El cerebro de tu perro
se activa cuando ve tu foto
Hasta el más neófito en conducta canina sabe que cuando un perro percibe el olor de su dueño se pone como loco, pero lo que no sabíamos hasta ahora es que su cerebro se activa con unas simples fotos de caras de humanos o de perros, si son conocidos, mejor. Una buena forma de provocarles felicidad: enseñarles las fotos de nuestro móvil.
Por M. Arambarri
Saber lo que piensa el perro es más un deseo que una realidad certera de los propietarios de mascotas. Muchos dueños están convencidos de que conocen lo que pasa por su cabeza porque pueden predecir al milímetro las reacciones de su amigo de cuatro patas ante las situaciones cotidianas a las que se enfrenta. Pero la verdad, científicamente hablando, es que se sabe poco, o casi nada, sobre lo que sucede en la cabeza de los perros.
Gregory Berns, profesor en Neuroeconomía en la Universidad de Emory y cofundador de Dog Star Technologies, una empresa que utiliza la neurociencia para mejorar la asociación perro-humano, se puso manos a la obra y ha estado diez años haciendo escáneres cerebrales a más de cien perros, que han arrojado luz sobre cómo perciben el mundo y su cognición social.
Según señala Berns en un artículo publicado en la Fundación Dana, organización filantrópica privada dedicada a avanzar en la comprensión del cerebro, “en la última década más o menos y estamos en medio de un renacimiento de la ciencia cognitiva canina. Los laboratorios de investigación han surgido en todo el mundo, y los perros participan no como sujetos involuntarios, sino como socios en el descubrimiento científico. Esta nueva investigación está comenzando a arrojar luz sobre cómo es ser un perro y la naturaleza del vínculo perro-humano”.
El equipo del neurólogo parte de la pregunta ¿qué está pasando en la cabeza de un perro? “El enfoque tradicional, iniciado por Pavlov, es medir el comportamiento de un perro en diferentes circunstancias y tratar de inferir por qué hacen lo que hacen”. Y para explicar cómo surge su investigación recuerda que, por ejemplo, en la tarea de “buscar” que realizan los perros algunos, como los perdigueros, lo hacen de forma instintiva y otros necesitan de un adiestramiento.
Esto les llevó a recurrir al uso de imágenes cerebrales para descubrir qué piensan realmente los perros. Durante diez años, más de cien perros fueron sometidos a escáneres para detectar su actividad cerebral en diferentes situaciones. El único aprendizaje que recibieron fue a caminar en un escáner de resonancia magnética funcional (fMRI), a colocar sus cabezas en mentoneras diseñadas a medida y a acostarse cómodamente mientras escanean sus cerebros, incluso utilizando vídeos musicales.
Una de los principales descubrimientos de su trabajo fue que los perros tienen áreas equivalentes, con los humanos para procesar rostros. “Les mostramos fotos y videos de perros y humanos a los perros mientras estaban en el escáner de resonancia magnética y al igual que en los humanos, encontramos un área del sistema visual del perro que es activada de manera fuerte y específica por las caras. Esto demuestra que los perros tienen más en común con nosotros de lo que pensamos, y que tienen las herramientas básicas para procesar rostros humanos”.
Otro de los hallazgos fue en el área del dominio de la cognición social. Sin definirse sobre si los canes aman o no a sus dueños, tal como los humanos entendemos ese concepto, “La mayoría de los perros tienen sistemas cerebrales altamente sintonizados con las recompensas sociales, y algunos incluso responden más a los elogios de sus dueños que a la comida en sí.
“¿Se trata de comida o los perros pueden experimentar emociones positivas por razones puramente sociales?, se preguntaron los científicos. “Para responder a la pregunta, usamos fMRI para medir la actividad en una estructura en el corazón del sistema de recompensa del cerebro: el núcleo caudado”, y descubrieron que la mayoría de los canes tenían una activación igual o mayor para elogios que para la comida.
En cuanto a cómo reacciona el cerebro canino ante diferentes olores, realizaron un estudio temprano de fMRI, en el que presentaron a los perros en el escáner con cinco aromas: el de su dueño, el de una persona desconocida, el de otro perro de la casa, el de un perro desconocido y su propio olor.
“Aunque esperábamos encontrar la respuesta más fuerte al olor de otros perros, de hecho descubrimos que el aroma del dueño provocó la mayor activación en el sistema de recompensa del cerebro del perro. Esto significa que los perros no solo pueden identificarnos por el olor, sino que también les gusta el olor de su ser humano”.
El equipo de los neurólogos también estudió la capacidad de los perros para comprender el habla humana. Aquí las conclusiones son llamativas: los perros reaccionan cuando su dueño le dice una palabra sin sentido, al parecer para descubrir lo que su humano le quiere transmitir.
“Las palabras entrecortadas causaron más activación en las áreas auditivas que las palabras reales. Estas áreas se extienden más allá de lo que se considera corteza auditiva primaria, por lo que creemos que representan áreas de procesamiento de lenguaje rudimentario. Su reacción a las palabras nuevas es diferente a la de los humanos. En lugar de reconocer de inmediato que no tienen significado, los perros prestan mucha atención a las palabras novedosas, tal vez para descubrir lo que su humano está tratando de comunicar.
Menos neuronas
El dos por ciento del peso cerebral total de los perros son sus sistemas olfativos. Donde se quedan cortos es en la corteza. Además de ser más pequeña, hay menos pliegues, lo que significa menos neuronas. El lóbulo frontal, que en los humanos ocupa el tercio frontal del cerebro, queda relegado a un mísero 10% en los perros.
Igual estructura
En la resonancia magnética de un cerebro de perro se ve que, aunque es más pequeño que el humano, están presentes las mismas estructuras básicas. Esto es cierto para regiones grandes como la corteza cerebral y el cerebelo, así como para estructuras subcorticales más pequeñas como el tronco encefálico, el hipocampo, la amígdala y los ganglios basales.
Esta similitud sugiere una cierta similitud en la función. Los perros tienen hipocampo porque también tienen que recordar cosas. Tienen una amígdala porque se excitan, excitan y asustan, como nosotros. Incluso pueden sufrir problemas mentales similares