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De la protectora a una familia pasando por la cárcel

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Bajo el lema “personas que ayudan a animales, animales que ayudan a personas” la entidad de acción social Souling que realiza intervenciones asistidas con animales con una ayuda bidireccional, introduce perros en las cárceles para que los presos los preparen para ser adoptados. La asociación Souling introduce perros de protectoras en prisiones madrileñas para que los presos trabajen con ellos y los preparen para encontrar una familia

Por Emer IGLESIAS

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A las ocho de la mañana comienza el recuento en la mayoría de prisiones de nuestro país. Los presos se levantan, asean, acuden al desayuno y tras realizar las tareas encomendadas salen al patio. Menos cuatro, dos en la prisión de Valdemoro y otros dos en la de Estremera, ambas en Madrid, que tienen un trabajo especial: cuidar y preparar a los perros que están “internos” para ser adoptados.

Tres protectoras
Esto es posible gracias a un proyecto, Freesoul, que la Asociación Souling ha puesto en marcha junto a tres protectoras, HOOPE Bienestar animal, Proyecto Cañada y FEEL, en cooperación con Instituciones Penitenciarias, que consiste en integrar a varios perros en las cárceles y formar a presos seleccionados tanto en el manejo y cuidado de estos animales como para ser cuidadores, todo ello con el objetivo de preparar a los perros para que sean adoptados por alguna familia seleccionada por una de las protectoras.
En estos momentos hay cuatro perros viviendo con horarios y rutinas carcelarias, dos galgos en Valdemoro y un mestizo y un cachorro de mastín en Estremera.
Llevan la misma rutina que los internos, en las horas que los presos están en sus celdas ellos van a sus cheniles. Por la mañana salen a un campo de fútbol, están en el jardín, tienen unos espacios comunes en sus jaulas donde pueden juntarse. A la hora de comer vuelven a los cheniles y por la tarde a las cuatro y media los cuidadores vuelven a por ellos y ya en función del clima o de sus necesidades dan más paseos o menos”, indica Diana Izquierdo a LADRIDOS.
Llegar hasta aquí no ha sido fácil y hay mucho trabajo detrás. En una primera fase el equipo de la Asociación Souling realizó una tarea de intervención con animales más al uso. “Adaptamos un taller de abordaje emocional para presos. Con perros de nuestro equipo formamos a los participantes, es un claro abordaje emocional en el centro penitenciario, se hacen grupos con diferentes perfiles, como de mujeres en Meco o de hombres en aislamiento en Valdemoro entre otros, siempre en función de la necesidad y en primer lugar los preparamos para el cuidado y manejo de los animales”, relata Diana.
Una vez con esta parte de la primera fase superada, llega la hora de recibir pautas básicas sobre perros, siempre educando en positivo, con refuerzos, para llegar a ser educadores.
Esta fase va a comenzar con la cárcel de Meco, prisión en la que no se llegará a la segunda por falta de infraestructura.
En una segunda fase es cuando la cárcel se convierte en casa de acogida, como las muchas que tienen las protectoras, pero con la peculiaridad de que aquí es entre barrotes, celdas, vigilantes y protocolos muy encorsetados.
Otra actividad de esta fase son las salidas programadas a actividades solidarias en centros de protección animal “como paseos y socialización, enriquecimiento ambiental, limpiar las instalaciones de la protectoras, siempre en función de las necesidades de los albergues.
Para poder llegar a este paso ha sido necesario que en las prisiones se hayan construido unos cheniles y se hayan adaptado las instalaciones, de tal forma que tienen zonas verdes de esparcimiento exclusivas para ellos, donde permanecen hasta que sean adoptados.

Perros seleccionados
“Los perros no nos vale cualquiera, las protectoras son las encargadas de seleccionarlos y nos ofrecen los animales. Es necesario que estos cuidadores trabajen cosas que faciliten luego la adaptación del animal a su nueva familia, en ningún momento se modifican conductas, no pueden ser perros reactivos con personas ni tampoco de razas catalogadas como PPP ya que para tratarlos es imprescindible no tener antecedentes penales”.
Este proceso es bidireccional, tiene beneficios tanto para los internos como para los animales.
“La idea es trabajar cosas que faciliten la adopción pero también la asunción de responsabilidad por parte del interno y generar vínculos sanos entre ellos que con personas no se permiten”.
Los presos son seleccionados por los profesionales que trabajan en cada una de las cárceles, y debido al bajo número que pueden llegar a ser cuidadores hay una lista de espera de años. “Nosotros priorizamos a internos que les quede por cumplir mínimo un año de condena, para que puedan acoger a los perros por lo menos tres o seis meses y se dé estabilidad al proceso”, indica la responsable de Souling.
Otro paso importante de este proceso es que los adoptantes entren en prisión a recoger a su futuro perro y los presos sean los que les hagan la entrega. “En estos momentos tenemos cuatro perros en fase de adopción en prisión y hasta ahora no ha habido ningún adoptante que no haya querido ir a buscarlo al centro penitenciario. A día de hoy ya han pasado un total de 13 canes por el programa”.
Y por último llega la tercera fase, donde los integrantes de esa asociación de intervenciones asistidas con animales realizan un acompañamiento en todo el proceso de inserción de los presos que han sido cuidadores caninos en prisión. “Una vez que comienzan a salir con permisos intentamos que participen en la comunidad a través de todo lo aprendido con los perros, o que se introduzca en el camino del mundo profesional del perro si quiere”.

Cárceles y número de presos en la Comunidad de Madrid (31-12-2022)

Centros Internos
Centro Penitenciario Madrid I, Mujeres. Alcalá de Henares 423
Centro Penitenciario Madrid II, Alcalá de Henares 622
Centro Penitenciario Madrid III, Valdemoro  796
Centro Penitenciario Madrid IV, Navalcarnero 858
Centro Penitenciario Madrid V, Soto del Real 1.075
Centro Penitenciario Madrid VI, Aranjuez  1.066
Centro Penitenciario Madrid VII, Estremera 968


(Páginas 10 y 11)

Perros criados en la cárcel para mimar a los veteranos de guerra

De vacaciones, a la cárcel

La cárcel, una segunda oportunidad

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