LA INVESTIGACIÓN
Perros detectores de cáncer: lejos de los sistemas de salud
Por Elvira ÁLVAREZ GAYO
La participación de perros en la detección precoz del cáncer es una gran esperanza para la población. Las noticias sobre el tema son constantes, pero los expertos avisan de que la única forma de que esta práctica pueda tomarse como una prueba válida en los sistemas médicos actuales es trabajando en la estandarización de los procedimientos, respaldando los trabajos con investigaciones que demuestran los resultados y teniendo protocolos establecidos.
La participación de perros en la detección precoz del cáncer ya es una realidad en distintos países. Daniel Hacohen trabaja en Argentina, en la Fundación In Situ (In Situ Foundation) de Estados Unidos, una entidad norteamericana que ha sido pionera en la investigación de cómo puede ayudar el olfato canino a la detección del cáncer. “Hablar de perros detectores de cáncer es un tema muy serio, porque estamos hablando de perros que pueden diagnosticar una enfermedad y para ello no hay margen de error. Si bien ya todos conocemos las capacidades maravillosas que tiene el olfato canino, una cosa es la capacidad olfativa que tienen los perros y otra, nuestra capacidad como entrenadores para aprovechar dicha capacidad al máximo”, advierte Daniel Hacohen.
El adiestrador explica que “si bien sabemos que los perros tienen una excelente capacidad olfativa y son capaces de detectar algún componente que les indica que una muestra es de cáncer, la más avanzada tecnología y ciencia no sabe aún con exactitud qué es. En el caso del antígeno PSA para detección de cáncer de próstata, se sabe que hay una proteína en particular que se eleva ante la presencia de un tumor, lo que nos puede dar una idea bastante alta de que dicho paciente tenga cáncer de próstata, pero no al 100%.
Se sabe también que una célula en su proceso metabólico produce compuestos volátiles que se expulsan al torrente sanguíneo y se excretan del cuerpo por medio de respiración, glándulas excretoras (saliva, sudor) o incluso orina o material fecal, pero de los más de 400 componentes volátiles (VOC en inglés), la ciencia no sabe cuáles son los que se relacionan directamente con el cáncer y, por ende, no se sabe exactamente qué componentes son los que utiliza el perro para detectar y diferenciar una muestra de cáncer de una que no lo es”.
Hacoen destaca que es fundamental asegurar todo el proceso para garantizar su fiabilidad. “Las muestras son biológicas, se degradan con el paso de los minutos y su composición química incluso puede variar, por lo que todo el proceso de recolección, almacenamiento y manejo de muestras para PDC (Perros Detectores de Cáncer, o CDD por sus siglas en inglés) deben manejarse bajo estrictos protocolos, para evitar contaminación cruzada o incluso un ‘sesgo de la investigación”.
Otros estudios han demostrado que los perros en proceso de entrenamiento para detección de cáncer son capaces de memorizar incluso las muestras, ya sea porque el protocolo tiene un fallo en el sistema de recolección, o incluso porque la cantidad de muestras de cáncer y de control no fueron las suficientes para que el perro pueda discriminar, generalizar y memorizar el verdadero ‘olor’ de cáncer. Tener sólo uno o dos perros entrenados o trabajar con un número mínimo de muestras (incluso pseudos), no garantiza la efectividad del trabajo, por lo que este tipo de proyectos difícilmente pueden pasar la fase de aprobación médica”.
Por ello, indica, “entrenar perros para la detección de cáncer puede ser un proceso más complejo de lo que parece, si no se tienen los conocimientos necesarios en entrenamiento canino, investigación, desarrollo y manejo de protocolos, análisis de datos, etc. La única forma de que la detección temprana de cáncer con perros pueda tomarse como una prueba válida en los sistemas médicos actuales, es trabajando en la estandarización de los procedimientos, respaldando los trabajos con investigaciones que demuestran los resultados y teniendo protocolos establecidos”.
En cuanto a los orígenes de las investigaciones, Daniel Hacohen relata que “sólo dos organizaciones han logrado ser pioneras en la detección de cáncer con perros: Medical Detection Dogs en el Reino Unido y la Fundación In Situ (In Situ Foundation) de Estados Unidos. Ambas han presentado estudios que demuestran la efectividad de los perros para detectar la enfermedad, pero sólo In Situ Foundation ha sido capaz de presentar un artículo de investigación en forma de ‘peer review medical journal’, que es una publicación de investigación avalada y revisada por varios médicos de alto nivel, que garantizan que el trabajo cumple con los estándares y protocolos que avalan sus resultados. Lo presentó en el año 2006 el Dr Michael McCulloch, donde Dina Zaphiris, fundadora de In Situ Foundation, fue una de las entrenadoras participantes.
Desde hace 15 años, Dina ha entrenado a más de 50 perros para diferentes trabajos de investigación y han creado los protocolos de entrenamiento que garantizan la efectividad de los perros para detectar la enfermedad. Desde entonces, ha trabajado creando protocolos para estandarizar y garantizar la efectividad tanto del entrenamiento de los perros, como el proceso de tracción, manejo de muestras y de procedimientos para integrar este sistema de detección temprana al sistema de salud actual”. Y añade que “también en el año 2016, un urólogo italiano, el Dr. Gialugigi Taverna, presentó en el Congreso Americano de Urología en la ciudad de Orlando, Florida, la efectividad de perros entrenados para la detección de cáncer de próstata por medio de muestras de orina, estudio que realizó en el año 2015 y demostró la efectividad en detección de cáncer con perros del 99%”.