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Las mascotas brillan

como un diamante

Kali

Llegado el momento, el de la despedida, tras años compartiendo espacio y tiempo con nuestra mascota, debemos decirle adiós. Una psicóloga de la UCRS ha realizado una guía para superar esta pérdida, con una serie de recomendaciones que ayudan a asumir que la mascota ya no está. Lejos del enterramiento bajo un árbol de nuestro jardín (los tiempos cambian) las empresas funerarias especializadas en este sector se hacen cargo de la cremación de nuestros amigos peludos. (El ayuntamiento de Madrid los incinera de forma gratuita, pero al ser en grupo no nos pueden dar sus cenizas por separado). Y para perpetuar el recuerdo, otras empresas del sector de joyería nos ofrecen convertir una muestra de pelo o de ceniza en un diamante.

Por Miguel PELE

 

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Con el objeto de cubrir este hueco, cada vez más demandado por particulares, surgen empresas que personalizan los servicios de cremación de mascotas, los últimos que prestan a los que fueron nuestros amigos y que se encargan que su despedida se parezca en todo a la de la pérdida de un humano. “Cuando fallece una mascota, o bien de forma natural o por decisión de su dueño, la empresa envía un vehículo a recogerlo, tanto a domicilio como a la clínica veterinaria donde haya fallecido, la trae a nuestras instalaciones, en la que los clientes tienen una sala de despedida y acompañan a su mascota a la entrada del horno. Luego se les entregan las cenizas en una urna y la huella en arcilla, junto con el certificado de cremación, para verificar que no se ha enterrado en el campo”, nos cuenta Joaquín Romero, de la empresa Everpet.

El 80% de las mascotas que se incineran suelen ser perros o gatos. El resto se cataloga como animales exóticos (aves, roedores, tortugas, hurones…). Los primeros deben estar en posesión de su correspondiente chip, que tras la muerte los veterinarios se encargan de dar de baja en el registro RIAC.

En función del peso del animal, el proceso dura entre una hora y dos horas y media, tras lo cual se recogen las cenizas y se les hace entrega de ellas a la familia. Cuando se trata de incineraciones múltiples es imposible separar las cenizas de cada individuo.

Esta empresa incinera una media de 3 mascotas al día, si bien en palabras de Romero “en verano, por los golpes de calor, los accidentes, atropellos, los problemas cardíacos de los perros mayores… esta cifra se sobrepasa ampliamente. En cuanto a edad, el gato de mayor edad ha sido uno con 22 años y en perros alguno de 18”.

Y en la sala de espera ocurre igual que en una funeraria para humanos, el dolor se puede apreciar en todos los clientes que usan ese servicio. Por ello, insisten en que intentar que todo el proceso, desde la recogida hasta la entrega de las cenizas, se haga con la mayor sensibilidad hacia el dolor de sus dueños. “Intentamos ser cuidadosos en el trato porque sabemos el dolor que se siente tras la pérdida de un ser querido”, sentencia Joaquín. Se hace todo lo posible para que cierren este ciclo de duelo.

Junto con los servicios de cremación también se ofrecen otros para que el recuerdo de la mascota perviva en el tiempo, desde las urnas para cenizas hasta joyas o la posibilidad de obtener un diamante del pelo de nuestro compañero. En la mayor parte de los crematorios tienen un buen surtido de las joyas más demandadas, casi todas colgantes, entre las que predominan las huellas.

La empresa Porsiempre, dedicada al sector de la joyería, dispone en su página web de una sección para mascotas en las que poder elegir una buena diversidad de modelos, corazones, huellas, lazos,... tanto en plata como oro, e incluso diamante.

Estos colgantes cuentan con un minúsculo receptáculo donde llevar una muestra simbólica de las cenizas de la mascota. Algunos de estas joyas son huecas, por lo que se aplastan con facilidad. Otras, al ser macizas, tienen poco espacio para las cenizas, pero en cambio son más resistentes y duraderas. Además, si se les facilita una foto hacen una prueba que envían al propietario para que dé el visto bueno y poder tallarlo en oro.

Lo más llamativo es la fabricación de un diamante a partir del pelo o la ceniza, proceso que encarece notablemente el precio final de la joya y que tiene un plazo aproximado de tres meses. “Tan solo se necesitan un par de gramos de pelo o 100 de cenizas”, según nos explica Francisco de Porsiempre. En realidad, con un solo pelo bastaría para crear el diamante. Incluso el pelo de nuestra mascota de varios años podría utilizarse para conseguir la piedra preciosa.

En el duelo por mascota hay que superar la culpa

Aunque hay similitud con el trance por una pérdida humana, de lo que existe mucha teoría, el relacionado con los animales de compañía está menos estudiado. La principal diferencia es que hay una fase que no existe en los humanos, la de la culpa, por la dependencia del animal de la persona.

La guía, de Alba Verdugo, presidenta y psicóloga de la Unidad Canina de Rescate y Salvamento. contiene una información inicial sobre “la importancia del vínculo entre la persona y el animal, que es lo que realmente determina una experiencia de duelo, se recoge en general lo que es el duelo y luego explico las especificidades del duelo en sí de la mascota”, aclara Alba.

En cuanto a la cremación, hay un cierto auge sobre todo como una estrategia comercial, pues falta concienciación por parte de la sociedad. “Con la muerte de un familiar todo este rito, el de la sala de espera, el de la despedida, es superbeneficioso, porque la persona asume el rol de doliente y se admite que esté triste, más parado, más pasivo. En relación a la mascota esto no está tan instaurado, algo que ocurre en otros países como Japón o USA donde sí hay cultura de despedida de nuestro compañero con una ceremonia, con una carta, entierro de cenizas o un juguete en el jardín, pero es igual de beneficioso”, aclara Alba.

Además, incluye unas recomendaciones para superar estos tristes momentos.

La muerte de un perro de trabajo del grupo fue el punto de partida de esta investigación, tema del que afirma que hay poco publicado, y cuya elaboración le ha llevado algo más de dos meses.

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