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Un 25% de perros padece artrosis, ¿cómo ayudarlo?

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La enfermedad degenerativa articular, también conocida como artrosis, es un término que se refiere a las condiciones degenerativas que afectan a las articulaciones fibrocartilaginosas intervertebrales de perros en edad adulta provocando limitación funcional, dolor y, en no pocas ocasiones, cambios de comportamiento o de relación con su entorno.
Desde un punto de vista clínico, podemos encontrar diferentes formas, ya que es una enfermedad progresiva que, en etapas iniciales, puede hacernos difícil su diagnóstico. En general, se presenta como una enfermedad lentamente progresiva que se caracteriza por dolor articular, rigidez y molestias mecánicas en la locomoción. Así, podemos hacer una clasificación según la evidencia de los signos clínicos que presentan en etapas preclínica, leve, moderada y grave.

Por Milagros Benito Hernández, profesora de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera

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¿Cómo podemos reconocer que nuestro perro padece artrosis?
A menudo los signos permanecen sutiles hasta las etapas moderada y grave, por lo que, el veterinario nos ofrecerá una herramienta útil que permite evaluar la movilidad. Entre los cuestionarios más empleados se encuentra el creado por la Universidad de Liverpool, que facilita no sólo el reconocimiento inicial de la artrosis por parte de sus cuidadores, sino que permite conocer también su evolución con el tratamiento propuesto por su veterinario.
¿La artrosis es exclusiva de la especie canina?
Hardie y colaboradores reportaron, en gatos mayores de 12 años, una prevalencia del 26%, tras realizar estudios radiográficos en columna vertebral de gatos asintomáticos. Ese porcentaje ascendía al 90% cuando consideraba todas las articulaciones (Hardie et al, 2002). En gatos, por tanto, debería ser valorada la enfermedad articular degenerativa crónica, especialmente cuando presenten signos neurológicos (Malik, 1999).
¿Cómo diagnosticar la artrosis?
Antes de comenzar a realizar pruebas complementarias diagnósticas, los veterinarios necesitamos conocer la máxima información posible, razón por la cual se realiza una extensa anamnesis (preguntas que permiten obtener toda la información aportada por el cuidador para confeccionar su historial médico) para pasar seguidamente a realizar una exploración física completa, que permita detectar rigidez articular, dolor, puntos gatillo miofasciales (punto altamente irritable de dolor específico en un nódulo dentro de una banda tensa palpable de músculo esquelético), limitación de movilidad, crepitación o espasmos musculares, entre otros. Tras recoger estos datos, los veterinarios proponemos una serie de pruebas complementarias individualizadas.
Aunque pueda parecer que no existe relación con las patologías degenerativas articulares, la realización de un estudio laboratorial hematológico, bioquímico y serológico nos ofrece una gran información, ya que permite conocer el estado general del animal antes de imponer un tratamiento. Además, descartar (o no) enfermedades tales como borreliosis, ehrlichiosis, leishmaniosis o rickettsiosis, tiene una gran importancia a nivel de conocimiento de la salud global y articular de cada perro. También dentro de estos primeros análisis sanguíneos, un estudio de hemostasia nos permitirá monitorizar mejor el tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos, ya que tienen capacidad de alterar la agregación plaquetaria.
Encuadrado ya dentro de las pruebas realizadas a animales geriátricos, el estudio radiográfico nos ofrece una gran información, especialmente cuando se presentan alteraciones locomotoras o dolor. Así, los estudios radiológicos permiten también realizar un diagnóstico diferencial con afecciones óseas o articulares como tumores, osteomielitis o artritis séptica, entre otras. En la artrosis, los cambios radiológicos tendrán una distribución irregular, pudiendo detectarse irregularidad del espacio articular, disminución del espacio articular, esclerosis subcondral o presencia de quistes epifisiarios, entre otros hallazgos.
La radiografía simple es la mejor técnica de imagen para diagnosticar la artrosis. Es accesible, barata y validada. Se utiliza para realizar el diagnóstico y diagnóstico diferencial, y evaluar tanto el grado de daño estructural como la progresión y la respuesta a las nuevas terapias modificadoras de la enfermedad. Imágenes procedentes del Hospital Clínico Veterinario CEU.
Otras pruebas complementarias pueden ser necesarias, tales como la ecografía muscular o la resonancia magnética, según cada caso particular.
¿Cuáles son las opciones terapéuticas?
Como ocurre en medicina humana, no podemos curar a un animal con artrosis instaurada, sin embargo, sí es posible frenar su evolución y proporcionarle una buena calidad de vida. Por tanto, debe considerarse que el tratamiento se realizará de por vida y se adaptará según la evolución de la patología. Además, igual que ocurre en humanos, puede manifestarse por la aparición de ataques agudos, extremadamente dolorosos, que pueden requerir medidas especiales, en particular en lo relacionado con la analgesia.

La elección del tratamiento debe realizarse, desde el inicio y durante toda la vida del animal, por parte de veterinarios especializados, con el fin de adaptarlo a cada individuo, según la gravedad de la expresión clínica, la localización de la enfermedad, la predisposición del animal y del cuidador, la actualización de tratamientos, la relación riesgo/beneficio de la terapia y la monitorización de las dosis con el fin de llegar a la mínima dosis afectiva, cuando se requiera tratamiento farmacológico.

Así, una vez establecido el diagnóstico, buscaremos tres objetivos principales:

I.-DISMINUIR EL ESTRÉS ARTICULAR
II.-DISMINUIR EL DOLOR Y LA INFLAMACIÓN
III.-ESTIMULAR EL CARTÍLAGO ARTICULAR
Aunque no profundizaremos en el desarrollo de todas las medidas terapéuticas, ya que corresponde al veterinario realizar un tratamiento adaptado a cada paciente canino, al menos mencionaremos cada una de ellas.

I.- Disminuir el estrés articular
I.1.Tratamiento conservador
Es el primero a implementar y busca contribuir a su bienestar físico y su reposo mediante medidas sencillas tales como permitirle elegir lugares de fácil acceso, tanto para dormir como para comer y beber. En ocasiones, instalar rampas para evitar escaleras, poner a su disposición una zona con calor (puede emplearse en casa una lámpara de rayos infrarrojos, si así lo considera su veterinario), una buena cama y evitar que resbale sobre el suelo (botas para perro PAWZ® de caucho), son medidas sencillas que contribuyen a su bienestar.
Pero, además de esto, debemos incluir aquí la interacción con su cuidador. Teniendo en cuenta que muchos de estos pacientes tienen edades avanzadas, el hecho de realizar las caricias y un cepillado suave conducen a una positiva secreción de neurotransmisores, que promueven la sensación de bienestar. Se puede considerar la realización de masajes (siempre bajo prescripción veterinaria) con aceites esenciales (por ejemplo, el gel de masaje Element Vet® es ideal por su textura y capacidad de penetración, sin producir efecto mojado).
I.2. Control de la alimentación
Aunque sea muy difícil manejar el sobrepeso en perros con artrosis, está altamente recomendado racionar la ingesta de energía. La restricción de alimentos, cuando es necesaria, debe hacerse gradualmente, reduciendo un 10% en cada paso. El tipo de dieta debe ser especificada para cada animal, así como los ejercicios que pueda hacer para ayudar en la musculación y en la pérdida de peso, tales como la hidroterapia.
Al contrario, es decir, cuando hay un adelgazamiento importante, conviene aportarle una alimentación más energética ya que un fenómeno artrósico puede agravarse cuando existe amiotrofia, actividad física escasa y existe un riesgo de anquilosis de las articulaciones.
I.3. Reposo
Aunque preferimos mantener actividades como paseos, marchas y ejercicio en treadmill (seco o acuático) para evitar la anquilosis articular y la amiotrofia; en ocasiones, cuando existen cojeras asociadas a brotes agudos de artrosis, es recomendable realizar un reposo temporal. Con respecto a los perros que practican deportes de alto nivel, en ocasiones debemos reevaluar sus capacidades físicas y reorientar su actividad física.

 

II.- Disminuir el dolor y la inflamación: medidas médicas y quirúrgicas

Ante la artrosis canina, sólo el veterinario podrá recomendar el mejor tratamiento para cada paciente.

II.1. Tratamiento médico
El elemento clave del tratamiento es la gestión del dolor. El tratamiento médico tendrá por objetivos la reducción de la inflamación, el aporte de analgesia y la mejora de la función motora. Los antiinflamatorios no esteroideos y los glucocorticoides son las dos principales familias terapéuticas que podremos considerar, eso sí, seleccionando únicamente el fármaco más adecuado.
II.1.1. Antiinflamatorios no esteroideos
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son la base del tratamiento médico para el dolor crónico. Su acción principal se basa en la inhibición de la ciclooxigenasa (COX). Ésta interviene en la cascada inflamatoria del ácido araquidónico y permite la liberación de prostaglandinas. Se distinguen dos isoformas de ciclooxigenasa: la COX-1, constitutiva del cuerpo y presente en muchas células y la COX-2, inducible durante los mecanismos inflamatorios y constitutiva de ciertos tejidos como riñón, cerebro o aparato reproductor.
II.1.2. Corticosteroides
En el perro se han realizado inyecciones intrarticulares de glucocorticosteroides y son considerados como opciones a corto plazo.
Por otro lado, su administración sistémica es posible cuando ninguna otra terapia convencional ha resultado eficaz a dosis bajas y para duraciones de uso reducida. Sin embargo, a altas dosis y altas frecuencias, los corticosteroides pueden ser responsables de la degeneración de cartílago (Scott, 2007).
II.1.3. Anticuerpos monoclonales (Bedinvetmab)
Bajo el nombre comercial de Librela®, se trata de un anticuerpo monoclonal canino (mAb) dirigido al Factor de Crecimiento Nervioso (FCN). La inhibición de las células mediadas de señalización del FCN ha demostrado proporcionar alivio del dolor asociado con la artrosis.
II.1.4. Otras moléculas utilizadas
Cuando los fármacos antiinflamatorios son insuficientes para controlar el dolor, se pueden utilizar analgésicos más potentes: los opioides. Entre ellos, el tramadol es un opioide sintético, comúnmente utilizado en medicina veterinaria en dosis que dependerán de la evaluación del dolor. En otros casos, el veterinario elegirá la buprenorfina, el butorfanol, la morfina o la metadona.
Existe una normativa de control para todas estas moléculas, que no se emplearán en primera intención, sino únicamente cuando no hay respuesta al tratamiento convencional.
II.2. Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico no suele ser un tratamiento de primera línea para la artrosis, especialmente cuando se trata de artrosis primaria. Se puede utilizar cuando el tratamiento médico resulta ineficaz. Así, los lavados articulares, la artrotomía o la artroscopia pueden emplearse en los protocolos diagnóstico-terapéuticos. Los lavados consisten en realizar una punción de la membrana sinovial para insertar luego un catéter en la articulación y realizar lavados con solución salina o con solución Ringer Lactato.
Cuando la artrosis afecta a la articulación de la cadera, la prótesis total articular suele ofrecer buen resultado, si bien es una técnica no exenta de riesgos.
II.3. Terapia de efecto celular
Este tratamiento (conocido como “células madre”) ha dado resultados positivos. La mejora parece explicarse por la regeneración tisular inducida por las células madre, pero también por el efecto antiinflamatorio que podrían generar las otras células introducidas.
III.- Estimular el cartílago: ejercicios adaptados y condroprotectores
III.1. Rehabilitación y terapias físicas
El recurso de las terapias físicas se revela muy interesante. Así, la realización de un ejercicio físico moderado tiene un efecto beneficioso para las articulaciones. Para ello, se recomienda contactar con veterinarios especializados en rehabilitación veterinaria, que incluirán diferentes terapias físicas adaptadas a cada caso tales como la crioterapia, electroestimulación, hidroterapia, LASER, radiofrecuencia, termoterapia, láser y ondas de choque.
En otros casos, la osteopatía, el empleo de acupuntura o la ozonoterapia se revelan muy beneficiosas combinadas o no con el resto de terapias físicas mencionadas.
III.2. Condroprotectores
Aún con evidencia científica baja, se mantiene el uso de condroprotectores orales tales como la glucosamina, el condroitinsulfato o el ácido hialurónico. Al igual que ocurre en medicina humana, el mantenimiento de estos tratamientos depende de la respuesta individualizada de cada paciente.
La mayor parte de complementos que contienen glucosaminas y condroitinsulfato incluyen también metil-sulfonil-metano (MSM), que es un derivado de dimetil sulfóxido (véase, por ejemplo, Hyalophyt®MSM de Chemical Iberica Lab.). Se emplea por sus propiedades analgésicas, antiinflamatorias y antioxidantes.
Por último, cuando el aporte de glicosaminoglicanos y de condroitinsulfato se combina con ácidos grasos omega-3, se evidencia una mejora significativa de la calidad de vida de los perros afectados de artrosis. La razón del uso de estos ácidos grasos es que presentan efecto antiinflamatorio local unido a otros efectos beneficiosos sobre el corazón, riñón e incluso disminución de neoplasias. Un complemento recomendable (que contiene DHA y EPA), especialmente cuando tratamos animales geriátricos sería Cardiak® de Vetnova, que además ayuda a la función cardiaca del perro.
Conclusiones
1.-Conviene recordar la importancia que tiene la realización de las revisiones periódicas de nuestros perros en nuestra clínica veterinaria de confianza, ya que permiten hacer un diagnóstico precoz de la artrosis y, con ello, permitirá controlar la enfermedad desde las primeras etapas.
2.-Como hemos visto, existe una gran cantidad de factores que influyen sobre la elección del tratamiento. Sólo tu veterinario de confianza podrá interpretar todos esos factores para dar con la pauta adecuada para cada caso. Para encontrar un veterinario rehabilitador en cada zona, los cuidadores de los perros con artrosis que quieran optar por un buen tratamiento físico, podrán acceder al directorio de los profesionales del sector en España (asociación española de veterinarios especialistas en fisiatría animal) o en el Grupo de Rehabilitación y Fisioterapia Veterinaria de AVEPA (Asociación de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales).
3.-No emplees nunca una medicación sin supervisión veterinaria. Ya hemos visto cómo los fármacos antiinflamatorios pueden afectar a los riñones, al sistema digestivo o incluso a la hemostasia. Por favor, no los uses nunca de manera indiscriminada incluso aunque “en otras ocasiones le haya funcionado bien”.
4.-Y, por último y quizá lo más importante, su bienestar va a depender siempre de nosotros, sus compañeros de vida. Acompañémoslos en este periodo tan importante para ellos, donde se vuelven más susceptibles. Tu compañía, tus caricias y tus cuidados serán su mejor confort.

Referencias y webgrafía de interés
Asociación Española de Veterinarios Especialistas en Fisiatría Animal (AEVEFI)
https://www.aevefi.com
Grupo de Rehabilitación y Fisioterapia Veterinaria
https://www.avepa.org/pdf/boletines/Rehabilitacion_Boletin_01.pdf
Hardie E.M., Roe S.C. et Martin F.R. (2002) Radiographic evidence of degenerative joint disease in geriatric cats: 100 cases (1994-1997). J. Am. Vet. Med. Assoc. Vol.220, pp. 628-632.
Malik R., Allan G.S., Howlett C.R. et al. (1999) Osteochondrodysplasia in Scottish fold cats. Aust. Vet. J. Vol. 77(2), pp. 85-92
(Páginas 22-25)

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