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Sin veneno en los montes

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Colocar veneno en los montes ya sea por rencillas entre vecinos, por fauna considerada peligrosa desde el sector ganadero o el cinegético, o por miedo a depredadores es algo habitual (prohibido y penado) en nuestra geografía. Gracias a perros como Brisa y Tifón en Asturias, Yaco en Andalucía o Blaki, Dex, Brisa y Koca en Castilla-La Mancha estos cebos, cada vez más especializados y colocados con más ingenio, tienen los días contados. Wenceslao del Principado insiste en que la disuasión de un “agente” canino es fundamental, José Miguel de Aldeaquedama (Jaén) en que los nuevos métodos necesitan nuevas técnicas y Mariano de Albacete califica a los perros como “herramienta fundamental en la detección de venenos”.

Por E. IGLESIAS

La imaginación de los delincuentes es cada vez mayor y usan novedosas tácticas. “Antes no se perseguía y se echaba por todas partes. Ahora se usa el cebo localizado, se pone en una madriguera y a la mañana siguiente quitan lo que quede. Es más difícil de localizar”, señala a LADRIDOS José Miguel Bellido, agente de Medio Ambiente en Aldeaquemada, Jaén. “Se conocen las dosis adecuadas para que el bicho no se muera en su terreno.

Se va a morir a la madriguera o en puntos de agua y es muy difícil imputar a nadie”, indica Wenceslao Fernández, de la Unidad Canina de Detección de venenos del Principado. “La disuasión es muy importante, algunas veces salimos para dejarnos ver, enseguida todo el mundo se entera”, comenta Mariano Manzanares, de la Unidad Canina del Medio Natural de Castilla-La Mancha. 

Para que este trabajo sea más efectivo, estos trabajadores van con sus perros preparados especialmente para ello. José Miguel junto a su hermano Juan Carlos han adiestrado por su cuenta un perro cruce de malinois con labrador y son los únicos agentes de Andalucía autorizados por la Administración a llevar a su perro particular en su trabajo. “El perro tiene 4 años, lo cogió mi hermano de cachorro. A los dos años comenzamos con el adiestramiento básico y la socialización, todo lo hemos hecho nosotros. Hace unos ocho meses conseguimos la autorización para llevarlo y, a raíz de ahí, salimos con él una vez cada diez o quince días”, indica José Miguel.
“El cebo que ponen suele ser un trozo de comida apetecible para los animales, por ejemplo, en un cordero que ha matado el zorro lo abren y le echan veneno, o a un pollito vivo le pegan el veneno con cinta aislante; lo que hacemos con los perros es ir al campo a rastrear zona”, matiza.

El perro de los hermanos Bellido ha pasado un año de adiestramiento. “Va por delante, le vamos orientando. Está adiestrado para que no toque, el rechazo a la comida es lo más difícil de preparar. Hay productos que no habiendo sido adiestrado específicamente los localiza, porque la base es la misma”, relata José Miguel. Precisamente para que no haya riesgo alguno para el perro utilizan un método casero: “Ponemos veneno en un pequeño bote y en la tapa hacemos un agujerito. Luego lo metemos en otro más grande y lo llenamos de toallitas desmaquillantes. A los quince o veinte días cogemos el algodón que tiene olor pero no veneno y es lo que utilizamos para enseñarle a que busque”.

También los dos perros de Wenceslao en Asturias son capaces de detectar la mayoría de venenos. “Los perros son más listos que nosotros, le enseñas un veneno concreto y cualquiera que tenga uno de sus excipientes lo detecta también, por elementos comunes.Yo trabajo con material puro, y lo mezclo a veces con algún tipo de cebo. Cuando trabajas con perros de detección el asociarle una sustancia es rapidísimo, en un par de días está listo”, indica a LADRIDOS el adiestrador.

“Tenemos dos perros que trabajan juntos. Un labradora, Brissa, con un olfato espectacular, muy efectiva en interiores y vehículos, y un malinois, Tifón, espectacular en monte, abarca mucho terreno en poco tiempo”, matiza Fernández. “En Asturias el veneno está ligado a la ganadería, en el resto es más cinegético, aquí sobre todo al lobo. Los ganaderos están equivocados. La mayoría de muertes es por perros, zorros, buitres, quebrantahuesos, alimoche...”, añade. “En Asturias ese descubre bastante, con 50 ó 60 salidas anuales, en un 45% hay localización positiva, entre quince y veinte al año”.

Brisa y Tifón los tiene desde pequeños y siempre van juntos. La labradora proviene de un criador de Laguna de Duero de esta raza para cazar acuáticos. El perro, de un policía local de Canarias que lo tenía maltratado. Los dos han recibido un año de entrenamiento a la vez. “Mi método de trabajo es la auto activación, no los llevo permanentemente en alerta. Saben que cuando les pongo el arnés ellos tienen que ir a trabajar, van relajados”. Las salidas están programadas, tres veces a la semana, pero no hay previo aviso.

Nueve perros integran la Unidad de Castilla-La Mancha, cuatro de ellos operativos: pastor alemán, labrador, braco y carea. Mariano y Antonio los cogieron de cachorros y ellos dos se encargaron de su adiestramiento con indicaciones de guías caninos de la Policía Nacional, “que nos ayudaron bastante. Un adiestrador nos pidió 28.000 euros, por eso se optó por hacerlo nosotros”. Siempre llevamos a los cuatro para que haya refresco, sacamos uno una hora o tres cuartos, y luego el otro y así. Van sueltos, relajados, de paseo, hasta que marcan, no van estresados”. Aunque en el 90% de las salidas no encuentran nada, hace pocas jornadas localizaron en un sólo día 13 cebos hechos con pollo envenenado. En Castilla La-Mancha, dos temas son el origen de estas prácticas; la caza para evitar depredadores y los ganaderos sobre todo cuando tienen crías

 

Cantabria no lo ve “necesario”, según Antonio J. Lucio, Director General del Medio Natural

“La organización de los medios a utilizar por los Técnicos Auxiliares del Medio Natural (guardas) dependientes de Medio Natural se realiza en función de las necesidades del servicio, estableciendo prioridades. Dichos medios son proporcionados por la Dirección General y cuando existen necesidades específicas para las que no se dispone de medios, son los técnicos de la Dirección los que determinan, en función de diversos parámetros, cómo puede disponerse de esos medios y las condiciones para autorizar su uso. Hasta la fecha no se ha considerado necesario que en los servicios habituales de los guardas deban llevar perros y, llegado el caso de precisarse su uso de forma frecuente, se estudiarían alternativas para disponer de perros debidamente adiestrados para funciones concretas, además de determinarse quién sería su propietario, quiénes los responsables de su cuidado, adiestramiento y manutención y dónde se mantendría a los perros”.

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