Las prisiones españolas contarán con 26 unidades caninas a final del próximo año
El día 2 un total de seis equipos cinológicos comenzarán el curso de formación inicial Guías caninos y adiestramiento de perros detectores pasivos de drogas que en la segunda mitad de 2025 conformarán tres nuevas unidades caninas penitenciarias. La previsión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias es contar con la presencia de equipos cinológicos en 26 prisiones.
Por Emer IGLESIAS
Según señala Instituciones Penitenciarias a LADRIDOS, “una vez superadas las diferentes fases de formación los seis equipos de trabajo comenzarán a estar operativos, presumiblemente en la segunda mitad del año 2025, contando a partir de ese momento con 26 unidades caninas penitenciarias”.
Estos seis nuevos equipos que se formarán bajo el sistema de “marcaje lapa” se unirán a las 23 unidades caninas penitenciarias que funcionan actualmente repartidas por la geografía española en los centros de A Lama (Pontevedra), Albolote (Granada), Algeciras (Cádiz), Burgos, Castellón II, Ceuta, Córdoba, Huelva, Las Palmas II, León, Madrid III, Madrid V, Madrid VII, Málaga, Málaga II, Mallorca, Melilla, Murcia II, Puerto III (Cádiz), Sevilla II, Teixeiro (Coruña), Topas (Salamanca), Valencia y Zaragoza.
Con esta tercera fase del plan de creación de unidades caninas, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias pretende fundamentalmente “Detectar e impedir la introducción, el tráfico y consumo de sustancias estupefacientes en los centros penitenciarios”.
El curso, cuya finalización está prevista para la segunda mitad del año que viene, tiene como objetivo la cualificación de seis profesionales penitenciarios y el adiestramiento de seis perros asignados a las tres nuevas unidades caninas para la detección de drogas mediante el sistema de marcaje lapa, técnica que se caracteriza por ser poco invasiva: el perro se limita a tocar, o marcar, la zona en la que detecta las sustancias estupefacientes.
Además de detectar drogas en las cárceles, algunas de las unidades caninas en marcha también están preparadas para descubrir la presencia de teléfonos móviles en las cárceles, como es el caso de la prisión de Albolote, Granada, donde un pastor alemán y un malinois se formaron en 2021, junto a dos funcionarios de prisiones, para realizar esta labor. Durante la pandemia, un equipo de instructores comandado por dos guías caninos de las policías locales de Maracena y Salobreña prepararon a estos binomios que posteriormente realizaron el curso en la Escuela de Policías Locales de Algeciras donde se “licenciaron”.
El programa de Instituciones Penitenciarias, que refuerza la labor preventiva de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, se inició en forma de proyecto piloto en 2018 en la cárcel de Burgos poniendo en marcha el sistema denominado Marcaje Lapa, ideado por Javier Macho. Tras sus más que satisfactorios resultados, en una primera etapa se extendió a 12 prisiones con seis unidades caninas, algunas de las cuales cubrían centros cercanos. Según Instituciones Penitenciarias, el objetivo de incorporar unidades caninas en las cárceles es mejorar las condiciones de salud de los internos a través de un mayor control y vigilancia que lleve a la reducción de la oferta de la droga en los centros penitenciarios; la reducción de la mortalidad y de las intoxicaciones en los mismos o a realizar los controles con métodos menos “agresivos” que los tradicionales, dado que los perros no deterioran ni desordenan nada frente a los cacheos que traen como consecuencia múltiples quejas de los internos.
Otro objetivo perseguido con la implementación de las unidades caninas penitenciarias es “generar un efecto disuasorio entre aquellas personas que pudieran plantearse participar en esta actividad ilícita”, señalan desde Instituciones Penitenciarias.
Las unidades caninas son uno de los recursos, junto a otros, como registros, requisas y cacheos, de los que disponen los trabajadores penitenciarios para neutralizar la presencia de droga en el interior de la prisión. Su efecto disuasorio, además, en los accesos de los establecimientos supone un refuerzo de las campañas de concienciación que se impulsan periódicamente y que están orientadas a luchar contra la entrada y el consumo de estupefacientes en los centros. En esta tarea, se seguirá contando con la colaboración de los equipos cinológicos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
De Burgos a 26 centros: funcionarios y perros de uso cedido
2018 fue el punto de inflexión en el caballo de batalla de Instituciones Penitenciarias: evitar la entrada de objetos prohibidos como droga o móviles en las cárceles española. Una experiencia piloto en la prisión de Burgos fue el punto de partida para, de forma progresiva, constituir equipos cinológicos que hoy en día ya están presentes en 23 cárceles españolas y en breve estarán en 26.
Tras la experiencia positiva de Burgos, el proyecto se extendió en una primera fase a otras diez cárceles: Albolote (Granada), Algeciras (Cádiz), Córdoba, Huelva, Madrid III, Málaga I, Málaga II, Mallorca, Puerto III (Cádiz) y Sevilla II. Los resultados no se hicieron esperar, los datos fueron contundentes. Durante 2022, las unidades caninas llegaron a detectar casi el 60% —un 58,87%— de la suma de cannabis, cocaína y heroína intervenidos en los diez establecimientos en los que estuvieron operativas, lo que llevó a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias a poner en marcha la segunda fase del plan de creación de unidades caninas, que finalizó con la formación de doce nuevas unidades caninas repartidas en los centros de A Lama (Pontevedra), Castellón II, Ceuta, Las Palmas II, León, Madrid V, Madrid VII, Murcia II, Teixeiro (Coruña), Topas (Salamanca), Valencia y Zaragoza. Con la unión de la prisión de Melilla, hacen un total de 24 centros en la actualidad, que tras la tercera fase que comienza el dos de septiembre se convertirán en 26.
Estas unidades caninas están formadas exclusivamente por funcionarios. “La selección del personal se produce en una convocatoria pública, dirigida a los funcionarios de Vigilancia I y II (funcionarios de vigilancia y encargados de departamento)”, matizan. Los perros pueden ser adquiridos por la Administración, pero también pueden ser donados a la institución y pasan a ser propiedad suya, o si lo aporta el propio guía funcionario este sigue siendo el dueño toda la vida del animal, pero cede el uso a Instituciones Penitenciarias.
El dato
2018 Inicio de la primera unidad canina en una cárcel española
(Páginas 4 y 5)
Dos perros vigilarán la introducción de móviles en la prisión de Granada