º Juan Carlos Bédmar Ballesca con Adimon vom Goldberg See. (Schanuzer CESP)
A: 0; B: 73; C: 0; Total: 73
6º Jorge Luis Sánchez Álvarez con Épsilon del Pableras. (Pastor Holandés CEPPH)
Descalificado
7º Luciano Fernández Rodríguez con Deene Iris Amoris. (Bóxer BCE)
Descalificado
IGP1
1º Ana Isabel Zurdo Sánchez con Gio del Pableras. (Pastor holandés CEPPH)
A: 78; B: 59; C: 80; Total: 217
2º Petra Pipenbacher Germann con Urin von Rehfeld. (Boxer BCE)
A: 26; B: 52; C: 70; Total: 148
Maxi, el dóberman que se mide con malis
Maxi es un dóberman que trabaja en el club Adicapal de Blas Palma en Córdoba. Su camino ni fue, ni es fácil, porque compite en pruebas de IGP con otras razas más predispuestas a este reglamento y encima es de línea de belleza.
Por LADRIDOS
Pasó en pocos días de vivir como un rey atiborrado del mejor pienso, durmiendo en una cama de alta gama, con vitaminas en forma de golosinas de todos los colores y sabores posibles, “paseítos” a gusto del consumidor y nada de comer del suelo o de la mano, a comprender que la mejor forma de ser feliz es trabajar y luego comer.
Tras dos semanas de intenso esfuerzo por parte de su guía, Maxi captó de inmediato qué se esperaba de él y se sintió cómodo en sus primeros pinitos de obediencia. El rastro fue lo más difícil, Palma lo intentó todo, pero este dóberman se negaba a comer del suelo, era demasiado asqueroso para él, solo aceptaba comida en un cuenco y bien limpio. Con paciencia, y recibiendo la comida siempre en el suelo, llegó el día esperado: Maxi comenzó a comer sin problema alguno. Ahí empezó su carrera de IGP y rompió todos los mitos. Por el momento aprobó un Grado 1 con el Ceppa y otro con la Canina, aún siendo de línea de belleza, donde ha llegado a ser cuarto.
“Nos ha enseñado a todos, a mí el primero, no confié en él y me demostró lo contrario, había olvidado la rapidez de aprendizaje que tienen los dóberman, mucho más que cualquier raza. Maxi me ha puesto en mi sitio. Los bellezones pueden competir en IGP”, matiza Blas Palma a LADRIDOS.
(Páginas 24 y 25)
Sergio González, campeón de IGP: “La competición nos pone a cada uno en nuestro sitio”
Récord de calor y participación en IGP