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Sigue estas pautas para que tu gato no lo pase mal en la época invernal

GATOS

 


Dentro de pocas semanas diremos adiós al buen tiempo. Después de superar los calores estivales, nuestro compañero felino empezará a ronronear junto al radiador o incluso se meterá entre las sábanas de tu cama.

Por Almudena NEGRO / Fotos Mar NÚÑEZ

  

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Y es que los gatos, como las personas frioleras, lo pasan mal con el invierno y sufren mucho con los cambios de temperatura. Por eso cambian de hábitos con el fin de adaptarse. Se pasan el invierno buscando el sol y el calorcito. No es extraño que cambien su pelaje, que en algunas razas se vuelve más grueso en invierno.  Y es que de la raza depende todo. Algunas se adaptan mejor que otras a los cambios de temperatura. Eso sí, el gato sin pelo o Sphynx necesitará que lo vistas en invierno. ¡Lleva fatal el frío! En este caso, nada de salir de casa.
Hoy te vamos a dar unos consejos para ayudarle a soportar las inclemencias invernales.
1.- El explorador del mundo.
Si tu gato es de los que salen de casa, notarás que en verano pasa muchas más horas fuera de ella que en invierno y que cuando hace frío duerme más que cuando hace buen tiempo.  Pero mucho más. Lo de la vaguería de Garfield es casi una broma. De hecho, los granjeros suelen observar las horas de sueño de los gatos, que anticipan heladas y nevadas. Vigila que pueda entrar y salir libremente de tu hogar. Ya verás como casi no asoma los bigotes a la calle. Si tienes más de un gato en casa, en invierno será normal verlos dormir juntos para calentarse. Y eso que en verano ni se miran…
Si tu casa tiene acceso directo al garaje, ojo antes de arrancar el coche, porque les fascina meterse en el motor o sobre las ruedas del vehículo. Así que lo mejor es hacer mucho ruido antes de arrancar.
Cuidado con la hipotermia. Los síntomas de una hipotermia leve son temblor, falta de conciencia, debilidad, mientras que los de la moderada son presión arterial baja, rigidez muscular y respiración corta y superficial. En los casos más severos el gato puede tener dificultades respiratorias o entrar en coma. Si sospechas que tu gato tiene hipotermia, no te lo pienses. Corre al veterinario.
La buena noticia es que tu explorador de cuatro patas, al salir al exterior, no perderá su pelaje, cosa que sí les sucede en invierno a los gatos caseros. ¿A quién se le ocurre desnudarse para salir a la calle en invierno? Pues eso.
2.- El casero.
Sí, cambiará de pelaje, así que ármate de paciencia y con un buen aspirador. Tu amigo buscará los rincones más cálidos de la casa. Pero cuidado, porque si se le ocurre pegarse a la estufa o a la chimenea, podría sufrir quemaduras. O bien resfriarse al cambiar de sitio. Por eso, lo ideal es que tengan su camita propia.
3.- Cuidado con los peques y los mayores.
En invierno hay que prestar especial atención a los gatitos recién nacidos, porque no regulan bien su temperatura y pueden caer enfermos. No es extraño si duermen hasta 20 horas al día.  Asegúrate de que tienen un sitio calentito para ello. Nada de corrientes de aire. Y no descuides el agua y la comida.
Por su parte, los gatos más mayores sufren artritis, decrecimiento de su masa muscular y otros problemas que los hacen más susceptibles al frío.
4. ¡Qué hambre!
En invierno los gatos comen más, especialmente los que salen al exterior. Necesitan más calorías, porque queman más energía. Así que no descuides la comida, pero vigila que la alimentación sea equilibrada. Si puedes, coloca su plato en algún lugar soleado y luminoso, para estimular su apetito.
Y, ya que estamos, no coloques el arenero en una zona húmeda o fría. ¿A ti te gustaría? A tu amigo, tampoco.

5.- Luz, mucha luz.
Abre las cortinas durante el día para que tu gato pueda tomar el sol a través de la ventana. Otra buena idea es colocar su rascador en una zona luminosa. Además del sol, las lámparas de mesa ayudan al gato a mantener el calor corporal, así que coloca un cojín debajo de la de tu escritorio. Verás como cuando por la noche enciendas la luz no tardará en aparecer y ronronear junto a ti.
6.- ¡A jugar!
Pasando más de 15 horas durmiendo y saliendo menos de casa, tu gato puede mostrarse menos activo y juguetón. Por eso es muy importante que interactúes con él, que le ofrezcas juguetes nuevos que le estimulen. Basta con cajas de cartón o un nuevo rascador. Y muchos mimos.
7.- Inventos que ayudan.
Cómprale una mantita térmica o una hamaca para el radiador: una camita de gatos similar a una mantita eléctrica. Le va a encantar. Además, las tienes de todas las formas y colores. Si te haces con una, elige aquella en la que tu gato pueda apoyar la espalda para sentirse seguro. Y vigila siempre que la temperatura de la cama no supere la del gato.
Si quieres optar por algo más económico, en el mercado tienes hamacas que se ajustan al radiador de casa. Y por seguridad, en ambos casos, coloca una manta gruesa extra sobre ésta para proteger al animal de posibles quemaduras.
Para gatos ya mayorcitos que sufran de artritis te recomendamos que sitúes cerca de la cama o hamaca algún taburete o silla que les facilite el acceso a éstas. ¡Y a ronronear!

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