Los gatos de cara ancha y achatados necesitan atenciones especiales
Este tipo de gatos fueron creados con fines estéticos, pero su conducto lacrimal es más pequeño. Por ello requieren unos cuidados mucho más sistemáticos que en otras razas, tanto de los lacrimales como de las vías respiratorias.
Por Almudena NEGRO, especialista de LADRIDOS en felinos
Braquicéfalos son los apreciados gatos persas, birmanos o himalayos, que comparten morfología craneal. Cosas de la selección genética humana cuando solo persigue fines estéticos. De hecho, la cara de estos felinos es más corta y ancha que la del resto de gatos y su conducto nasolacrimal más pequeño. De ahí los problemas de salud que desarrollan, que incluye el síndrome braquicéfalo, una enfermedad obstructiva congénita de las vías respiratorias superiores. De hecho, estos animales tienen prohibido viajar en la bodega de un avión, ya que sus problemas respiratorios lo hacen muy peligroso. El síndrome braquicéfalo se manifiesta en dificultad para respirar o respiración ruidosa, tos y negativa a hacer ejercicio físico. Pero es que además, a este síndrome, junto con las disfunciones oculares de las que hablaremos más adelante, se le suman afecciones periodontales que requieren de un cuidado extremo, así como dermatitis en los pliegues de la cara provocados por el lagrimeo.
El gato persa.
El gato persa, tan valorado por el ser humano, es un gato delicado de pelo largo, abundante y sedoso. Su cola es larga y poblada. Viven de media entre 10 y 17 años y son gatos de interior ideales para personas mayores, aunque también se llevan fenomenal con los niños. Son tranquilos y dormilones. Y muy mimosos. No pararán de pedirte caricias.
Según parece, el gato persa procede del cruce de un gato de Angora con un gato de Pallas (Irán). Existe también la versión del gato persa de pelo corto cuya parte superior de la nariz coincide con el párpado inferior. Ambos son gatos muy delicados que requieren muchos cuidados.
Los consideramos preciosos por su cara chatita y sus enormes y expresivos ojazos. Precisamente esos ojazos que tendrás que cuidar con mimo, como sucede con todas las razas de gatos braquicéfalos.
Es fundamental limpiar sus ojos a diario con suero fisiológico o con manzanilla para evitar conjuntivitis, uveítis o glaucomas. Si no lo haces, su piel se oxidará por su continuo lagrimeo y terminará por desarrollar una dermatitis. La manzanilla, calmante, antiinflamatoria y anti-bacteriana, contiene alfa bisabolol, chamazuleno y flavonoides que ayudan a regenerar, cicatrizar y que contienen propiedades antiinflamatorias. Las cumarinas de la manzanilla, además, ayudan a reducir edemas. Es un estupendo colirio natural.
Si tu gato tiene legañas o secreciones adheridas a los ojos, lagrimea de forma continua, tiene los ojos enrojecidos, sus párpados están hinchados o tiene oftalmia por proliferación de hongos, virus o bacterias, es el momento no solo de ir al veterinario, sino de recurrir a la manzanilla. En un litro de agua vierte 2 cucharillas de café de flores secas (o usa un sobrecito de infusión). Pero no guardes jamás la manzanilla sobrante durante más de 48 horas, porque se contaminará y fermentará.
Cómo limpiar sus ojos
Pon a hervir el agua y, una vez hecha la infusión, retírala del fuego y déjala enfriar. Si has usado flores, cuélala. Usa una gasa estéril para la limpieza. Prepara dos tazas con la infusión y sujeta la cabeza del gato. Aplica la manzanilla sobre el lagrimal del gato, jamás sobre el globo ocular. Vigila que no tenga heridas cerca del lagrimal, en cuyo caso debes de recurrir al suero fisiológico. Lo puedes aplicar dos o tres veces al día.
El gato birmano.
Oriundo de la antigua Birmania (Myanmar) e introducido por los franceses en 1916 en Europa, es un gato de pelo semilargo y muy esbelto y musculoso. Sus ojos son de un azul intenso. Tiene manchas blancas en las patas, la punta de la cola y los extremos de sus orejas. Juguetón, sociable y cariñoso, es menos chato que el persa, pero necesita los mismos cuidados. Su esperanza de vida oscila entre los 12 y 16 años. Se adapta con facilidad a cualquier entorno y es ideal si tienes niños pequeños en casa. O perros. Además del cuidado de los ojos, debes de prestar atención a dientes y cola. Debe de comer comida de calidad para evitar problemas renales. Tiene cierta predisposición a sufrir enfermedades congénitas como la degeneración espongiforme del sistema nervioso central, hipotricosis congénita, concentración de creatinina, aplasia tímica, axonopatía, polineuropatía o encefalomiopatía.
El gato himalayo.
Esta raza, resultado de cruzar un siamés con un persa, es oriunda de Inglaterra. De cuerpo corto, es un gatito rechoncho que suele pesar bastante. Los machos llegan a pesar 10 kilos, mientras que las hembras ocho. Su nariz es corta y achatada, sus orejas pequeñas y redondas. Sus ojos son azules y están separados entre sí. Ojo, porque el lagrimeo es constante y requiere los mismos cuidados que los gatos persas. Su pelo es largo y sedoso. Alegre y mimoso, necesitan de un ambiente tranquilo, por lo que se desaconsejan si hay niños. Como tienden a engordar, hay que vigilar muy de cerca su dieta.
(Páginas 34 y 35)
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