Las exigencias sociales a los animales de compañía llevan aparejados problemas de ansiedad, depresión o agresión
Un estudio que destapamos en LADRIDOS pone en evidencia que las demandas sociales que hoy se exigen a los animales de compañía llevan aparejadas un bienestar deficiente con problemas de ansiedad, depresión o agresión.
No queremos entrar aquí en qué es humanizar a un perro y en qué no, base de la constante controversia en el mundo actual. Lejos de esta polémica, lo que sí está todo el mundo, o casi, de acuerdo es en que tratar a un perro como un humano es poco beneficioso para el animal. Hay muchos estudios al respecto, sobre todo, dirigidos a la situación de las mascotas que están sustituyendo a los hijos en los hogares. Las cifras son claras: hay más casas con perros que con niños. Desde luego esto no quiere decir que se les trate como humanos. Hay familias con perros y niños que los incluyen como sus vástagos, y apenas hacen diferencia. Comen incluso hasta en su mesa.
Lo que está claro es que los perros deben poder tener comportamientos de perro, es decir, vivir de acuerdo a su naturaleza, lo que no es incompatible con vivir adorando a su dueño, esperando que vuelva del trabajo para tirarse encima.
Expertos de la Universidad de Copenhage parten de la premisa de que los últimos dos siglos, la vida típica de los perros ha cambiado drásticamente. Se han mudado a hogares humanos, convirtiéndose en compañeros humanos. En muchos aspectos, este cambio parece haber llevado a mejoras en su bienestar, sobre todo de atención veterinaria, pero sufren problemas de ansiedad, depresión y agresión.
(Página 3)
Tratar a un perro como un humano es poco beneficioso para el animal