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Los maltratadores no deben quedar impunes, la legislación está para cumplirse

 reflexionFebrero25

Un caso de maltrato animal en Almería, donde el dueño de una finca metió a seis cachorros de podenco recién nacidos en un saco de pienso, lo ató y los tiró en un descampado de Níjar, ha dejado al descubierto, una vez más, las deficiencias de la nueva Ley Animal.

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Tras encontrar la Guardia Civil el saco y comprobar que cinco perros ya estaban muertos y solo uno sobrevivió a esta aberración comenzó una investigación que le llevó hasta el propietario, quien tras reconocer los hechos se quedó con el cachorro vivo y se hizo cargo de los otros cinco ya cadáveres.
La Ley Animal, que tantos detractores ha levantado, señala en su preámbulo que “El principal objetivo de esta ley no es tanto el garantizar el bienestar de los animales evaluando las condiciones que se les ofrecen, sino el regular el reconocimiento y la protección de la dignidad de los animales por parte de la sociedad. Por tanto, no regula a los animales como un elemento más dentro de nuestra actividad económica a los que se deban unas condiciones por su capacidad de sentir, sino que regula nuestro comportamiento hacia ellos como seres vivos dentro de nuestro entorno de convivencia”. Partiendo de esta declaración de intenciones que los redactores de la ley han utilizado siempre como bandera de la nueva legislación, ¿cómo es posible que una persona pueda tirar a seis cachorros dentro de un saco y al descubrirse el delito le devuelvan el que quedó con vida?
¿Alguien se ha responsabilizado de comprobar que ese perro sigue vivo en la finca de su maltratador y de cuáles son sus condiciones de vida?
La Ley debía de ser más tajante en algunos aspectos y en casos como este dar la potestad a las Fuerzas de Seguridad, para que no solo no le entreguen ni un solo perro sino que también le arrebaten los que viven en su finca, que no son pocos.
El bienestar animal necesita mucha colaboración entre todos, que se denuncien posibles casos de maltrato sin ningún remilgo, pero las actuaciones posteriores deben ir acordes a los posibles delitos cometidos.
El dueño de la finca de Almería está acusado de un delito de maltrato con resultado de muerte, pero ¿qué pasa con el cachorro que consiguió sobrevivir? ¿Dónde están esas protectoras que claman con fuerza cuando ven a un perro trabajar o competir?

Ahora es el momento de ser responsable, de luchar por sacar ese cachorro de esa finca donde han matado a sus cinco hermanos.

 

(Página 3)

 

Entregado a su maltratador el cachorro que sobrevivió al abandono de seis podencos

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