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Los gatos son dormilones por naturaleza

gato dormilon

Jóvenes, adultos o mayores, el sueño reparador hace que descansen y así estar preparados para la caza.
En el sofá, en su hamaca, en tu cama, encima del armario o tu sillón preferido. Ahí está él, durmiendo durante horas y horas. Hasta 17 horas puede dormir cada día un gato, mientras que tú duermes, como mucho, la mitad de ese tiempo. Y eso, cuando el trabajo te lo permite.

Por Almudena NEGRO, especialista de LADRIDOS en felinos

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La explicación a tanto sopor es que los gatos son animales depredadores. Siempre están dispuestos a cazar, aunque no tengan hambre. Cazan por instinto y siempre están dispuestos a perseguir a sus presas. La caza requiere de un gran esfuerzo por parte del animal, que gasta un montón de energía -y de adrenalina- durante ella, lo que los lleva a tener que dormir al terminar la tarea que su instinto animal les ordena. De ahí esa obsesión por fingir que caza o el estar continuamente al acecho. No lo puede evitar, es parte de su naturaleza. Así que, si ves que tu gato duerme mucho, no te preocupes. Es completamente normal.
En contra de lo que mucha gente piensa, el gato no es necesariamente un animal nocturno. Son animales crepusculares, como señaló en sus obras el poeta norteamericano Rodney Mckuen. Es decir, se activan al amanecer y al atardecer. Así, es normal que los veas echándose una siesta de varias horas por la mañana y otra igual por la tarde.
¿Cómo es el sueño de tu gato?
El gato, como el ser humano, pasa por diferentes fases de sueño, que van desde lo que se conoce como “duermevela” hasta el sueño profundo. Su fase de sueño ligero dura entre quince y treinta minutos, mientras que el sueño profundo se puede prolongar incluso durante cinco horas.
Por otra parte, en invierno los gatos buscan la calefacción o las zonas más cálidas de la casa. Son unos frioleros. Y allí, en su hamaca, en tu cama o en el sofá, pueden pasar horas durmiendo. Y es que dormir también les hace mantener la temperatura corporal y sentir menos el frío invernal. Ya sabes que a ellos, les van el sol y el calorcito.
Cuando los gatos son jovencitos o cuando son mayores, necesitan más horas de descanso que cuando son adultos. Además, durante el sueño el gato libera hormona de crecimiento. De ahí el sopor continuo de los gatitos. Un gato adulto, por su parte, duerme entre doce y quince horas al día. Una barbaridad.
Mi gato, mi cama.
Imposible de cambiar. Mi gato, Horus, no solo duerme en mi cama, sino que me pide dormir bajo el edredón, pegadito a mí. No para hasta que se lo permito. Mixta, por su parte, a eso de las diez de la noche, si aún estoy acabando de cenar, me maúlla. Es hora de irse a dormir. Así que, esclava, deja lo que estás haciendo y vete a lavar los dientes y a la cama. Ella prefiere subirse encima de mí para recibir caricias, ronronear un buen rato y a continuación enroscarse cerca de mis pies. Allí permanece hasta el amanecer.
Pues bien, este comportamiento gatuno es algo normal. Los gatos saben apreciar la comodidad, y ¿hay algo más cómodo y calentito para dormir que la cama? ¿Acaso tú duermes en el sofá teniendo cama? Además, al dormir contigo tu gato se siente seguro y protegido, por lo que puede tener un descanso más profundo. Nada de tener que estar todo el rato al acecho por si ocurre algo. Tenlo claro: para él tú eres su refugio.
Pero es que, además, tu gato tiene un fuerte instinto protector y es capaz de captar, como también hacen los perros, tu estado de ánimo. El sabe si estás pasando por un momento estresante o triste. Por tanto, si esa es la situación por la que estás pasando, quiere apoyarte.
Sin embargo, no te equivoques. Tu gato no duerme contigo. Te permite a ti dormir con él. ¡Faltaría más! Así son de territoriales. Si al amanecer sigue junto a ti, el amor que siente es infinito.

 

¿Cómo puedo ayudar a mi gatito?
Ten en cuenta que un gato no necesita un solo sitio donde dormir. Mientras que en invierno irá buscando el calor, en verano buscará los lugares más frescos de la casa. Déjalo elegir el sitio. Si, además, tiene lugares elevados para descansar, se sentirá mucho más cómodo. A los gatos no les gusta dormir en el suelo. La altura les permite descansar al tiempo que controlan todo lo que sucede en su entorno sin ser vistos.
Una buena idea es poner un rascador en algún sitio que tu compañero considere un lugar seguro para él. Ya verás cómo lo usa para desperezarse al terminar con sus largas siestas.
Es fundamental que lo dejes descansar tranquilo. Lo necesita para recargar pilas y seguir cazando. Bien sean los juguetes que has puesto a su disposición en tu casa, bien sea en el exterior. ¡Feliz sueño para ambos!

(Páginas  32 y 33)

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