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Los organismos que controlan los alimentos se olvidan de las mascotas mayores, que ya son el 40%

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Ni la Federación Europea de la Industria de Alimentos para Mascotas (FEDIAF), ni la Asociación Estadounidense de Oficiales de Control de Alimentos (AAFCO), organismos reguladores de las pautas nutricionales, actualizan sus patrones con la frecuencia deseada. Sus requisitos nutricionales se basan, incluso, en alimentos menos digeribles que otros o en dietas que ya no son alimentos típicos de nuestras mascotas. Científicamente no existen pautas nutricionales explícitas para la alimentación de los animales mayores a pesar de que muchos de los procesos fisiológicos responden a la intervención alimentaria.

Por Carlos XESTAL

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Los rápidos cambios en la fabricación de alimentos para perros o gatos plantea numerosas incógnitas en la actualidad sobre todo en lo referente a las mascotas mayores, que se sitúan entre un 20 y un 40% del total.
La industria mundial de alimentos para mascotas generalmente sigue dos pautas regulatorias, las indicadas por FEDIAF o por AAFCO, organismos que no actualizan sus directrices con la frecuencia que exige la cambiante industria alimentaria.
FEDIAF publicó una declaración sobre la nutrición de los perros mayores en 2017, que pedía que la industria prestara especial atención a nutrientes específicos como la fibra cruda (para mantener la motilidad intestinal), la vitamina E, el zinc, el selenio y el ácido docosahexaenoico (DHA). Sin embargo, no pudo proporcionar recomendaciones específicas sobre los requisitos mínimos para perros mayores debido a “la falta de información disponible”
Uno de los problemas que esto genera es la dificultad de encontrar pautas nutricionales para nuestras mascotas mayores, es decir, para los gatos de más de diez años o los perros pequeños de más de 12 años o grandes con más de 10.

Pautas nutricionales
Según la doctora Emma Bermingham y un equipo de investigadores de la Universidad Massey de Nueva Zelanda, “muchos de los procesos fisiológicos subyacentes (por ejemplo, la función inmunitaria) y las condiciones de salud asociadas con la edad (por ejemplo, el deterioro cognitivo) responden a la intervención nutricional. Esto sugiere que las pautas nutricionales y regulatorias deberían considerar recomendaciones para mascotas “mayores de edad”.
Pero a pesar de esta evidencia y de que “nuestras mascotas envejecen y, en casos extremos, llegan a vivir más de 30 años, no existen pautas nutricionales explícitas para la alimentación de los animales mayores”.
En su trabajo “Necesidades nutricionales y resultados de salud de gatos y perros mayores: ¿es hora de actualizar las pautas nutricionales?”, parten de la base de que “Los requerimientos nutricionales de gatos y perros son muy diferentes a los de sus dueños, y reflejan una adaptación evolutiva a una dieta con altos niveles de tejido animal. Por lo tanto, los gatos no son perros pequeños, y tampoco lo son los gatos y los perros, humanos pequeños”.
Gran parte de la literatura científica sobre el envejecimiento en gatos y perros estipula que el envejecimiento no es una enfermedad. De hecho, se ha definido como una “serie de etapas de la vida” natural, mientras que la senescencia es el deterioro de la salud y la calidad de vida.
Por lo general, los gatos se han clasificado como “senior” cuando tienen más de 8 a 10 años de edad. En el caso del perro, el tamaño corporal y la raza tienen una gran influencia en la etapa de la vida, y los perros más grandes alcanzan la “vejez” a una edad cronológica más temprana que los perros más pequeños. Sin embargo, trabajos más recientes han reclasificado las etapas de la vida del gato y el perro en función del diagnóstico de la enfermedad.
La doctora matiza que en los perros, por ejemplo, los impactos de la edad en la digestibilidad de los nutrientes se ven afectados tanto por el formato de la dieta como por la composición de los ingredientes, lo que justifica una mayor investigación. Por ejemplo, las observaciones de los investigadores sugieren que “aumentar la cantidad de fibra dietética total parece mitigar los impactos asociados a la edad en la digestibilidad de las grasas. Además, a menudo se informa que los perros que envejecen requieren entre un 20% y un 30% más de proteína dietética para mantener la masa muscular”.
Por otra parte, los cambios microbianos en el tracto gastrointestinal en perros mayores se caracterizan por una disminución de la diversidad microbiana, lo que potencialmente cambia la forma en que pueden responder a las enfermedades, regular la absorción de nutrientes y la eficiencia metabólica de energía y proteínas por los tejidos periféricos.
Hay una serie de problemas de salud que suelen afectar a las mascotas mayores, como la sarcopenia, la inflamación/envejecimiento y la salud cognitiva.
“La sarcopenia se define como la pérdida de masa y función del músculo esquelético con el envejecimiento, que a menudo ocurre en presencia de obesidad. Aproximadamente el 40% de los gatos y perros ‘viejos’ son obesos, y se considera que entre el 12% y el 15% de ellos tienen niveles extremadamente bajos de masa magra”, matizan.
El envejecimiento se asocia con un deterioro natural de la salud, que hoy día se nombra con el término “inflammageing”. Se trata de la disminución asociada a la edad de la función inmunológica que se produce en la mayoría de las especies. Muchas de las condiciones de salud asociadas con el envejecimiento están respaldadas por cambios en los marcadores inflamatorios tanto en el gato como en el perro. Está demostrado que algunos nutrientes, como los ácidos grasos del pescado, mejoran el estado de gatos y perros.

Por último, como los perros, y en menor medida los gatos, se han usado a menudo como modelo para estudiar el deterioro cognitivo en humanos, está demostrado que los nutritiente, como lípidos, antioxidantes, vitamina B o aminoácidos específicos mejoran la función cognitiva en el perro que envejece y, en menor medida, en el gato.

Los datos
8-10 años, el gato es senior
10-12 años, el perro ya es mayor

 

(Páginas 22 y 23)

 

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