De comer basura a campeón
Josi, un cruce de no sé cuántas razas, deambulaba solo por las calles de un pequeño pueblo de la costa de Málaga; comía lo que podía de las basuras, estaba sucio, los insectos vivían en él, mostraba síntomas inequívocos de maltrato, era invisible para todos. Su destino estaba claro: morir atropellado o vivir en la perrera. Pero un día todo cambió. Angelika Riegerbauer se cruzó en su camino y cinco meses después ya era campeón de “dog-dancing show”.
Por Jonathan MANZANO
La relación entre un perro y su dueño es fundamental para la convivencia de ambos, y más aún para ganar cualquier tipo de competición. La historia de Josi demuestra una vez más el poder del vínculo.
Una fría mañana de invierno la adiestradora canina austriaca Angelika Riegerbauer iba paseando con su perra de agua Micky por Algarrobo, en la costa de Málaga, y se cruzó en su camino con un perro callejero de aspecto descuidado, miedoso y que se alimentaba de la basura de los restaurantes.
Riegerbauer lo observó durante varias semanas deambulando junto al río de la localidad. Lentamente este can, quién acompañaba a Angelika y a Micky durante sus paseos, fue cogiendo la confianza necesaria para acercarse a ellas, hasta el punto de seguir al coche en el que Angelika se dirigía al trabajo. Fue en este momento cuando la vida de Josi cambiaría para siempre.
Los primeros días en su nuevo hogar, era un animal que se asustaba muchísimo con cualquier ruido, por este motivo fue imprescindible las enseñanzas de Micky, ya que «sin un perro acostumbrado a la convivencia con las personas resultaba más complicado ganar su confianza» sostiene la adiestradora canina, natural de un pueblo cercano a la ciudad austriaca de Graz. Con tan solo cinco meses desde que Josi formara parte de su familia, acudió a un campeonato de agilidad en la modalidad de dogdancing, una competición en la que el perro y su dueño realizan figuras y movimientos con música. Lo hicieron tan bien que fue aquí donde obtuvieron su primera medalla. Pero Riegerbauer no solo adoptó a Josi y Micky. Dos veranos después se unió a la familia Kamillo, un labrador retriever que estaba atado con una cadena en un patio de Hungría sin mantener contacto con el resto de animales o seres humanos. «Al principio la convivencia con él no fue nada fácil, pero después de un año Kamillo era tan tranquilo que pude participar con él en diferentes concursos de Agility» confiesa la adiestradora austriaca.
La relación entre perro y humano es fundamental para ganar este tipo de competiciones donde pueden surgir episodios de estrés que hagan al can no seguir las órdenes de su dueño, especialmente cuando se trata de perros callejeros, generalmente asustadizos. La convivencia con otros perros socializados ayuda a fortalecer el vínculo entre el perro y el dueño.
De hecho, Kamillo ganó recientemente la quinta edición “Mi Mascota” celebrada el pasado noviembre en el Salón del Animal de Compañía de Málaga, donde participaron más de 4.000 animales en las actividades propuestas por los organizadores.
Riegerbauer entrena en diferentes asociaciones caninas, aunque confiesa que le gustaría empezar a formar su propia agrupación. También participa en varios cursos privados donde entre otras funciones se encarga de enseñar cómo jugar adecuadamente con los cachorros, cómo utilizar los juguetes correctamente para la formación de un perro de obediencia y cuáles deben ser las pautas a seguir para que nuestras mascotas se comporten adecuadamente en los paseos callejeros. En la actualidad, Angelika se dedica a informar a los niños de las escuelas de Hungría sobre las necesidades y cuidados que requieren las mascotas, especialmente las de los perros. Durante el verano, participa en diferentes competiciones de Agility y de dogdancing de Austria y Hungría, donde sus perros muestran al resto de personas cómo deben actuar frente a sus mascotas para realizar con éxito el ejercicio musical.
Dog-dancing, una modalidad más para trabajar en equipo
El dog-dancing es una modalidad de deporte entre el ser humano y los perros donde, a través de la música, realizan una coreografía conjunta innovadora que resalte el trabajo en equipo. Esta actividad permite fortalecer la obediencia de nuestros canes a través de la danza, lo que permite la interacción creativa entre los perros y sus dueños.
La elección de la música resulta fundamental, las rutinas que no siguen el ritmo no suelen obtener buenos resultados independientemente de cómo de bien se haya ejecutado la rutina. Este deporte ha conseguido reunir a un gran número de personas, llegándose a crear “Organización Mundial de Canine Freestyle” bajo el nombre de Patie Ventre.