¿Dueño obeso, perro obeso?
Hay un notable paralelismo entre la obesidad humana y la obesidad de los animales de compañía y esto se debe al hecho de que ambas especies comparten el mismo entorno ambiental. La obesidad se ha convertido en un grave problema de salud en los países desarrollados y en la primera pandemia no infecciosa del siglo XXI. Según la OMS, la sobrecarga ponderal afectará a toda la población europea en el año 2040. A principio de los 90 se empezó a considerar la obesidad, con mucho acierto, como una enfermedad y se cambió el simple criterio estético. La obesidad es una enfermedad crónica, en cuyo desarrollo están implicados determinantes tanto genéticos como ambientales.
Por José Alberto MONTOYA-ALONSO, Medicina Veterinaria e Investigación Terapéutica, Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Miembro de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España. (Extracto de su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España)
Se manifiesta por una alteración en la composición corporal, con aumento del comportamiento graso. Por otra parte, los perros y gatos son susceptibles de padecer enfermedades metabólicas similares y comparten mucho de los efectos negativos asociados a la obesidad humana. En el perro la definición matemática considera que existe obesidad cuando el peso corporal excede un 10-20% el peso establecido como ideal para la raza, sexo y edad del animal. También se define como una condición de un balance energético positivo con una excesiva formación de tejido adiposo en el cuerpo que reduce la longevidad. En las últimas décadas la obesidad en los perros ha aumentado de manera espectacular, quizás incluso de una manera más extrema que en los seres humanos. En los países desarrollados, entre el 17-44% de los perros sufren sobrepeso y obesidad y se ha convertido en una preocupacion seria en medicina veterinaria.
El problema sanitario más importante del hombre y de las mascotas en los países occidentales es la epidemia compartida de la obesidad. La obesidad en humanos, perros y gatos tiene muchos factores clínicos y genéticos parecidos. Los perros suelen compartir el mismo entorno que el hombre, incluyendo la abundancia en la comida. En función de su etiología se distinguen, tanto en medicina humana como veterinaria, dos tipos de obesidad: primaria o esencial y secundaria.
La secundaria tiene un origen que obedece a procesos endocrinos, hipotalámicos y/o a causas iatrogénicas o terapéuticas. En el perro, una de las enfermedades más frecuentes que pueden originar una obesidad secundaria es el hipotiroidismo. También puede estar relacionada en el perro al exceso de insulina. Está ampliamente reconocido que la esterilización es un factor de riesgo en el desarrollo de la obesidad canina, los perros esterilizados tienen un riesgo entre 2 y 3 veces mayor de desarrollar obesidad que los perros no esterilizados.
En la obesidad primaria hay cuatro grupo de factores que intervienen en la obesidad: factores genéticos/ hereditarios; factores hormonales; factores sociodemográficos y factores obesogénicos. En el caso del perro también afecta la influencia del propietario.
En cuanto a los factores genéticos / hereditarios, la historia reciente pone de manifiesto que la susceptibilidad genética de forma aislada no es suficiente si no se añaden otros factores. En el caso veterinario cualquier perro puede desarrollar sobrepeso u obesidad; en la práctica hay ciertas razas predipuestas como Labrador Retriever y Pugs, por el color del pelaje.
Con respecto a los factores sociodemográficos, edad y sexo, en los perros, las necesidades energéticas de un animal de edad avanzada, sin actividad física, son un 20% inferior a las de perro adulto joven y activo. Se estima que la prevalencia de obesidad y sobrepeso son mayores en perros de mediana edad entre 6 y 10 años. En un estudio reciente se establece que la aparición de obesidad en perros se da con más frecuencia a partir de los 9 años.
El riesgo de obesidad de los perros se incrementa también con el aumento de la edad de los dueños. A medida que los dueños envejecen, tanto los dueños como sus perros tienden a aumentar el porcentaje de sobrepeso. Lo que sugirió que el efecto de la edad en el perro es menos importante que el efecto de exposición a un estilo de vida particularmente obesogénico. En hembras constituyen un 60% de los perros obesos.
Si tenemos en cuenta el nivel socioeconómico, en los perros, el riesgo de obesidad y sobrepeso tiene una asociación significativa con los ingresos de los dueños; los propietarios con ingresos altos no alimentan a sus perros con restos o sobras de comidas.
Nuestro grupo también ha comprobado que los dueños de perros obesos tienen significativamente un nivel socioeconómico menor, que los dueños de perros normo ponderales.
En cuanto a cómo afectan los factores obesogénicos / hábitos de vida, el sedentarismo, los malos hábitos alimenticios y el modo de vida, parecen ser las principales causas de un balance energético negativo y del exceso de peso corporal.
El sobreconsumo también es una importante causa de obesidad en los perros. A veces, el propietario alimenta a su animal porque piensa que eso le gusta y le parece que no hay mejor forma de demostrarle su afecto que sobrealimentándole. Así las casas donde hay un solo un perro tiende a ser más obeso que en casas donde había más perros. Cuando los perros son alimentados en hogares con varias personas, estos eran más obesos.
Por otra parte, el riesgo de sufrir obesidad en perros es inversamente proporcional a la cantidad de ejercicio semanal realizado, ya que cada hora de ejercicio semanal hace reducir la tasa de obesidad. Los perros obesos pasan significativamente menos tiempo en actividades físicas de intensidad vigorosa que los perros de peso ideal.
Realizar actividad física, de manera regular, es beneficioso para la salud de los perros y de sus propietarios. La salud del perro, en muchas ocasiones refleja la salud y el grado de actividad de sus propietarios.
Un factor que influye en la obesidad de los perros es la sobre-humanización. La relación humano-mascota doméstica representa una unión única y duradera en el tiempo con una calificación completamente distinta que las relaciones interpersonales. Los dueños de perros obesos generalmente los consideran como miembros de la familia. Un detalle interesante para analizar es la percepción de los dueños sobre la condición corporal de sus perros.
Hay ciertos factores peristáticos que influyen en la obesidad canina como la zona de residencia, la persona que cuida el perro y los miembros de la familia que interactúan con el perro. Otros factores que también tienen una clara influencia en la obesidad canina son los conocimientos que tienen los propietarios a cerca de la nutrición canina así como los hábitos dietéticos y saludables al contrario de lo que ocurre con los propietarios de perros obesos. Está demostrado que los propietarios de perros no obesos tienen más interés acerca de la nutirición y salud de los perros. Queda evidenciado la influencia psicológica que tiene un perro sobre su propietario, los patrones de sobrehumanizción que tienen los propietarios de perros obesos ya que son los que les gusta más mirar a sus perros, dormir con ellos, acariciarlos y sentirse protegido por ellos.
En resumen podríamos decir que la obesidad canina y humana están íntimamente relacionadas en sus factores etiopatogénicos que gravitan sobre exceso de consumo y la falta de gasto energético. En ambas especies influyen factores genéticos, pero sin duda los condicionantes peristáticos obesogénicos tienen una mayor influencia.
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