Mi perro no quiere bañarse, ¿qué hago?
Tras una pandemia que ha hecho estragos en la mayoría de las familias, esperábamos las vacaciones con impaciencia. Playa, piscina, ríos, lagos, acantilados, pantanos… se llenaron de gente en muchos casos acompañada por su mascota. Muchos perros saltan y brincan en el agua, pero, ¡horror!, el nuestro no quiere ni acercarse. ¿No disfruta? Pues no, casi es una tortura para él mojar su pata.
Por M. ARAMBARRI
El mito de que todos los perros saben nadar es solamente eso, un mito. Su instinto les lleva a desenvolverse bien en el agua, pero a muchos les asusta. No creas que porque tu perro no se zambulla como loco entre las olas, tiene algún defecto. Puede que sí, pero lo normal es que sea por desconocimiento. Una gran masa de agua les puede parecer algo tan infinito de controlar que prefieran no probar a ver qué pasa.
Lo primero es comprobar si lo que realmente tiene es fobia al agua. Una mala experiencia de cachorro le puede haber creado un trauma de tal calibre que le lleva a salir corriendo cuando ve agua cerca y ponerse demasiado estresado. En estos casos, la mejor forma de ayudarlo es a través de un profesional, etólogo o educador canino, que lo trate.
Descartada la fobia hay que tratar el miedo al agua con paciencia. Para ayudar a su perro a adaptarse al agua, es mejor empezar en un lugar de la casa donde se sienta seguro y cómodo. Si es una bañera, hay que ponerle poquita agua y ayudarlo a meterse con sus juguetes preferidos. Cuando esté tranquilo se le debe felicitar, y solo cuando ya no muestre signos de estrés, se puede echar más agua.
Si tienes un jardín, se puede colocar una piscina pequeña para niños y ayudarle a entrar y chapotear. Cuando muestre signos de estar cómodo, puedes entrar tú con él en el agua y jugar.
También pasear por algún río con poca profundidad en compañía de otros perros puede ser una opción. Juguetear en el agua donde no le cubre y correr con otros amigos caninos es una buena forma de que tu perro se olvide del miedo al agua.
Muchos perros no presentan problemas para meterse en lugares donde el agua no les llega al lomo, pero temen cuando tienen que nadar. Para llegar a este extremo primero debe tener muchas experiencias positivas en lugares con poco nivel de agua. Lo mejor es que lo lleves a muchos lugares contigo y también te metas tú.
Muchos perros se lanzan al agua más tranquilos cuando llevan puesto un chaleco que les hace mantenerse sin problema en la línea de flotación.
Con todos estos pasos, en poco tiempo tu perro acabará disfrutando del agua. Si no es así, tendrás que tener más paciencia, pero no olvides nunca que no debes obligarlo insistentemente, solo empeorarías la situación.