Agentes policiales de cuatro patas comparten experiencias
Madrid, Girona, Málaga, Tarragona, Cádiz, Granada, Ceuta, Córdoba, Badajoz o Murcia, además de Brasil y Suiza, son los lugares de procedencia del centenar de guías caninos policiales que durante una semana fueron la pesadilla de granadinos y visitantes.
La capital de La Alhambra ha sufrido durante una semana un sunami de perros policía que no ha dejado impasibles a los usuarios, locales o turistas, de los medios de transporte públicos. Ya fuese tren, autobús o metro el vehículo elegido, todos se han encontrado con alguno del centenar de agentes de cuatro patas que disfrutaban olfateando sus mochilas, carteras o maletas.
Por E. IGLESIAS / FOTOS: Miguel PELE
Son las ocho de la mañana y las calles amanecen con bullicio de gente con prisas que apenas se detiene en su caminar hacia los transportes públicos. Como cada día, muchos van a su lugar de trabajo o de estudio y otros llegan a descubrir las bellezas de la ciudad nazarí de La Alhambra.
El tiempo es aún algo fresco, pero muy agradable como corresponde a los primeros días de primavera.
En los puntos neurálgicos de los viajeros, la estación de Renfe, la de autobuses y algunas bocas de metro, van concentrándose perros inquietos con ganas de olfatear todo. Son el centenar de unidades caninas policiales que se han trasladado por una semana a Granada para participar en unas jornadas de formación en detección de explosivos, de estupefacientes, de billetes... de todo lo que sea necesario para ser un buen perro policía.
Durante lunes y martes han recibido indicaciones de los instructores presentes en las jornadas venidos de diferentes puntos de la geografía española o de lugares lejanos como Brasil o Ginebra .
El miércoles es el momento de ser la pesadilla de granadinos y turistas poniendo en practica con su nariz lo aprendido los dos días anteriores.
A las once de la mañana la estación de Renfe es un hervidero, acaba de llegar un tren proveniente de Málaga, en pocos minutos saldrá uno dirección Sevilla y algunos viajeros combinan con bus.
Los perros olfatean todo. Unos suben a los trenes y su trufa no tarda en marcar alguna mochila ubicada en el compartimento alto del vagón. Es el caso de una Unidad Canina venida desde Cataluña.
Otros se pasean por todos los rincones de la estación entremezclándose con pasajeros y trabajadores. A más de uno le dan un susto, su equipaje debe ser mostrado a los policías y recibe una multa.
En la estación de autobuses el ir y venir de viajeros es constante. Mayores y jóvenes, nadie se libra de ser olido por los perros. No hay descanso. Desde una chica que llevaba escondida droga en el sujetador, documentación de otra persona y alta cantidad de dinero en la cartera, hasta un viajero al que un perro de la Policía Nacional se le puso sobre su equipaje y no había forma de moverlo de allí.
También en las bocas del metro demostraron su buena formación. Es el resultado de unas jornadas organizadas por la Policía Local de Granada que ponen de manifiesto cómo la lucha contra la delincuencia al más alto nivel necesita de unidades caninas con alta especialización.
Entre instructores y participantes, las jornadas han atraído a Andalucía a la crème de la crème de los perros detectores, tanto de policías locales, como de Policía Nacional o del Ejército.
(Páginas 22-25)
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