El Instituto WALTHAM,  especializado en la nutrición animal, ha elaborado un pequeño “truco” denominado “las 3Cs” para con una simple mirada a la caca de un perro saber si este está sano o si por el contrario es necesario llevarlo a un veterinario. Compacta, constante y de color chocolate, son las características imprescindibles de los excrementos caninos.

Por Carlos XESTAL

Recoger el excremento de los perros es probablemente la parte del paseo que menos les gusta a los dueños. “Pero es importante prestar atención al recogerlo. Al igual que las nuestras, las heces de un perro pueden proporcionar información sobre qué tan bien están funcionando las cosas por dentro para nuestros queridos amigos peludos”, señalan en su guía sobre la importancia de la caca.

En WALTHAM han realizado hasta una tabla de “puntuación fecal” que utilizan a diario para valorar la salud animal y poder identificar rápidamente si una mascota necesita ser monitoreada más de cerca o ver a un veterinario.

En la pequeña guía que han elaborado para concienciar a los dueños de perros que es imprescindible controlar esta “parte” de sus mascotas, comienzan por lo que se considera anormal.

“¿Su perro está luchando para ir al baño? ¿Los excrementos son como piedras y duras? Esto puede ser un signo de estreñimiento, potencialmente debido a la deshidratación, demasiada o muy poca fibra y / o ejercicio insuficiente. Sin embargo, puede haber otras razones, así que busque asesoramiento veterinario si nota esto con su mascota”, señalan los expertos de WALTHAM.

Si es preocupante un estreñimiento excesivo, estar en la otra parte de la escala no es más deseable.

“Las heces extremadamente sueltas o de diarrea son signos de un trastorno digestivo. ¿Quizás tu perro haya comido algo que no debería haber comido? ¿Has cambiado recientemente la comida de tu mascota? Si es así, las cosas pueden volver a la normalidad en unos días, pero si no es así o si le preocupa, consulte a su veterinario”.

Por suerte estas situaciones son los extremos. La mayoría de perros está en un estado intermedio, donde se encuentra la caca ideal. Para identificarla, la forma más sencilla y fácil es con las ‘3Cs’: constantes, compactas y de color chocolate.

Vamos a ver cómo las describen estos especialistas que llevan más de 50 años trabajando por la alimentación animal.

Constante

Cada perro es diferente. Conoces mejor a tu mascota y con qué frecuencia va al baño todos los días. Si esto cambia de 3 veces al día a solo una vez, esta podría ser la señal de que las cosas se están alejando de lo normal.

Compacto

Las heces sanas para perros son sólidas y densas, y mantienen su forma incluso después de ser recogidas.

De color chocolate

Chocolate con leche es el color ideal, pero estar dentro del espectro de color marrón es también bueno. Cualquier otra cosa que no sea esto puede ser motivo de preocupación”. Si las heces de un perro cumple ncon estas tres características se puede asegurar que es un animal feliz porque su caca es “perfecta”.

El poder del análisis fecal

Las heces ofrecen a los científicos una gran cantidad de información importante sobre el tracto digestivo y son fáciles de recolectar.

En el instituto WALTHAM recuerdan que los alimentos y líquidos que consumimos ingresan a nuestro tracto digestivo, que va desde la boca hasta el ano. El cuerpo secreta enzimas y bioquímicos en este tubo para descomponer los alimentos en componentes nutritivos más pequeños. Este proceso, que se llama digestión, también depende de la ayuda de los microbios que viven en el intestino. Y todo esto es así tanto en personas como en las mascotas.

A través de estudios se mide cuidadosamente todo lo que la mascota come y bebe, y se recolectan las heces y la orina. Esta información ayuda a comprender la digestibilidad de un producto y así se busca una dieta que un gato o un perro puedan descomponer lo suficiente para acceder a los nutrientes, pero no demasiado, ya que algunos de los ingredientes menos digeribles son importantes para la salud intestinal.

Microbioma

Hay una gran cantidad de bacterias que viven en nuestros intestinos y son críticas para nuestra salud. Sabemos que son esenciales para ayudar a descomponer y extraer algunos de los nutrientes en nuestros alimentos que no podemos prescindir de ellos. Al explorar cómo cambian las poblaciones bacterianas, estamos en mejores condiciones para apoyar la salud de nuestras mascotas a través de ingredientes o alimentos específicos.

A medida que la comida no digerida abandona el cuerpo como heces, lleva consigo las bacterias que viven en las últimas secciones del intestino. Al recolectar rápidamente las heces y llevarlas al laboratorio, podemos usarlas para experimentos.

Una opción es que usemos los insectos que están vivos en la muestra para crecer en el laboratorio con diferentes ingredientes. Esto nos puede dar una idea de cómo los microbios en el tracto digestivo pueden responder si la mascota fue alimentada con ese alimento.

También podemos extraer el ADN de la muestra y usar esto para averiguar qué bacterias hay en la muestra y sus proporciones. También podemos usar el análisis genético para descubrir más sobre lo que la bacteria puede estar haciendo.

El bueno y el malo

Las heces proporcionan una muestra del contenido de las últimas secciones del tracto digestivo que está fácilmente disponible. Esto significa que podemos recolectar muestras sin interrumpir las actividades normales de la mascota así como muchas muestras del mismo perro durante períodos cortos o largos.

Sin embargo, hay algunas limitaciones. El tracto digestivo es muy largo y complejo, lo que significa que las heces solo son comparables con las últimas partes del intestino. Además, el ambiente en el intestino es más bajo en oxígeno en comparación con el aire y la temperatura del cuerpo está estrictamente regulada. Las bacterias en el intestino están bien adaptadas a estas condiciones, por lo que cuando abandonan el tracto digestivo pueden no ser capaces de sobrevivir y morir rápidamente. Es por eso que tenemos que transferir las muestras al laboratorio lo más rápido posible para su análisis.

Instituto WALTHAM

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