La castración se impone a la esterilización en hembras y machos felinos
Los beneficios de la esterilización o la castración son mayores que los posibles riesgos de una operación. Tu gato seguirá siendo un estupendo animal de compañía y evitarás muchos problemas de conducta y, sobre todo, enfermedades relacionadas con sus aparatos reproductores
Por Almudena NEGRO
Normalmente pensamos que es lo mismo, pero no es así. Ambas son intervenciones quirúrgicas, realizadas por tu veterinario, por las que queda anulada la capacidad reproductiva del gato. Hace años lo normal era esterilizar a las gatas y castrar a los gatos. Sin embargo, hoy en día, se apuesta por la castración en edades tempranas tanto de machos como de hembras. De hecho, nosotros te recomendamos la castración.
Diferencias entre castrar y esterilizar.
Con la castración se eliminan los testículos (orquidectomía), los ovarios (ovariectomía) o los ovarios y útero (ovariohisterectomía) del gato. Esto es, se extirpan sus órganos sexuales. Se elimina, bajo anestesia general, la fuente principal de estrógenos y progesterona de la gata y de testosterona del gato. Se trata de una operación ambulatoria de una hora de duración que apenas necesita puntos de sutura de la que el gato se recupera rápidamente y sin apenas enterarse. La gatita tarda un poquito más. Tu compañero o compañera volverá a casa pasadas unas horas de la intervención y su carácter o estado físico no variarán. No se volverá cariñoso de repente si antes no lo eran. Seguirá siendo como eran antes de la intervención. A partir de la castración, te recomendamos que le des de comer pienso para gatos esterilizados. Se trata de una de las cirugías más habituales (y recomendables) siendo la recuperación rápida y prácticamente indolora.
La esterilización, por su parte, es una operación menos invasiva de la que los gatos se recuperan mucho más rápido, pero que no tiene todas las ventajas de la castración. En el caso de las gatas, se les ligan las trompas de Falopio y en el caso de los gatos se les cortan los conductos seminíferos, es decir, se les practica una vasectomía. La diferencia con respecto a la castración es que las gatas seguirán teniendo celos y no modificarán su conducta sexual. Tampoco lo harán los gatos. Pudiera parecer que su único fin es evitar camadas no deseadas. Pero no es así. También rebaja las tensiones del celo, el instinto agresivo y, como la castración, reduce el riesgo de contraer enfermedades graves como la inmunodeficiencia y la leucemia felina. No así otras enfermedades que sí se previenen con la castración. Pero ten en cuenta que la gata mantendrá relaciones sexuales durante el celo si tiene posibilidad. Eso sí, sin quedarse embarazada. Lo que supone que seguirán intentando escapar, maullará…
En LADRIDOS te recomendamos la castración, que conlleva mayores ventajas para el animal. En el caso de los gatos, por ejemplo, el marcaje territorial con orina disminuirá o desaparecerá. También evitarás el escapismo o el maullido de las gatas en celo, las cuales, por cierto, no mantendrán relaciones sexuales. Además, prevendrás el cáncer de mama, útero, ovarios, próstata o testículos, piometras avanzadas, embarazos psicológicos o hernias inguinales.
Mitos alrededor de la castración/esterilización que encontrarás en Internet.
Entorno a la castración y esterilización existen determinados mitos falsos que se propagan por Internet. Por ejemplo, que no se pueda intervenir a gatos mayores de doce meses o menores de seis. De hecho, normalmente se opera al felino entre los cuatro y seis meses de edad, a veces incluso antes, aunque es cierto que la edad ideal son los seis meses. Tampoco es cierto que las gatas deban de parir al menos una vez antes de ser castradas. Es más, cuanto antes lo hagas, mejor para ellas, ya que prevendrás enfermedades como las anteriormente mencionadas. Y, ojo, tampoco es cierto que las gatas solo pueden quedarse embarazadas una vez al año. Lo normal es que tengan el celo cada seis meses, desde que cumplen cuatro meses de edad. Tu gata no necesita ser mamá para desarrollarse correctamente física y psíquicamente.
Olvídate de que tu gato o gata se va a poner como Garfield después de zamparse quince lasañas si la castras. No existe relación directa entre esterilización/castración y aumento de peso. Y no pienses que lo ideal es castrarlas a ellas y dejarlos a ellos sin castrar. Absolutamente falso. Son ellos quienes tienen mayor capacidad de procrear. De hecho, el método CER (capturar, esterilizar y retornar) se aplica con muchísimo éxito para la erradicación y control de colonias felinas. Pero también es un método absolutamente recomendable para gatos que no salen de casa.
La intervención, además, no es cara. Depende de adónde lo lleves, ya que los precios son libres. La castración de un macho se hace desde 50 euros, la de una hembra a partir de 100. El criterio de elección debe ser la profesionalidad y experiencia del veterinario. Por otra parte, no son pocas las asociaciones, como Abrazo Animal en Las Rozas de Madrid, que han llegado a acuerdos con clínicas veterinarias que lanzan campañas de esterilización a bajo coste. Infórmate en tu ayuntamiento o protectora.
(Páginas 34 y 35)
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