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Un K9 suelto exige un mayor control de su guía

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De cuatro a seis meses es el tiempo que necesita un binomio policial para formarse en detección de sustancias en movimiento. Un proceso gradual y progresivo en dificultad logrará que los K9 se centren en la detección, pero todo dependerá tanto del guía como del perro. Perros medianos, con buena obediencia y ganas de jugar son los idóneos para convertirse en k9 detectores de sustancias en personas en movimiento

Por Miguel PELE

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Cada vez hay más unidades policiales que incorporan a su personal un perro k9 para detección de sustancias estupefacientes. Ayudan en los controles rutinarios en vehículos o entre la gente, con la correa o suelto.
El entrenamiento de un perro de detección en personas en movimiento comienza una vez que ha aprendido a marcar correctamente el olor objetivo. Antes de introducir el movimiento, “Nos aseguramos de que tenga una marcación sólida y fiable en cualquier circunstancia. Solo cuando esto está bien consolidado, empezamos a añadir progresivamente el factor dinámico en el trabajo” nos cuenta Narcís Romero, policía municipal de Girona y formador de K9.
El proceso de introducción del movimiento se realiza de forma gradual, siempre de menos a más. En un primer momento, el perro trabaja en entornos controlados y con mínimas distracciones. Luego, poco a poco, se van añadiendo dificultades en su entorno para reforzar su capacidad de concentración. Se comienza con sonidos ambientales como música, después se incorporan objetos como pelotas en el suelo o comida cerca, para pasar a distracciones más intensas como personas saltando o gritando.
El objetivo es que el perro “Aprenda a ignorar cualquier estímulo externo y entienda que lo más importante es marcar el olor”. Además de la marcación, se trabaja la capacidad del perro para seguir el rastro en movimiento, pero con la condición de que, aunque el olor se desplace, deba fijarse en el punto exacto donde se origina el foco del olor.
Este entrenamiento se enfoca tanto en el K9 como en el guía. Un buen guía debe tener un excelente manejo del “timing” y saber reforzar al perro en el instante preciso en que realiza correctamente el ejercicio. La sincronización entre el binomio es “Clave para el éxito del trabajo, ya que sin una correcta comunicación y refuerzo, el perro podría confundirse o perder la motivación”.
Por ello, este proceso siempre se desarrolla de forma progresiva, aumentando la complejidad de manera controlada para que avancen juntos. A base de constancia y entrenamiento, se vuelve capaz de detectar personas en movimiento en cualquier entorno, manteniendo el foco en su tarea sin dejarse afectar por lo que sucede a su alrededor.
A la hora de marcar, para evitar que pueda dañar con sus uñas, se les enseña a doblar las patas delanteras y marcar únicamente con la trufa. Así pueden indicar el lugar donde se encuentra la sustancia, tanto en una persona como en un vehículo sin producir ni daño ni siquiera tocar al individuo en cuestión.

Obediencia
Romero prepara perros para detección de narcóticos solo a policías locales. También realiza seminarios abiertos a todos los policías, tanto del estado, autonómicos como locales que quieran participar. Además, sí que “Hacemos preparación de detección deportiva para gente con su perro, que eso es otro tipo de detección, enseñamos otro tipo de cosas”.
Para trabajar con un perro en la calle y llevarlo tanto con correa como suelto, el K9 debe tener “una obediencia no a nivel de campeonato ni profesional, pero que tenga una buena llamada, un buen quieto, que cuando le corriges y que haga una acción que el perro no deba haga caso a la primera. Necesita una obediencia alta”.
Vale cualquier tipo de raza para preparar un perro detector. Se busca uno que tenga mucha intensidad y que tenga muchas ganas de jugar. Pero yo “Recomiendo razas medianas. Porque razas muy grandes de malinois o pastores alemanes, cuando hace las personas en movimiento sí que es verdad que la gente se puede llegar a asustar. Los perros pequeñitos puede ser un peligro para su integridad, porque les pueden pegar una patada. “Además, yo siempre trabajo con hembras, tanto por el tamaño como por el carácter”, matiza.

En la calle
Una vez preparado y entrenado llega el momento de salir a la calle y poner en práctica lo aprendido. Para ello han sido necesarios como mínimo entre cuatro y seis meses y el tiempo dependerá tanto del perro como del guía, que se someten a pequeñas pruebas. Pero todo dependerá de la evaluación tanto del perro como de la persona.
Generalmente no suele haber conflicto con los viandantes. “Yo nunca he tenido ningún inconveniente haciendo personas en movimiento con los perros, porque son muy muy precisos y a la hora de buscar no van chocando con las cosas”.

Sí que pueden surgir pequeños incidentes, cuando alguien sale rápido y se encuentra el perro de cara o choca con él. El K9 está preparado para no reaccionar de manera negativa, se pide perdón como ocurre cuando esto se produce sin perro.
La diferencia entre llevarlo con correa o sin ella “Es espectacular, suelto es mucho más eficaz, el perro puede trabajar y seguir el rastro mucho mejor para guiar mucho más tranquilo. Eso sí, tenemos que tener un control y de obediencia mayor”, concluye Narcís Romero.

 

(Páginas 14 y 15)

 

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